La Leyenda de un Castillo en las Nubes

Parte Dos: Preludio a la guerra 2.

El enorme candelabro colgando del techo iluminaba cuatro cabezas debajo, tres de las cuales estaban sentadas juntas alrededor de una gran mesa de piedra con una capacidad para 18 personas. Parado por detrás de su creador estaba el Maestro de Nivel de ese mismo lugar.

     –Mis cálculos estiman que llegaran mañana probablemente. Discúlpenme por tener que traerles malas noticias. –Terminó de explicar la situación Ludwig.

     Un incómodo silencio cayó sobre la sala de juntas por un momento. –No te preocupes por eso, tu solo nos informaste e hiciste un excelente trabajo. –Intentó reconfortarlo su creador pasando su mano por el cabello del niño. Seguido se giró para ver a sus dos amigos y compañeros–. Entonces ¿Qué deberíamos hacer?

     Con una de sus manos el elfo de ropa militar se rascaba la frente. –Realmente ya estoy al límite, son muy densos estos del Reino Carmesí. –Utilizando sus dedos DreamMurr contó los sucesos–. Llevaron a la especie humana al borde de la extinción, soltaron Hell Hounds en el Bosque Encantado para que no pudieran cazar espíritus, colocaron un Beholder en la entrada de sus minas; y encima ellos son los tocados y enviaron un contraataque.

     Mientras más cosas se sumaban a la lista más se liberaba la frustración y furia del miembro del Clan Diwedd. –¡Ya no los soporto! –Su sed de sangre propia del juego fue desatada–. Deberíamos utilizar nuestro mayor poder para acabar con ese batallón de imbéciles, y no solo eso. Deberíamos ir a hacer mierda a varias de sus ciudades también, para que aprendan.

     Theithir y Júpiter también se encontraban igual de molestos con la situación, aunque quedaron algo sorprendidos con esas ideas tan radicales de su amigo <Una cosa es hacer una masacre dentro de un videojuego, ya que es solo eso. Pero ahora estamos hablando de vidas reales en un mundo real> pensó la Reina Soberana de la Guerra. –O sea, no nos dejemos llevar tanto tampoco. –Intentó ella calmar a su compañero.

     –No me parece mala idea tu plan, solo la mitad –agregó el espectro–. Sin duda creo que sería bueno demostrarles algo de nuestro verdadero poder, quizás de esa forma ya no envíen un tercer ataque.

     Liberando su energía destructiva el elfo de cabello blanco golpeó la mesa de piedra con su puño–. Excelente, enviemos a las creaciones de Hachi. A los NPCs del Séptimo Nivel.

     Al terminar de escuchar esas palabras Jupiter y Theithir se levantaron abruptamente de sus asientos y movieron sus manos para calmar la tormenta destructiva de su compañero. –Espera un segundo. –La joven de cabello negro y rulado se reía nerviosamente–. Tampoco es para tanto.

     –Claro que si –le recriminó su amigo–. Intenta calmarte y pensarlo mejor. Los NPCs de nivel cien como los Maestros de Nivel son pequeños desastres andantes si los soltamos, ahora piénsalo con las creaciones de mi primo.  

     –O sea, lo que queremos decir –continuó la guerrera–. Es que si los soltamos sin duda acabarían con ese batallón en menos de cinco minutos, pero los daños colaterales que dejarían serian igual o más perjudiciales que lo que quiere hacer el Reino Carmesí.

     El fuego que ardía dentro de DreamMurr se apagó con un balde de agua fría, ahora él esperaba de forma seria e inexpresiva a que los dos terminaran de hablar. –Si, sí. Pero ellos traen un gigante coloso no muerto, y 400 de esos gigantes de tres metros con seis brazos.

     –Es verdad, tenemos que sacar un arma muy potente. Aunque no serán los seres del Séptimo Nivel. –cerró Júpiter con ese tema.  

     Llevándose una mano a la barbilla Theithir empezó a pensar de quien podría tratarse. –¿Los Caballeros Planiti?... No, son poderosos pero les costaría bastante derrotar a un coloso no muerto. –Él se respondió solo antes de que sus dos amigos pudieran hacerlo.

     –¿Qué tal los Forasteros del Quinto Nivel? –propuso el elfo militar.

     –Son fuertes, pero su poder radica más en la utilidad que el daño en ráfaga –contestó la humana–. ¿Qué les parece los ángeles pirata? El área del barco volador del Sexto Nivel, que diseñó TheCrazyEgg.  

     DreamMurr y Júpiter estuvieron de acuerdo. –¡Es verdad! Con el daño del barco pirata gigante podrían derrotar fácil al enorme coloso no muerto, además como el barco vuela por el aire esos gigantes no lo podrían atacar.

     –Anotémosla como una gran opción… –Aunque no quisiera, Theithir debía ser el aguafiestas–. …habrá que explicarle eso a los ciudadanos, sin contar lo difícil que será sacar un barco gigante del Quinto Nivel y llevarlo al mundo.

     Esta vez sus dos amigos se desilusionaron. –Bueee…. ¿y tú que propones? –reprochó su mejor amigo.

     El espectro lo pensó por un momento más y recordó la pestaña de configuraciones que aparece con el Legado del Clan y buscó allí alguna opción viable. Fue entonces que sus ojos y boca se abrieron al encontrar una opción más que perfecta. –¿Qué opinan de mandar a la Palma de un Ojo Divino?

     Ya que ese grupo de NPCs no era muy mencionado o visto, a sus dos amigos les tomó un momento, a que sus neuronas hicieran sinapsis para recordarlos. –¿Los que cuidan en Legado del Clan? –quiso confirmar Júpiter.

     –Los que creó Archiduc981 –le orientó el elfo.  

     A Theithir le provocó una sonrisa ver cuando sus dos mejores amigos se llevaban bien entre sí. –Es una excelente idea mi señor. –Ludwig se tomó el atrevimiento de meterse en la conversación de sus Reyes Soberanos–. Ellos obedecerán sin dudarlo, pero creo que tendrán una espina en sus corazones si abandonan la Sala de Cesar y dejan el Legado sin protección.

     Su creador apuntó con la mirada a DreamMurr y luego regresó al niño. –Bueno, en ese caso diles que mandaremos a alguien del Séptimo Nivel para custodiar ese ítem mientras ellos están fuera.

     Los dos mejores amigos del espectro intercambiaron miradas muy complacidos. –Es una muy buena opción, en especial por Nuke. No tendrán problemas –concluyó Júpiter. Y como DreamMurr no agregó nada se daba a entender que también estaba de acuerdo.




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