Hampshire, Inglaterra
Westhampton Terrace, Casa del Administrador
Habían pasado dos días y Charlie ya había arreglado todo. A pesar de que había encontrado la casa supremamente limpia, había decidido organizar los muebles a su gusto. La despensa también estaba llena así que no tendría que salir a hacer compras por un tiempo, aunque aún recordaba donde hacerlas al mejor precio. Tyler se había quedado con ella y le había ayudado, estar con él era muy agradable, pero a veces se frustraba porque era demasiado serio y no entendía las bromas de Charlie, siempre acababa explicándolas y él le respondía con un "Ah, que bien".
Ellos se encontraban en el jardín, habían colocado una manta y Charlie había preparado muchos bocadillos. El día estaba muy agradable y desde el jardín se veía una espectacular vista de toda la propiedad; la mansión se veía muy lejos, pero era solo una parte del recuadro que hacia aquel paisaje.
Tyler se había quedado dormido, tenía la cabeza en las piernas de Charlie y ella le acariciaba el cabello.
Se respiraba una paz deliciosa y Charlie no entendía por qué se sentía un poco inquieta; quizás porque aún no se acostumbraba a aquella paz infinita y también porque se sentía miserable.
Wolfram la acercó más a él—Quiero amarte esta noche.
Ella se quedó sin habla. Esas mismas palabras se las había dicho Charles el día de su noche de bodas y aquellas palabras habían generado en ella una confianza infinita.
Ella le colocó ambas manos en el pecho y se alejó un poco.
—¿Qué sucede?—le preguntó él.
Ella le sonrió con pesar—Parezco una estúpida virginal ¿No crees?
Él no le respondió.
—Tyler... ¿Podrías darme un poco de tiempo? Aún no puedo... Yo... Lo siento.
Él la abrazó. No dijo nada en un buen rato y la guió hacia la cama; ambos se acostaron y él no dejó de abrazarla.
—No hay problema, yo espero.
Ese recuerdo le arrancó un suspiro. Había tratado de olvidar aquello, pero no podía. Tyler había pagado sus deudas, le compró lindos vestidos, le dio una hermosa casa y le garantizaba bienestar y seguridad; ella no había podido hacer lo único que le tocaba como esposa: Corresponderle en el ámbito sexual. Él no la ha presionado, se han acostado en la misma cama y él solo le da el beso de buenas noches y se duerme. Era tan buen hombre que parecía sacado de una historia de Shakespeare.
Él abrió los ojos lentamente y ella le sonrió.
—Buenos días—lo saludó.
—Discúlpame por haberme quedado dormido
—No te preocupes
Él se sentó en frente de ella y a continuación se sirvió un poco de jugo.
—Mañana iremos a Gunters—le informó él
—¿Qué es eso?
—Una heladería
A ella se le iluminó el rostro—Había escuchado hablar de los helados, pero ¡nunca he probado uno! Gracias.
Él asintió—Pensé que te gustaría
—Me encantaría
En ese momento una figura conocida llegó hasta a ellos. Se trataba de Marco, su Fausta presencia no encajaba con el valle silvestre que tenían a su alrededor.
—Buenas tardes—saludó—¿Interrumpo?
—Para nada Marco ¿Cómo estás?
—Muy bien, espero que los dos estén muy bien y que la casa haya sido de tu agrado Charlie
—Así fue, muchas gracias
Él miró hacia Tyler—Su excelencia te necesita
—¿Está aquí?—preguntó Charlie
—Así es
—¿Y los demás?
—También
Tyler se puso de pie—¿Quieres verlos?
—No pienso pisar esa casa mientras él esté allí, mejor diles en confianza Marco que yo estoy aquí y que espero una visita pronto.
—Claro que si—le dijo este.
—Volveré para la cena—le informó
—¿Te tardarás tanto?—le preguntó afligida
—Espero que no, pero con él siempre se tarda un poco
—Es un completo idiota, bueno, ve y regresa pronto
Él asintió y se marchó.
***
Wolfram entró a Westhampton Room.
Se había cambiado de ropa, estaba vestido de negro, camisa blanca y corbata negra; como a él le gustaba. Su monóculo se sentía extraño en sus manos, pero no dejaba de acariciarlo el mando.
Las mujeres estaban sentadas en cada uno de los sillones y sus hermanos y sus cuñados estaban de pie detrás de sus esposas.
Ellas continuaron tomando su té y ellos lo miraron fijamente.
—Wolf no me lo vas a creer—comenzó a decir Uriel—pero tienes un gemelo en West Oxfordshire.
Él lo ignoró y se sentó en el sofá en frente a ellas. Becky le dio una taza de té y él la recibió.
—¡Ah! Eres tú Wolf, pensé que era nuestro administrador—le dijo Georgia—Perdona mi descortesía hermano, sólo consideré que no debía levantarme ante un simple criado.
Él bebió un sorbo de su taza de té y luego tomó una galleta.
—¿Crees que tienes el derecho de enviarnos esa carta?—le amonestó Marsias—Las situaciones que tuvimos nosotros y la tuya son completamente diferentes. Eso que hiciste fue un acto egoísta.
Wolfram tomó otro sorbo y Becky le sirvió más té.
—Me muero por escuchar todos los pormenores mi hermoso Sol de hielo—le dijo Aitasis—¡Esto es grande!
—Supongo que ya no deseas ser el primer Lord del tesoro—le dijo Iuola con desdén mientras dejaba la taza de té—Siento que aún se puede hacer algo, Charlie nos dijo que era viuda ¿Mintió? Porque si es así, casarte con una viuda no debería tener ningún problema ¿O sí?
—¿Más galletas Wolf?—le preguntó Becky y él asintió—¿Cómo está Charlie?
—Muy bien—le respondió
—¿Cómo carajos te casaste siendo Tyler Breedlove?—le preguntó Robert
Wolfram bebió un sorbo de té y lo dejó en la mesa.
—¿Alguien mas quiere agregar algo?—preguntó—¿Tú Altair?
Él le sonrió—Bésame el culo Wolf
Este se llevó el monóculo al ojo—Bien
Wolfram se puso de pie y tocó la campanilla; de inmediato Marco apareció e hizo una reverencia.