La tormenta era tan intensa que toda la electricidad del edificio se había cortado, aun así, una pequeña vela de cera con una llama en su punta hacia su mejor esfuerzo para iluminar la mesa donde estaba.
Su intensa luminosidad era suficiente para dejar ver los útiles, dispositivos electrónicos y apuntes en la pequeña mesa. Pero de todas formas no era suficiente.
–El comienzo del Gran Diluvio fue en el dos mil… –Antes de poder seguir un grupo de grises nubes chocó con tanta fuerza en el cielo que el trueno que generaron sacudió la ventana de vidrio y todo el lugar.
Abruptamente el fuego de la vela se apagó dejando todo el pequeño departamento a oscuras, sumado a esto las gotas de lluvia que caían impactaban contra la ventaba y las paredes como piedras que intentaban romperlo todo para entrar.
El miedo entró en mi cuerpo y de un salto caí de espaldas al suelo, acompañando el fuerte sonido las olas del mundo ahogado se movieron violentamente golpeando la base del enorme edificio. Por un segundo pude sentir como la estructura tambaleó un poco y esa pizca de miedo extra fue suficiente para hacerme correr al interior de la cama.
Mis padres no estaban presentes, así que con los brazos rodee la almohada con fuerza para llenar el vacío parental que faltaba, no era que mis padres salieron de fiesta o estaban ocupados como para prestarme atención. Como es costumbre uno solo puede ver a sus padres los fines de semana, el resto del tiempo hay que estudiar y trabajar para ser útil en esta sociedad, solo con cuatro horas de ocio al día.
Una vez que el sonido de los truenos disminuyó y los relámpagos se apaciguaron me animé a sacar un ojo de la sabana, todo estaba completamente a oscuras, pero mi vista se había acostumbrado a la falta de luz. –Todavía me faltan cinco temas para acabar, no puedo irme a dormir. –Me decía a mí misma–. Si mi promedio baja de siete será mi fin.
Antes de poder seguir hablando otro relámpago cayó al agua por sorpresa, fue tan intenso que por un segundo toda mi habitación se iluminó con un macabro color azul claro. Solo pude pegar otro grito del miedo y volverme a ocultar debajo de la sabana mientras ahogaba el llanto en la almohada.
Al final de tanto llorar termine durmiéndome y fue entonces que ese maldito y horrible recuerdo terminó, la pesadilla concluyó y mis ojos se abrieron para despertarme.
La situación en la que me encontraba cambió radicalmente luego de levantar mis parpados, la aterradora tormenta en medio de la noche y las fuertes olas y gotas de lluvia se desvanecieron como el recuerdo que eran. No solo eso, sino que la habitación pasó de ser un apretado departamento a una gigantesca y lujosa habitación con el estilo de un templo de la antigua Grecia, la cama también pasó de ser un rectángulo de madera con sábanas y colchas viejas a un enorme cuadrado con capacidad para cinco personas, esponjosas telas y colchones que daban la sensación de ser nubes.
El cambio más fuerte de todo fue que mi cama ya no era solo para mí, más personas compartían la cama y todas parecían haberse dormido luchando por estar un poco más cerca de mí. Al abrir los ojos también estiré un poco mis brazos y pechos junto a un sonido que salió de la boca, eso provocó que las demás personas descansando alrededor también se despertaran.
Me senté en la cama <Estoy sorprendida, imagine que dormiría muy incómoda con todos ellos, pero son realmente cómodos. Es como tener más almohadas que generan calor y te abrazan suavemente>.
–¿Descansó bien Reina Soberana? –quiso saber una chica acostada a mi lado y rascándose el ojo con una mano para acabar de despertarse.
–Espero que haya dormido bien con nosotras –añadió otra dulce chica recostada a la derecha.
La temperatura de mi cuerpo aumentó gradualmente y mis mejillas se sonrojaron bastante. –Esperen un segundo. –Evité las preguntas concentrándome en algo más–. Creo que faltan más personas. –Aunque mi cama tiene la capacidad para cinco personas la realidad es que siete éramos los que dormimos en ella, o eso se suponía cuando me acosté, pero ahora solo había cuatro: tres chicas y un chico.
Un golpe se produjo en la puerta de la habitación y dos personas más entraron, me alivié a ver que se trataba de la chica y chico que faltaban. Ambos tenían bandejas, solo que una estaba llena de comida y otra con tazas de jugo de naranja, café, leche, etc.
–Disculpe nuestra Reina Soberana, nosotros nos despertamos antes y decidimos traerle el desayuno. –La chica se dirigió a mí en voz baja y los dos dejaron las bandejas en la mesa de noche al lado de la cama.
<No pensé que esto terminaría así, pero no me disgusta el resultado> mi vista se trasladó de un lado a otro analizando a los presentes <Dentro del juego no diseñe a estos NPCs con un gran objetivo> como los Maestros de Nivel, Vigilantes de Área o los Planiti <A veces me sentía muy mal por problemas de mi vida diaria y necesitaba algo de ánimo, programé a estos NPCs para que dijeran palabras de apoyo y reconfortantes cuando pasara cerca de ellos>.
Las cuatro mujeres y dos varones eran de nivel 5 y pertenecían a la raza de los homúnculos. Ahora que todo se volvió real sus personalidades se basaron en las frases que programe que dijeran, y eso dio como resultado que estuvieran muy enamoradas de mí: Atentos, amigables, comprensivos, compasivos, reconfortantes; eran los adjetivos con los que podría describirlos. Por esos motivos no pude resistirme cuando todas insistieron en dormir conmigo.
Con expresiones afligidas en sus rostro la joven y el joven que llegaron me observaron. –¿Acaso usted quería otra cosa?
–¿No le gustó lo que trajimos?
Abandoné mis pensamientos para concentrarme en la realidad otra vez, sacudí mis manos de un lado a otro muy rápido para negar sus preguntas. –¡Claro que no! Todo lo contrario, muchísimas gracias por hacer eso.
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Editado: 07.09.2023