13. «Dandan, Dandan, DandanDandanDandan»
08:14 A. M.
Apenas desperté hace diez minutos. Pero, a diferencia de otros fines de semana, no salgo inmediatamente de mi cama. Decidí dejar el trabajo pendiente para mañana, hoy no puedo pensar en ninguna otra cosa que no sean las dos citas que tendré por la tarde.
En particular, la de Luca. ¿De qué quiere hablar? Parece obvio al recordar la novela gráfica «La loba», pero ¿y si no es eso?
¿Y si es eso y algo más?
¿Y si también quiere hablar sobre nosotros?
Ayer no hubo ni tiempo ni oportunidad para hablar. Luca tuvo la consideración de no desviar la atención de mi madre, además de que casi siempre hubo más gente a nuestro alrededor... o tan solo los dos sentimos que no era el momento adecuado.
Me despedí de mis amigas pensando en eso, me vine al apartamento, me hice un té y revisé mi correo. Más tarde me entretuve abriendo los obsequios de Babette, cené, me preparé para dormir y por fortuna no tarde en conciliar el sueño.
Anoche no soñé nada, y, a diferencia de otras noches, sentí que descansé; sin embargo, al abrir los ojos pensé en el correo. En si Luca dio alguna pista de que este sea cierto.
¿Hoy será el día en el que intente volver conmigo? ¿Lo pondría en duda? ¿Lo aceptaría?
Me extiendo sobre mi cama King Size hasta alcanzar el segundo cajón de mi mesita de noche, busco dentro y saco la caja de mi teléfono. Aún tiene en el interior los auriculares, pues solo escucho música en mi coche o, por otro lado, cuando me encuentro en el apartamento dejo sonar libremente el teléfono. Pero hoy quiero utilizar los auriculares.
Busco en Spotify «El Festival de la autocompasión de Ivanna Rojo» y escucho la primera canción. En mi cama hay cinco almohadas. Dejo dos bajo mi cabeza, me coloco de lado y entierro mi cara en la tercera al mismo tiempo que la abrazo con fuerza.
No dejo repasar en mi mente el correo o lo que dijo la enfermera sobre el deterioro de la salud de Babette. Luca tiene razón en que debo reunirme con los doctores para hablar en específico de eso.
Just gime me a reason
Just a little bit's enough
Just a second, we're not broken,
Just bent and we can learn to love again...
En minutos vuelvo a dormirme.
Abro de golpe los ojos cuando mi teléfono no deja de tintinear.
Tengo mensajes de Omi, Michelle y Victoria.
Le bostezo a la pantalla y los reviso con un ojo abierto y uno cerrado.
Omi: ¿Hay algún inconveniente si almorzamos en mi casa?
Omi: Tiene una vista envidiable: el lago de Ontiva.
Los mensajes son de hace media hora.
«¿El lago de Ontiva?», paso una mano sobre mi cara, pensando. «Eso es saliendo de la ciudad».
Ivanna: Pensé que almorzaríamos comida tailandesa.
Omi contesta rápido.
Omi: Un chef que acaba de inaugurar un restaurante a la orilla del lago me envía lo que le pida.
Omi: Oportuno porque antes utilizaba como Delivery mi helicóptero. Iba y venía con comida de un hotel del centro.
Hago girar mis ojos.
Ivanna: ¿Y no podías simplemente... contratar a algún chef?
Omi: Le quitas la diversión a la vida, Ivanna.
Ivanna: Son casi dos horas de camino.
Omi: Puedo pedirle a alguien que vaya por ti o, mejor aún: yo mismo ir.
Ivanna: No. Prefiero llegar por mi cuenta. Es solo que tengo un compromiso a las cinco en el CC. Pradera.
Omi: Si sales de aquí a las tres, llegarás a . Aunque eso sería menos tiempo conmigo! Déjame pensar.... ¿Ese centro comercial tiene helipuerto?
Ivanna: Llegaré en mi coche y me regresaré en mi coche, Omi.
Ivanna: Como sea gracias.
Omi: Bien. Pero entonces ven más temprano. No nos quites tiempo juntos.
Ivanna: De acuerdo.
Omi: Te envío mi ubicación. Llámame o escríbeme de tener alguna complicación.
Salgo de la cama a las 09:32 A. M, pero solo para detenerme una vez que reviso el mensaje de Michelle.
Michelle: Luca me escribió para preguntarme si tienes el mismo número de móvil o si le puedo dar el nuevo. Dijo que al googlear solo le aparece el corporativo, pero los dos sabemos que no lo utilizas, ¿le doy el nuevo?
También lo envió cuando estaba dormida.
Michelle: Como no respondiste rápido y asumo que la cita que mencionaron Victoria y tú anoche es con él, decidí darle el número.
Michelle: Mi experiencia en el tema también me indica que no te molesta que lo tenga.
Ivanna: Hiciste bien, Michelle. Gracias.
¿Luca me llamará o escribirá en el transcurso del día? La sola idea me da en qué pensar.
Me quito la pijama, desprendo los auriculares de mi teléfono y dejo reproducirse a todo volumen el festival de la autocompasión en lo que me ducho. Al terminar, vuelvo a exprimir mi cabello, alcanzo mi bata y estoy por salir cuando la música es interrumpida por una llamada de Victoria. No respondí sus mensajes de «Llámame».
Pongo en altavoz la llamada.
—Te dije que me llamaras al despertar —me recrimina.
—Desperté tarde y luego me entretuve respondiéndole mensajes a Omi de Gea.
Segundos de silencio.
—¿Cambió la cita?
—Sí. Dijo que será en su casa.