La Ley Del Lobo

Capítulo 8

Debes tener fría la cabeza, caliente el corazón y larga la mano.

Wolfram se dijo así mismo que necesitaba un respiro.

Siempre había pensado que los problemas nunca se arreglaban con la violencia, pero en estos últimos días se sentía agobiado con respecto a ese tema y pensó que tal vez no estaba acostumbrado a tratar con ese tipo de gente.

Este vio como John se iba con Victoria y Charlie, pensar en esta última no le sentaba nada bien. Charlie lo odiaba a más no poder.

Él siguió a Marco hasta unos metros, saliendo del local.

―Su excelencia―comenzó a decir―Sé perfectamente que en estos momentos usted no es quién dice ser, sin embargo como mayordomo que ha trabajado para tres generaciones de la familia Westhampton, es mi deber decirle que esa identidad no se le puede subir a la cabeza, no puede olvidar quién es

―Yo no he olvidado quién soy Marco

―Estuvo a punto de pelear de nuevo excelencia, usted no es así. El duque de Westhampton no debe ser así

No le dijo nada ¿Qué podría decir? Marco tenía razón, está bien que quiera pasar desapercibido, no obstante debería mantenerse al margen.

―Y con respecto a Charlie Magnus excelencia―continuó su mayordomo―Cuando usted decidió buscarla, yo no tenía ni idea que ella estaba aquí en West Oxfordshire y cuando la hallé, usted había ordenado que no volviéramos a pronunciar su nombre

―Muy bien, tú entiendes que lo que hice estuvo bien como duque de Westhampton ¿no es así Marco?

Él lo miró seriamente durante un rato.

―Sin duda alguna excelencia

―Bien

―Supongo que el que falló fue Wolfram

Este lo atravesó con la mirada―¿Cómo dices?

―Usted debía tomar una decisión ya sea como Duque o como Wolfram y la tomó como duque

―No los separes, soy ambos

―Con el debido respeto excelencia, usted sí lo hace ¿Se le olvida que lo vi nacer?

Esto era el colmo. No iba a permitir que su mayordomo lo riñera.

―Dígale a su hijo que ya lo ayudé―y al decir esto se fue.

Marco hizo una reverencia mientras este se iba―Sí excelencia

***

Charlie se levantó de pésimo humor.

Se le había caído la taza de té y era lo último que tenía, le había caído un libro en la cabeza que Dios sabe dónde demonios cayó y se había golpeado el dedo meñique del pie con la cabecera de la cama, justo ahora se encontraba sobándoselo mientras protestaba del dolor.

Simplemente se negaba a aceptar que su mal humor y frustración era porque Tyler Breedlove había desaparecido sin despedirse de ella.

No podía negar que este era guapo y alto-A ella le encantaban los hombres altos, ya que ella era demasiado alta- era amable, caballeroso y bastante serio. Nada parecido a su difunto esposo Charles que era una locura andante.

El hecho de que este trabajara para Wolfram, le enfurecía y más porque al parecer todos los criados de este lo respetaban de cierta forma. Había jurado y re jurado que no volvería a ver a ese canalla, infeliz, tonto, mujeriego, detestable, insufrible y ambicioso por nada del mundo.

<< ¡Ni por todo el té de China>> pensó furiosa.

Ella era consciente que los años habían pasado, que se había enamorado, que se había casado, que había enviudado, que luchaba cada día por ser feliz y que en su corazón debía perdonar. Sin embargo cuando está a punto de hacerlo, algo pasa. Siempre algo pasaba. Un recuerdo se asomaba, una noticia en el Times sobre los logros de Wolfram leía o simplemente escuchaba algún comentario y toda su buena voluntad se desvanecía. No le gustaba ser rencorosa, y había perdonado a Marsias y a Uriel por no defenderla, a Georgia siempre la había querido con el corazón porque ella había sido la única que había creído en ella y Iuola era tan solo una niña, dudaba que ésta se acordara de ella. Lady Agatha siempre la había tratado con cortesía, pero hasta allí y Nerissa... cuando Charlie se enteró de su muerte duró un día llorando. Se sentía impotente porque deseaba haberla visto por última vez.

Ella se levantó y se colocó el mejor vestido que tenía, era azul claro de mangas largas y con botones en la espalda hasta el cuello; la falda era de un azul rey y era de terciopelo; decidió peinarse y se hizo un tocado arriba con su corto cabello y colocó unas flores blancas en el moño. Hoy era un día muy importante porque iría a ver al vicario para el puesto de maestra de la escuela.

Ella se miró al espejo y sonrió―Vamos Charliene, ambas sabemos que estás cansada de trabajar en los campos de labor. Ese puesto debe ser tuyo

***

El siguiente evento de las festividades del primero de Mayo eran los campos de tiro.

Todo el que quisiera podría hacer equipos y participar; cada equipo disponía de una diana y de seis pistolas.

Wolfram había hecho equipo con Gabriel, Marco, Johnatan y Victoria que recién se había unido. Informó que había ido a casa de Charlie, pero que esta no se encontraba.

―De seguro fue a ver al vicario para lo del puesto de maestra―le informó John―Dios sabe que debe dejar los campos de labor

―Totalmente―le dijo esta

Wolfram no dijo nada y se limitó a cargar su pistola. Deseaba saber con todas sus fuerzas que había sido de Charlie todos estos años, pero se dijo así mismo que obtendría esa información de otro modo que no sea preguntarles a ellos.

―Este año participan menos mujeres que el año pasado―dijo Caroline, la esposa de Gabriel mientras tendía una manta y hacía un picnic con los niños.

―A la mayoría les da miedo―comentó Gabriel mientras apuntaba hacia la diana

En ese momento pensó en las mujeres de su familia estando en aquella actividad. Lo más probable es que hubieran formado su propio equipo y sorpresivamente hubieran ganado.

―Menos mal y Charlie no está aquí―comentó John

―Sí, menos mal―dijo Marco mientras limpiaba su arma

―¿Por qué dicen "Menos mal"? ―quiso saber

―Por nada―dijo John apuntando y dándole bastante lejos del centro



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En el texto hay: wolfram, charlie, sagawesthampton

Editado: 02.03.2021

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