45. «Lune».
IVANNA
—Todo se me juntó de pronto —empiezo a explicarle en voz baja a Pipo.
Los dos recostados en un sofá diferente de mi sala, uno frente al otro, él con Sherlock en brazos, mientras yo con un trozo de pastel Red Velvet que me trajo de desayuno. Y no es necesario que hable en voz baja, estamos solos, y en mí apartamento... pero así es como me siento.
—... mi salida de Doble R, que no es fácil, he trabajado allí desde que terminé la universidad; la propuesta del 30%, trabajar de lleno en mi empresa, el deterioro constante de Babette, el regreso inesperado de Luca, ¡Luca!, y, ahora, un embarazo.
Pipo asiente, pensando.
—Y nunca contemplaste la maternidad.
—No. —Llevo ambas manos a mi cara.
—Lo tengo claro. La última vez que Simoné te pidió cuidar a su hijo dijiste que...
—Que me quería sacar el útero con un par de agujas de tricot. —Dejo caer mis manos—. Pero el hijo de Simoné tampoco es fácil. Es un preadolescente.
—Y no tienes paciencia.
—No. Y, de verdad, en lo único que me gustaría concentrarme en este momento es en mi empresa.
—¿Entonces?
—No me quiero equivocar —libero aire que retengo al decirlo—. Michelle y Simoné me dieron en qué pensar al hablar de «Decisiones apresuradas».
»Michelle dice que no sacrificaría su futuro por un hijo y Simoné, por otra parte, que tener a Calvin es lo mejor que pudo pasarle.
—Calvin, que, recordemos, es un preadolescente difícil. Como la mayoría de los preadolescentes y adolescentes. No se soportan ni a ellos mismos y luego uno tiene que hacerlo por obligación y... amor.
»Porque, ése es el punto. No es decidir si tienes o no un bebé. Porque no siempre será un bebé. Después será una niña o un niño, o lo que decida ser; y, si es lo tercero, le tendrás que ayudar a enfrentar su mundo. O puedes hacer lo mismo que mi familia y darle la espalda.
Clavo con fuerza el tenedor en mi pastel para hacer notar mi enfado.
—Pero, hay algo peor a que sea miembro de la comunidad —continúa Pipo—. Imagínate que quiera ser músico. Y tú, después de un día pesado, quieras dormir y él esté en la habitación continúa a la tuya con una guitarra eléctrica o un bajo. Motivo suficiente para echarle de la casa.
Arrugo mi nariz.
»O, peor que un músico, quiera ser actor... y fracasado.
—¿Te estás proyectando?
—Sí —reconoce, arrugando él mismo su nariz.
Echo mi cabeza hacia atrás, riendo.
—Como sea —Me siento derecha en el sofá—, con los genes de Luca es bastante posible que sí traiga la vena artística.
—Y se sienta incomprendido.
—Y, por lo tanto, sea extremadamente sensible. Luca es bastante sensible y dramático —recuerdo.
—O se puede parecer a ti —devuelve Pipo—. ¿Te imaginas lidiar con un pequeño o pequeña con tu carácter?
Vuelvo a arrugar mi nariz.
—El karma —agrega Pipo y entrecierro mis ojos en su dirección.
—Hijo de loba; lobito.
—En ese caso es preferible que tenga el carácter de Luca.
—O puede tener una mezcla de ambos —Pipo también se sienta derecho y cruza sus piernas—: una criatura increíblemente sensible e intensa —concluye y vuelvo a reír—. No, no, no... Fijo gay, y de la vieja escuela... Nos llevaríamos bien.
»Sin embargo, el punto es que: No es solo un bebé. Será un bebé un año. Por eso es tonto decir «Voy a tener un bebé». No. Error. Vas a tener una hija o hijo que será bebé un año. Pero ya dejamos claro eso. Y, sea como sea, desde el primer momento necesitará de tu tiempo, afecto y dinero. Y, aunque para ti, no es un problema el dinero...
—No tengo tiempo —medito—. Tengo demasiados planes.
»Y apenas empiezo a dejar caer mis barreras con lo del afecto —reconozco.
—Y ya quedamos en que no siempre será fácil. Mira a Calvin.
Asiento con la cabeza. Y oír eso, por fortuna, me ayuda por fin a decidir que...
—No obstante, la misma Simoné asegura que no se arrepiente de tenerlo.
Dejo caer con enojo mi tenedor.
—¿Entonces, Pipo? —De nuevo le dejo ver mi desesperación—. Ya habíamos llegado a un punto.
—Es que no intento persuadirte sobre qué decisión tomar —explica—. Lo que quiero es que dejes de sentirte culpable por dudar.
»Y, de cualquier modo, sé que tomarás una buena decisión, y lo sé porque las dos opciones lo son. Pero tú no eres Michelle o Simoné. Por el contrario, debes descubrir qué funciona para ti. Qué quieres.
—¿Por qué me tuvo que pasar a mí? —Hago a un lado el pastel—. Y justo ahora.
—Es un contratiempo derivado de un error humano.
»Ahora vamos con Luca —continúa Pipo, soltando a Sherlock para pasee por la sala—. Anoche dijiste que Laura tiene razón y contar con el papá es importante. ¿Te gustaría que Luca fuera parte de la decisión, que estuviera aquí acompañándote y, por ende, opinando?
Lo pienso.
—Sabes que puedes sincerarte conmigo.
—Son muchas cosas —reconozco—. Pero la que viene a mi mente ahora es —Recuerdo con cuidado mi última conversación con Luca y trato de explicarme—: ¿Sabes qué dijo cuando expuse que no es una decisión fácil de tomar por mi reciente salida de Doble R, mi nueva empresa y Babette?
Pipo niega con la cabeza.
—Dijo «Lo imaginé».
—Él te conoce Ivanna. O cree conocerte. Porque, cuando menos, conoce al dedillo tus barreras y mecanismos de defensa, o intereses y es que... nadie te imagina con un bebé. No puedes culparlo.
—Pero me lastimó que prácticamente lo diera por hecho. De nuevo «asumiendo».
—Entonces ¿lo vas a sorprender? —Pipo esboza una sonrisa maliciosa y a eso le sigue una carcajada.
»Me encanta que tu respuesta sea una mueca porque entonces queda claro que tu decisión no depende de quedar bien con él.