La Leyenda de Eros

Capítulo 3: El Primer Encuentro

El humo difumina al sujeto sólo observando su silueta, alto y corpulento.

Se acerca sin apresurarse a nosotros, sin temor pero a la defensiva vemos su lento caminar.

—¿Que rayos eres?— Ojos grises sin vida, con nariz aguileña, una piel oscura y portando una vestimenta elegantemente plateada

No articula palabra, si nuestros protagonistas quieren saber quién es, tendrán que matarlo antes...

Con la guarnición de sus espadas apuntando a la criatura y las ceniza roja surcando el ferviente cielo de nuestro pais

La humareda de Puerto Plata es semejante a la caldera​ de un volcán después de su erupción 
—No será necesario ir a por los bandidos— pronuncia Eros, rodeándolo incluyendo Mike 
—Ahora tenemos un enemigo en común Braulio— dice el capturado mientras toma su arma del bolso del mercader.

Se acercan sitiando al demonio, pero se adelanta y su mano derecha empedernida se dirige a Eros, el capitán con su escudo lo protege de esta.

El escudo de acero resistió el golpe pero lanzando al dúo al suelo

Mike toma su moderno rifle  disparándole a los pies vinotinto del contrincante, este con suaves laceraciones se prepara para lanzarse.

Eros adquiere una posición defensiva y Aarón contraataca, su espada rebota tres veces en la armadura antes de que una patada larga lo regrese a su posición inicial.

Braulio y un ataque súbito a la cabeza con su rifle hiere por fin al ser, mientras esté se repone Eros abandona su posición e inserta la espiga de su espada en el colosal muslo del abismal contrario.

El dolor lo inunda obligándolo a soltar numerosos quejidos, embiste a Eros en el abdomen, enseguida se acomoda su pelo rojo.

El maestro al atisbar como su aprendiz cae moribundo al suelo, sin pensarlo se lanza hacía su victimario.

Braulio suelta su espada y toma la espada del chico, Mike vacía la carga de su rifle y luego toma su arma automática.

En una lucha cuerpo a cuerpo la superioridad del ser es evidente, la dispante batalla continúa por media hora más.

Braulio tras ser lanzado por los aires hasta aterrizar encima del capó del auto decide tomar una decisión —Aaron vete, llévate a Eros y vete.— Con desapruebo sigue atacando a la criatura con insignificante daño.

Mike vacía cinco cartuchos en la cabeza del oponente, sólo rasgando un poco la oscura piel de la criatura, abandonando la mira de su rifle y desistiendo a pelear se acerca al demonio
—Dime, por favor ¿Que eres tú? Sólo deseo saber a quién me enfrento.—

Sus colosales brazos sujetan por el cuello al aguerrido Aarón y lo asfixia hasta dejarlo inconsciente pero sin matarlo soltándolo.

Con un paso seguro y lento, el aterrador ser se aproxima a Mike, una vez está cara a cara al bandido este puede percatarse de su gran altura mayor a los 12  pies.

Muy por encima de los magníficos guerreros que son el oficial Aarón y el mercader Braulio. Sus ojos grises se impregnan en el ,hablando por primera vez con voz suave pero gruesa.

-Demonio- Soy un Abisal de grado medio,pequeña presa irrelevante.

Arrebatándole el fusil al mercenario y burlándose de este que no puede ocultar su terror hasta el punto de encogerse de hombros y paralizarse.

Mike sólo piensa si están enfrentando a un espécimen débil de su raza de demonios, entonces será el principio del fin?

Retrocediendo un poco y con valor está vez le exige más respuestas al Abisal.

-Mike- ¿Como te llamas? ¿Que quieren? ¿De dónde son?

El demonio observa su perímetro, examinando que Braulio esta consciente pero sin condiciones para luchar.

Posteriormente se vuelve a su único adversario sin heridas al tiempo que destroza su rifle con sus ásperas y poderosas manos.

-Demonio- Sir Ascar Goulan el barón muerte... Un antiguo súbdito del que creí un líder; Retzos, el rey muerte.

El movimiento inusual de algunas hojas alerta al Abisal, sobre Aarón el cuál con su espada se acerca por el lateral derecho.

Sin incomodarse continúa su diálogo con varias pausas para oír a su alrededor.

-Goulan- Todos los Abisales provienen del Averno un planeta demasiado lejos de aquí, aunque mi casta y yo vivimos por siglos en el Kalte hasta que se nos expulsó.

Se siguen escuchando pisadas, el demonio no reacciona ante ninguno de esos actos y sigue su charla.

-Goulan- Nuestro deseo es simple, llegar a Sirio y tomar su portal, sólo he venido por alguien (observando a Eros) pero me he equivocado.

Ramas quebrándose avisan al monstruo sobre que el lisiado Braulio esta de pie tomando a Eros y alejándose de ahí.

El capitán deja su posición defensiva, suspicaz observa al barón, arroja su espada a los pies de aquel.

-Aarón- Demuéstralo Goulan, dejadnos ir, no somos quienes buscáis.

Perdiendo de vista al capitán se acerca a Eros en brazos de Braulio, señalando a el mercader que lo pose en el suelo. El capitán le permite sin compromiso soltarlo.

Goulan escupe en sus manos cenizas de un color naranja vivo, y lo deposita en el herido vientre del príncipe —No pareces ser el Eros de mis sueños, aún así no te perderé el rastro.—

Entendiendo de que se trató el ataque, Aarón sólo toma a su aprendiz —Despertará en un par de horas— tras sus palabras Goulan salta tan alto que parece ser un insecto y luego se transforma en una esfera de fuego con dirección a Puerto.

Braulio indica de su fractura de brazo a Mike el cual con unos paños del destruido auto lo atiende.

Luego sin haberlo pensado antes, observan como el auto se encuentra en excelentes condiciones inclusive mayor de lo que se encontraba antes del asedio.

Una hora después todos se hallan en el jeep listos para partir a Cabo; Eros inconsciente pero vivo, Braulio casi dormido, Mike y Aarón en la parte anterior del auto.

El viaje se torna tranquilo pero con incertidumbre ,que agravan las cenizas que sobrevuelan el cielo nocturno iluminándolo como si de luciérnagas se tratase.



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En el texto hay: principe, accion, demonio

Editado: 20.03.2020

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