Nüe miraba el fuego encendido, sentada frente a la fogata; le costaba todavía acostumbrarse al calor de aquel material, su especie era vegetariana y comian alimentos crudos, como vegetales y frutas.
Hacía más de tres horas que había amanecido y todavía no tenía noticias de su hijita ni de la hija del rey.
Entonces Rilik, que también estaba con ella dándole ánimos se fue para el exterior:
-Oigo pasos, creo que viene alguien.- ella aguzó el oído y asintió; unos cascos se acercaban.
Salieron para recibir a unos cazadores desconsolados que regresaban del bosque.
- No las hemos visto, pero seguro que están vivas, si no habríamos visto sus cuerpos, eso es que nos hemos cruzado con ellas por otro lado.
Nüe se tapó el rostro apenada. La madre de Thara no quiso mostrar su debilidad, como esposa del rey que era y apoyó una mano en su hombro:
-Seguramente hayan encontrado otro poblado y las tengan allí.
Eso convenció a la mayoría, existían tres o cuatro formaciones rocosas con cuevas repartidas por toda la isla. Con esa idea fueron a comer más tranquilos; las niñas no podían haber desaparecido.
A la entrada del poblado, los dos centauros que hacían guardia vieron unos arbustos moverse, pero al ver los recién llegados, dejaron su postura ofensiva y corrieron a avisar al rey.
Quien había venido era un ángel adulto acompañado por la pequeña centaura cogida de la mano. Ésta al verse en casa se acercó trotando y los saludó:
-Él me ha traído a casa- ellos lo miraron con agradecimiento y cuando se iba a marchar por el aire, uno de los guardias le dijo que no se fuera, que el rey querría hablar personalmente con él.
Al poco se vio rodeado por el rey, sus esposas, cuatro o cinco guardias y una angustiada Nüe. Ésta se apresuró a preguntarle por su hija.
-Está con mi mujer y mis dos hijos en el nido. Está bien, no te preocupes.
Thara corrió a abrazar a su madre.
- He sido muy valiente mami, este señor vio el fuego desde el aire y pudo saber dónde estabais.
-Te tengo que agradecer lo que has hecho por las niñas. - le dijo el rey estrechándole la mano. Nüe quiso ir inmediatamente con él a su nido a encontrarse con su pequeña.
Una vez allí, los dos niños se entristecieron mucho al saber que iban a llevarse a su amiguita.
- ¿Cómo es que vives con los “seres de la tierra” en su poblado? - le preguntó la madre de los dos hermanos. Ésta les explicó por encima su historia, un poco avergonzada al tener que confesar que era una repudiada por los suyos.
-¡No queremos que se vaya!- dijo Nuttel apenada.
-Bueno, si su mama quiere, puede traerla de vez en cuando para que juegue con vosotros. No nos toca a nosotros juzgar a nadie y cuenta con nuestro apoyo para lo que necesites, a veces los nuestros suelen ser un poco estrictos con las leyes, pero no todos piensan así.
-Claro que sí, a mi hija le ira bien seguir manteniendo una relación con niños de su misma especie, además de tener amiguitos entre los centauros.
Hezel le dijo a la niña sin que sus padres lo pudiesen oír:
- Si vienes con nosotros a la playa, te enseñaremos a nuestro amigo del mar ¿quieres?- ella asintió, pero en aquel momento le apremiaba más abrazarse a su mamá.
-Cuéntanos, ¿cómo son esa gente de la tierra?-preguntó curiosa la madre.
-Son buenos pese a ser un poco rudos a veces. Tienen sentimientos como nosotros y son agradecidos, no creo que debamos tenerles miedo, aunque detestan a los extraños.
FIN
Editado: 14.10.2024