La Ley Del Lobo

Capítulo 29

Charlie abrió lentamente los ojos.
Un profundo dolor de cabeza, amenazaba con explotar en cualquier momento. Cerró los ojos y se tocó la frente con las manos, pero en ese momento los abrió de golpe. 
“Esta no es mi habitación” pensó. Se levantó muy rápido y se sintió ligeramente mareada. 
—¿Charlie? 
Miró hacia la voz y era Becky. Estaba sentada junto a la cama. Esta le dio una taza.
—Bébela, la preparó Iuola—le dijo. 
Ella la recibió y miró la habitación. Era muy elegante, estaba sentada en una gran cama, las paredes tenían distintos grabados en mármol, había jarrones preciosos, tres juegos de muebles y una gran balcón. 
Ella bebió un sorbo y la miró—¿Dónde estoy?
—Tuviste un ataque de pánico—le informó—Y eso provocó un desmayo. Iuola dice que los ataques son diferentes en cada persona. 
—¿Tuve un ataque de pánico? ¿Por qué?
Becky la miró profundamente y no le respondió; pero en ese momento recordó todo y soltó la taza, esta cayó y se hizo trizas. Su cuerpo empezó a temblar. 
—Becky...—susurró y está la abrazó de inmediato. 
—Perdónanos—le pidió esta mientras sus ojos se llenaban de lágrimas—Perdónanos a todos por engañarte, no sabíamos nada hasta que vimos entrar a Wolfram en la iglesia. En nombre de todos te pido perdón. 
Charlie no pudo evitar derramar lágrimas desesperadamente, se aferró al abrazo de Becky como si su vida dependiera de ello.
En ese momento todos entraron a la habitación y ella miró a Wolfram. Charlie abrió los ojos como platos. 
—¡No lo quiero ver! ¡Que se vaya! ¡Vete! ¡Te odio! ¡Vete!—gritó y Iuola se acercó a ella.
—Charlie respira—le dijo mientras le tomaba el pulso—Estás teniendo otro ataque 
—¡Te odio! ¡Te odio infeliz! ¡Vete! 
—¡Charlie tú corazón!—exclamó Iuola preocupada—¡Wolfram debes irte! ¡Está teniendo un ataque! 
Él no se movía así que Marsias y Robert lo sacaron por la fuerza. Ella sentía que su corazón se le iba a salir. 
—Tiene los ojos desorbitados—le dijo Georgia a su hermana—¡Iuola! 
—Necesito que se vayan—les ordenó Iuola y Altair se acercó a ella. 
—¿Que necesitas mi amor?—le preguntó.
—Sirve más té Becky—le ordenó ella y luego miró a su esposo—Necesitó que le digas a Wolfram que se mantenga alejado de ella, que si no quiere ser el responsable de su muerte será mejor que acate mis órdenes.
Él asintió y salió con los demás. 
Iuola hizo tragar a Charlie el té. 
—Bébelo todo, es por tu bien—le ordenó.
Ella así lo hizo y Becky comenzó a masajearle la espalda. Las tres se quedaron en silencio y Charlie fue regulando su respiración. 
Iuola le tomó la mano y se la apretó.
—Todos estamos contigo—le dijo suavemente—todos vamos a apoyarte. 
Ella no le dijo nada y Becky le acomodó la almohada. 
—Ahora debes descansar—le dijo Becky. 
Ella no podía creer lo que le estaba pasando. Se dijo así misma que era un sueño y que muy pronto despertaría en los brazos de Tyler. Sus ojos se sentían pesados y no tardó en quedarse dormida. 
Becky suspiró—¿Qué vamos a hacer Iuola? 
—¿”Vamos”? Dirás qué va a hacer Wolfram, tiene que rogar perdón y arrastrarse como un gusano o la perderá para siempre.


***

Wolfram se encontraba en su estudio, con una mano en la pared viendo la chimenea. 
El discurso que había dado fue aclamado y aplaudido por todos, sintió que era uno de los mejores que había hecho. A pesar de que lo había hecho con prisa, le había quedado muy bien. Luego de eso se quedó conversando con algunos cosechadores, cuando a lo lejos había visto a su mujer. Se había quedado anonadado al verla tan hermosa y fresca con ese vestido; cuando vio sus intenciones de acercarse a Darleen y a Lady Francesca, le había costado deshacerse de ellos. 
Él pensaba decirle toda la verdad una vez estuvieran juntos y no pensó que las cosas se salieran de control, al menos no de esa manera. 
Había visto el odio en su mirada y eso le dolió, le dolió como nunca le había dolido. Porque él la amaba. 
En ese instante sintió los toques de la puerta, pero no respondió. Su mayordomo entró lentamente, pero él no se movió. 
Marco le hizo una reverencia—Su excelencia, el duque de Leithold le manda a decir que ellos se encargarán de los invitados. Le sugiere que descanse. 
Él no le respondió. 
Marco hizo sonar su garganta—Han llegado sus invitados de West Oxfordshire, personalmente me encargué de que se le asignaran las mejores habitaciones como usted ordenó. 
Él asintió—Bien 
—¿Desea algo más excelencia? 
Wolfram asintió—Sí, deseó morirme. 
Su mayordomo no le respondió y suspiró.
—Excelencia creo que era algo inevitable, sólo debe conquistarla como Wolfram Westhampton y no como Tyler Breedlove. 
—Haces que parezca fácil 
—Ninguna guerra lo ha sido, pero hemos saboreado la victoria.
Él asintió—Es la primera vez que no sé qué debo hacer 
Marco se acercó a él y le tocó el hombro.
—Usted sabrá qué hacer, es el duque de Westhampton después de todo.


