La Leyenda De Los Busgos: Valor y Dolor

Capítulo 9: La Pluma De Oro.

La Iris Del Cielo volaba más rápido que ninguna otra ave viva. Sus plumas doradas no se doblaban con el viendo y aparentaba tener una rigidez propia de las rocas. Además de su increíble velocidad volaba a una altura sobrenatural para ser un pájaro, había momentos en los que llegaba a atravesar las nubes, las cuales se envolvían de un color amarillento por unos segundos. Su pico anaranjado cortaba el viendo y producía un sonido similar al de un silvido agudo y sus ojos brillaban con un rojo intenso permitiéndole ver a kilómetros de distancia. 

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Iris Del Cielo

Tras avanzar en el mar durante horas lo único que lograba percibir era un azul infinito de distintas tonalidades. Cada cierto tiempo la magestuosa ave descendía en picado y atrapa a algún insensato pez que osaba asomarse demasiado a la superficie para, minutos después, comerlo entero en el aire. 

 

Tras el incesante aleteo por fin comenzó a descender al lograr ver un poco de marrón en el inmenso azul, un barco decorado con la bandera de Pedregosa Del Mar, La Dorada. 

 

  • Venga, princesita, camina. - Le decía la pirata Phiela a Isabel, que caminaba con dificultad debido a su herida. - Tu compañía espera. 

Descendieron hasta la zona más baja del buque recorriendo el mojado suelo hasta, por fin, alcanzar un pequeño pasillo con jaulas de gruesos barrotes oxidados formando cuatro celdas. Cada celda estaba compuesta por tres paredes de barrotes y una del propio barco con una pequeña ventana por la que entraba agua cada vez que una pequeña ola alcanzaba en buque. 

 

Nada más entrar Isabel pudo ver en una de las celdas a su amiga Orfelina con su vestido sucio y mojado además de una herida en la zona izquierda de su cabeza.

 

Mientras las piratas encerraban a la princesa en la celda de enfrente Orfelina, más pendiente de las habitantes del buque que de Isabel, empezó a insultarlas. 

  • Puñeteras. - Decía Orfelina sin alzar mucho la voz mientras les escupía de manera torpe haciendo que el escupitajo quedase en los barrotes. - Sois unas puñeteras.
  • Cierra la boca o ya sabes lo que te pasará - Dijo Phiela mientras se acercaba a la doncella. 
  • Ay, ¿qué me pasará? ¿a qué te refieres?, no te entiendo- Preguntaba confusa Orfelina. 

Las piratas abandonaron la habitación no sin antes decir "espero que disfrutes de tu estancia en alta mar, princesita" para acto seguido cerrar la puerta. 

  • Orfelina, me alegro mucho de que estés aquí. - Dijo la princesa mientras, agotada y herida, se sentaba en el suelo de su celda. 
  • Pues yo no me alegro. - Decía Orfelina claramente malhumorada. - No vamos a poder salir de aquí. 

Mientras la doncella hablaba el barco atravesaba una fuerte ola provocando no sólo un ligero movimiento del buque sino que por la ventana de la celda de Orfelina entrase una contundente cantidad de agua mojándola por completo. 

  • ¡¡¡AAAAYYY!!! - Gritaba exageradamente la doncella. -¡¡¡VOY A ACATARRARME, VOY A ACATARRARME!!! 

Los bruscos movimientos del buque sumados a las heridas y la ansiedad empezaron a hacer mella en Isabel provocandole un severo mareo. La princesa colocó su cabeza en el suelo mientras veía el techo moverse y oía a su amiga quejarse de manera completamente descompensada. 

 

En la parte exterior del barco Phiela miraba la mar apoyada en la toldilla mientras comía una manzana. Una de las piratas, ágil, lanzó su cuchillo clavando, en un rápido y astuto movimiento, la manzana en la madera junto con el cuchillo. 

  • ¿A ti qué coño te pasa? - Dijo Phiela mientras, enfurecida, escupía los restos de manzana que masticaba en el suelo. 
  • Sólo podemos comer tres veces al día según las reglas, pero la puta capitana y tú coméis cuanto os da la gana y en cualquier momento. - Contestó la pirata.- ¿Te crees más por ser la segunda de abordo?. 
  • Shhh - Le dijo Phiela colocando el dedo índice delante de sus labios mientras se acercaba despacio a la chica. - No me toques el coño… 

La tensión estaba servida y las dos chicas estaban preparadas para iniciar una pelea cuando de repente:

  • ¡¡ORO VOLADOR!! - Gritaba una de las mujeres mirando al cielo. 

Las dos chicas cesaron su disputa para observar al animal en cuestión. Se trataba de la Iris Del Cielo que rodeaba el buque una y otra vez sin descanso. 

 

Phiela miró a las piratas y, mientras gritaba "LOS ARCOS, YA", dejaba clavada su lanza en el suelo. Pronto cinco piratas ya estaban listas en fila con los arcos bazo el brazo izquierdo y una flecha en la mano derecha como si hubiesen practicado esos movimientos miles de veces. 

  • ALZAD… TENSAD - Ordenaba Phiela mientras caminaba por el barco siguiendo al extraño animal. - DISPARAD. 

Las cinco flechas volaron hacia el ave pero ninguna logró siquiera rasparla debido al veloz rumbo del animal. 

  • DE NUEVO, RÁPIDO. - Gritaba la segunda de abordo. 

Las flechas volvieron a surcar el cielo y esta vez una de ellas logró darle al ave. La Iris Del Cielo comenzó a aletear de forma torpe y lenta mientras intentaba huir del buque. 



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En el texto hay: fantasia, humor, aventura

Editado: 06.04.2020

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