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Itshar fue directamente a la cala donde habitualmente se reunía con la sirena Shanna y después de esperarla, la vio surgir entre la espuma.

—Perdona por no haber venido antes, pero es que tenía que hacer algo importante.

—¿Tiene algo que ver el hombre sin alas que viste?

—Sí, pero no he venido por eso, he de explicarte toda historia y después me gustaría presentarte a alguien.

Una vez le relató su entrevista con el ángel anciano y como tuvieron que internarse en el bosque a pedir ayuda al pueblo centauro, la llevó en brazos donde la esperaba Zora metida en el agua junto a su amigo el tritón. Éste miró a la sirena, a la cual conocía, aunque no había tratado directamente con ella y ella le dijo visiblemente aliviada:

—¿Tú también mantienes relación con los alados? Creía que era la única y temía que alguien me descubriera.

—Lo extraño es que, conviviendo las tres especies en un mismo lugar, nunca hasta hoy se haya producido ese encuentro, hemos de luchar por esta represión que nos mantiene aislados unos de otros y aprender de las diferentes culturas, si el anciano tenía razón y provenimos de la primera especie que vivió antiguamente en la isla, no hemos de tener ningún tipo de prejuicio. —afirmó decididamente Itshar.

—Además, hemos sido informados de la amistad de uno de nosotros con un ser sin alas que se encuentra todavía por aquí, por el momento los centauros no harán nada por echarlo, no parece suponer ninguna amenaza.

—Y esos “seres de la tierra” ¿cómo son? Resultan totalmente inaccesibles a nosotros, jamás podremos interactuar con ellos ya que no viven en nuestro mismo territorio. —quiso saber el tritón.

—Nada parece ser imposible.

Nosotros sabemos que es así, ¿verdad? a fin de cuentas la vida de un bebé tritón fue salvada gracias a uno de ellos.

FIN