Perdiz le dejo por su cuenta y aunque se había ganado las simpatías de la gente de la villa ya no pudo volver con libertad, robo un hacha del depósito de Thormu y se dispuso a proveerse astutamente de lo demás, podía hacerse un martillo con un buen trozo de madera dura y la época del año era ideal para hallar fruta en los arboles y bayas en los arbustos, y si tenía mala suerte cazando se conformaría con hurtar algo de las trampas de Perdiz.
Su tercer encuentro con Yuoko vino a coincidir con su segundo encuentro con Mitzahaven, estaba explorando, expandiendo sus horizontes conocidos, y se topo con una cueva y frente a la cueva estaba Youko, mordisqueando la pierna de Mitzah, mientras este permanecía acostado y mirando al cielo con divertida resignación.
-Youko, dulzura, aprecio los momentos que compartimos, pero iba hacía otra parte.
-¡Silencio!, atravesaste mis tierras, tus piernas son mías.
-Sobre la pertenencia de la tierra se podría debatir.
-¡No quiero tus complicadas palabras!
-“Complicadas” no es una palabra sencilla-ella gruño-te propongo esto: acaba pronto y dejare de hablar.
-Hecho-se puso a roer más deprisa.
-¡Oh, hola, Nicolay!-había volteado y le pesco.
-¡Ladrón!-Youko abrazo su presa-atrape al esclavo y se ira de aquí arrastrándose.
-¡Déjalo!-exclamo, casi sin querer, cuando recupero la voz que se le había ido de la impresión-tú no eres de ese modo.
-¿Qué crees saber de mi, ladrón?
-Lo más sensato sería no entrometerte.
-¡Va a arrancarte la pierna!
-Y la cazadora hundió uno de mis ojos pero aquí esta-era cierto, su cara lucia como si nada-puedo reponer cualquier parte de mi cuerpo desde la pieza más chiquita.
-¿No…no te duele?
-Oh, es abominable, quisiera morir ahora mismo-con esa sonrisa nadie lo creería.
Nicolay casi podía oír a Perdiz diciéndole que se largase de allí, que aquello no era asunto suyo, pero se fijo en que Youko llevaba encima la bota para agua que le había dado y se atrevió a acercarse.
-¿Quieres agua?
-¿Agua?-a pesar de que parecía que debía llevar un cuarto de hora mordiendo esa pierna no había sangre en su boca, más que una pierna aquello parecía un trozo de materia azul.
-Aquí, mira.
-Eso no es agua es…una cosa, como esta cosa que tengo.
-Es una bota para llevar agua-le enfadaba sobremanera que fuera tan estúpida en ese estado-yo te la di, hace días, cuando viniste a mi cabaña durante el receso, ¿siquiera sabes cómo se usa?
-¿Tratas de engañarme?, ¿quieres robarme otra presa?
-Mira, te enseñare a llenarla, ¿te parece?, si lo dejas ir te enseñare a llenar la bota y tendrás agua sin importar a donde vayas, pero deja a Mitzah en paz.
Uno casi podía ver la mente de Youko girando trabajosamente, como una rueda en el lodo, pero consiguió dar la vuelta, soltó su presa y se incorporo, mantenía una postura rara, como un animal a punto de saltar.
-Bien, agua por siempre en lugar de las piernas del esclavo, hecho.
-Vamos por allí-había un cauce cerca, antes de seguirla se dirigió a Mitzah-¿vas a estar bien?
-Tómense su tiempo, no iré a ninguna parte.
Qué bueno porque le hizo falta, Youko resulto tan cortita que tuvo que explicarle hasta como se le quitaba el tapón a la bota y sostener una frustrante discusión sobre que no era mágica y debía volver a llenarse cuando estaba vacía.
Al volver, Mitzah se estaba componiendo la pierna como si fuera de masilla, Youko le gruño con desprecio y se metió a su cueva, sin despedirse ni dar las gracias.
-Eres un sujeto peculiar, Nicolay, estoy seguro de que se te ha dicho lo suficiente sobre ambos para que te apartes pero al hallarnos enfrentados optaste por ayudar a los dos.
-Eso no era un enfrentamiento, era ella mutilándote y tu como si tal cosa.
-Trataba de razonar, fue algo inútil pero algo-se levanto de un salto, Nicolay llevo la mano a su cuchillo-¿Qué pasa?
-Youko puede ser peligrosa pero solo actúa así por lo que este juego le hace, contigo no se a qué atenerme.
-Oh, yo sería incapaz de herir a una criatura viviente, a no ser que dicho ser irritase a mi ama.
-Eso no parece difícil.
-Repítelo.
-Dije que tu ama tiene cara de enojona-Mitzah le miro y su sonrisa se amplió considerablemente.
-Peculiar en serio, pero no muy listo, supongo que me llevare el obsequio que la curandera envió para ti.
-¿Qué?
No había reparado en la pequeña bolsa cerca de los arboles, pego carrera y se apodero de esta antes de que Miyzah la tomara.
-¡Buenos reflejos!, te pones a tono con tu papel.
-Quizás deba ser un ladrón, por un tiempo, pero voy a convertirme en un héroe, ¿escuchaste?
-Fuerte y claro, dime, ¿sabes leer?
-¿Qué?-el brusco cambio de tema le saco de base-este…no… ¿es un requisito?