***

Charlie abrió los ojos. Sin verse en un espejo sabía que estaban hinchados. Miró hacia su derecha, porque se percató que no estaba sola. 
Su amiga le sonrió—Hola 
Charlie se sentó y ella se acercó a ella.
—¡Victoria!—exclamó mientras sus ojos se llenaban de lágrimas. Su amiga de inmediato la abrazó y ella empezó a sollozar en su hombro. 
—Victoria, Tyler...
—Lo sé, Jhonathan me lo dijo una vez que partiste. No podía creerlo. 
Ella se separó y la miró—Debo volver 
—¿A dónde? 
—A West Oxfordshire
—¡Claro que no! Debes quedarte aquí  ¡Charlie eres la duquesa de Westhampton! 
—¡No escogí serlo! ¡Yo me casé con un hombre y resulta que estoy casada con él ser que más odio en el mundo! 
—Pensé que el ser que más odiabas era a Charles—reflexionó Victoria—Te hizo algo peor 
—Él no me recuerda
—A propósito tengo un mensaje para ti
Ambas miraron hacia la puerta. Altair se encontraba recostado y avanzó hacia ella.
—¿Cómo te sientes?—le preguntó 
—Con ganas de irme lo más pronto posible 
Él le sonrió—Yo de ti no lo haría 
Ella no le respondió y sólo se cruzó de brazos. 
—¿Que mensaje tienes?—le preguntó Victoria—¿Debo irme?
—No, eres su mejor amiga—le dijo él—Yo fui el encargado de conseguir tu divorcio y pude hablar con tu Charles. Él me dio un mensaje para ti.
Ambas lo miraron anonadados. 
—“Dígale que lo siento. Que ya recordé la memoria, pero no la amo” 
—¿Eso dijo ese infeliz?—le preguntó Victoria enojada—¡Que vaya sabiendo que ella tampoco! 
Algo dentro de ella la había alertado que él ya no la amaba. Lo sentía incluso desde antes, él duraba horas y horas sin prestarle la más mínimos atención. Incluso había durado horas tratando de entender lo que estaba haciendo leyendo libros de ciencias. 
—¿Fue todo lo que dijo?—le preguntó a él 
—Sí. Charlie tenemos muy poco de conocernos, pero me caes muy bien. No puedes irte, no se lo perdonaríamos a Wolfram. 
—No tengo nada que ver con el—le dijo ella. 
Él le hizo una reverencia—Me retiro, excelencia
—¡No me llames así!
Altair se echó a reír mientras cerraba la puerta.
Victoria le sacudió los hombros—Escúchame bien Charliene Magnus, tú no vas a moverte de este sitio. Es más, yo me voy a venir a vivir contigo. 
Charlie se echó a reír. La risa le cayó como algo fresco.
—La duquesa de Westhampton necesita una dama de compañía—continuó ella mientras se ponía de pie y caminaba de un lugar a otro.
—¡Mira está habitación! ¡Es del tamaño de mi casa! Charlie esta es la vida que las dos no merecemos y no te voy a permitir que me quites mis privilegios. 
Ella se echó a reír—Tus privilegios
—Además es el momento de tomar venganza contra él, debes hacer que pague todo lo que te hizo sufrir. Charlie piénsalo. 
Ella se llevó ambas manos a los ojos—No puedo creer todo esto. 
Su amiga se sentó a su lado y le apretó fuertemente la mano. 
—Lo amas ¿verdad? 
Ella lo miró de hito en hito—¿Qué? 
—Eso es lo que te tiene así frustrada, te has enamorado de tu enemigo. 
Charlie no le respondió y se limitó a suspirar. 
—Escúchame bien, hazlo sufrir. Se lo merece, pero cuando estés satisfecha ámalo con locura. Déjate llevar, lo necesitas amiga mía. 
—Quiero irme Victoria 
—¡No vas a huir! Ahora eres Lady Charliene, eres la duquesa de Westhampton después de todo.



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En el texto hay: wolfram, charlie, sagawesthampton

Editado: 02.03.2021

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