El bosque ya había oscurecido y las dos niñas, la pequeña princesita centaura y Ashima, andaban una al lado de la otra, sin saber dónde estaban.
-Creo que nos hemos perdido. -dijo la centaura de cabellos oscuros.
-¿No sabes ir donde está mamá?
-Mi mami siempre dice que si me pierdo, me quede quieta en el mismo sitio y que ellos me buscarán.
-¡Oh, ya es de noche y “teno” miedo!- dijo Ashima poniéndose a llorar. Thara, en un gesto de generosidad, le dijo que podía subirse a ella y abrazarla por los hombros, pero su amiguita protestó porque estaba alto y no llegaba. Thara dada su condición parecía mayor, aunque si llegaba el caso, no sabría defenderla. Ambas niñas eran demasiado pequeñas para estar solas; Ashima tenía tres años y Thara seis.
-¡”Quedo mumir”!-se quejó la niñita alada restregándose los ojos con el puño-
-Ya verás que los guardias de papi vienen pronto.- pero miró asustada la oscuridad que las rodeaba y no pudo evitar sobrecojerse de espanto al verse sola allí sin nadie mayor para protegerlas.
Ninguna de las dos sabía que los soldados de la guardia centaura, se habían desviado y estaban ya lejos. El bosque era muy extenso y la oscuridad traicionera.
Las dos niñas se quedaron allí sentadas en una piedra plana, Thara abrazando a su amiga y ésta con los ojitos cerrados dormía.
A media noche, no se dieron cuenta que una madre loba pasaba por allí y se acercaba curiosa para olerlas.Thara abrió los ojos para mirarla, quiso incorporarse y la madre loba retrocedió un poco echando las orejas para atrás, pero no vio en ellas ninguna amenaza, pues siguió su camino y ellas dos la siguieron.
-Vamos Ashima ¡despierta!- la pequeña asintió medio dormida y la siguió dándole la mano. Llegaron a una madriguera dentro de una cueva y las dos entraron y se quedaron allí estiradas. La loba las dejó y se fue con sus cachorros que gemían hambrientos.
A la madrugada, se despertaron asombradas ya que no recordaban como habían llegado allí y rieron divertidas al ver aquellos cachorritos que les lamían las caras y jugaban con sus cabellos y con la cola de Thara.
-¡Uf!¡casi no puedo levantarme!-se quejó Thara ya que por su aspecto era de mayor tamaño y casi no cabía.
Al final lograron salir, Ashima estirándole de las manos y vieron que ya era de día.
El bosque ofrecía un aspecto totalmente distinto, se veía luminoso y alegre, con numerosos pájaros picoteando por ahí y saludando el nuevo día con sus cantos.
-¡Ya no da miedo!- dijo Ashima contenta y abriendo las alas, se dispuso a volar instintivamente hasta unas rocas, pero su amiga se quejó:
-¡No puedo volar como tu!- pero entonces, vieron como en la lejanía venían volando una pareja de seres voladores.
-¿Donde esta tu mama?-le preguntó la mujer.
-Nos hemos perdido.
-¿Tú y quien más?-entonces pudieron ver como otra niña más abajo se esforzaba por llamar su atención.
Bajaron los dos hasta posarse en la hierba y miraron a ambos lados.
-¿No hay ningún otro centauro cerca?-preguntaron con desconfianza.
-No, nos hemos alejado del poblado sin querer y ahora no sabemos volver.- informó Thara sin ningún temor, ya que estaba acostumbrada a la presencia de las dos invitadas.
-¡Quero volver con mama!
-Yo me haré cargo de ella, la llevaré con nuestros hijos.
El hombre ángel observó a la centaura con detenimiento; quizás podría retrasar un poco sus quehaceres diarios y ayudar a aquella pequeña “ser de la tierra” a buscar su poblado, aunque no le agradaba en absoluto ver cara a cara a algún adulto como ella, sabía que eran bastante agresivos.
- - -
En el nido, Nuttel y Hezel los vieron llegar con curiosidad.
-¡Que bien que vienes tan pronto!¿quién es esta niñita?
-Se quedará con vosotros mientras buscamos a sus padres. Yo regresaré en un ratito mientras voy a por provisiones.
Cuando los tres niños se quedaron solos, le hicieron mil y una preguntas. Ashima contestaba distraída mientras miraba fascinada los juguetes que los niños tenían en el nido.
-¿Donde esta tu mama?
-Con los papas de Thara.
-¿Y quien es Thara?
-Es mi amiga.- fue la sencilla respuesta, aunque eso pareció satisfacer a los dos hermanos. Hezel anunció:
-Nosotros también tenemos un amigo, vive en el mar y...
-¡Es un “Tatrón”!-lo interrumpió la niña orgullosa de conocer a alguien tan especial.
-Se dice Tritón.
Editado: 14.10.2024