Desde hace varias generaciones atrás es que se maneja la idea de mandar una persona a la ayuda de su majestad en el cual pueda confiar, un fiel sirviente que acompañara al Faraón todos los días de su reinado hasta que este fallezca y acompañe a su señor al más allá.
Muchos ansiaban ser parte de la corte del gran Faraón, ser reconocidos como un ayudante de un semidiós era algo con lo que muchos jóvenes deseaban. Desde pequeños eran preparados en varias artes para igualar a la educación de la que un heredero era poseedor, aprenderse libros de memoria, saber de política básica como mínimo, reglas de etiqueta básica, saber de equitación, tener conocimiento en armas como el arco o el enfrentamiento de espadas en batalla, saber de astronomía y geografía, son algunas de los requisitos para ser parte de los seleccionados; muchos de ellos de buenas familias.
Pero no fue ni hace dos generaciones que a este cargo en el cual se permitían solo varones se añadieran los donceles, difiriendo de la idea de que estos no estaban preparados para tal trabajo y que su conocimiento era bajo además de no poder seguir el ritmo de una lucha de espadas debido a su fragilidad, otra cuestionante era que no podían serlo por querer pasar a la cama de los faraones para poder reinstaurar el concubinato en caso de encantarlo bajo sus labios.
Fueron muchas las objeciones que la persona que lo propuso en primer lugar se acobardo, pero no fue hasta hace 5 años que en el examen para escoger al nuevo Akil del heredero que se presentaron tres donceles, con habilidades excepcionales, innegable no votar a su favor según el jurado, uno fue el elegido en aquella ocasión.
Uno que tuvo que pasar otro entrenamiento privado debido a las objeciones de parte del consejo de ancianos y hubiera seguido si el antiguo Faraón Semenenra no se hubiera opuesto ante el descaro y osadía al no aceptar lo que ya estaba dictado, pero esto quedo en el olvido, el Faraón había cedido a su enfermedad para fallecer posteriormente dejando a su único hijo al poder de un imperio y una guerra
Fue tanta la conmoción por el repentino afinado que no se habló más del tema y al momento de la instauración del nuevo faraón el Akil se quedó, no más revuelo, no más objeción, toda la atención ahora había caído en el mestizo que tenían por nuevo gobernante.
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—Te ves realmente hermoso — alabo al doncel en frente suyo, no se cansaría de decirle sus virtudes si de ello conseguía las mejillas sonrojadas del contrario.
—Su Majestad este agradece el alago — se inclinó un poco en agradecimiento a su señor.
—Veo que has preparado todo un banquete en mis habitaciones — su vista recorriendo los platillos de un aroma delicioso, que recordaba ahora no haber probado bocado.
—Temía que usted no viniera, después de todo hoy también era su cena con su Alteza — era inevitable no ver en sus ojos el deje de tristeza al mencionarla.
—No la podría por encima de ti y lo sabes, agradezco haber llegado a tiempo en todo caso — acercándome tome su diestra en mi mano para luego besar su dorso con cariño.
—Se me aviso hace unos momentos que llego de las torres de vigilancia, ¿Por ello ha estado tan pensativo, Majestad? — pregunto con cautela, el toque de los labios en su muñeca desapareció, en el rostro de su señor la sonrisa se esfumo dejando su rostro neutral — Lo siento, no debí preguntar y ser tan impertinente —
—Puedes preguntar lo que desees, no tengo problema con ello. Saciando tu curiosidad es por los festivales próximos a llevarse — dejo caer la muñeca de sus dedos, estos volviendo al leve agarre que se tenían por encima de su vientre, una pose cortes.
—Ya habíamos armado un plan de gastos a llevarse a cabo hace unas semanas, ¿Podría saber cuál fue el problema? ¿No se tomó en cuenta los invitados o es otro el problema su Majestad? — el armo todos los gastos, organizo todos los festivales sin deje de error, no me incluyas en un trabajo en el cual apenas y participe por ir a las fronteras a ver los avances de la guerra.
—Todo lo que hiciste fue bien elaborado, lo que sucede es que el consejo al no quedar en total acuerdo buscan a su Alteza para que revoque la orden y se celebre como hasta ahora lo habían hecho, Bebianj tampoco es de ayuda, solo aviva el fuego entre ellos — saque de mis bolsillos una cadena de varias terminaciones, una araña de cabello. Con bastante cuidado y separando con ambas manos en adorno lo acerco a la cabeza del más bajo.
—Pero usted es su Majestad, ellos deben de obedecer — inclino su cabeza para su ayuda, y con cuidado dejo aquel adorno en sus cabellos, acomodando con cariño los mechones y que la cadena de oro no pueda caer, combinando con sus cabellos dorados dándole un brillo aún más hermoso.
—Ellos seguirán imponiendo obstáculos todo el tiempo que yo esté al mando, son gente que no se moverá del poder fácilmente — con el adoro de cabello en su lugar bajo lentamente acariciando la suave y rellena mejilla, sonrojada por los cumplidos o la vergüenza al sentir mi toque; pronto mis dedos terminan en su mentón levantándolo para que me mire a mí — Te queda realmente hermoso Abayomi — viendo sus hermosos ojos brillando he cambiado el tema, el día es para el trabajo y las relaciones políticas; mientras que en la noche soy solo yo, no un gobernante, solo un amante enamorado.
—Majestad, no debió de darme nada, mi cariño ascendente por usted no es por las joyas que me obsequia — nunca ha sido de esa manera, he pasado de admirarlo a amarlo desde hace mucho, dijo en su mente el doncel.
—Lo entiendo perfectamente; te doy joyería porque son parte de mi cariño, so parte de mi deseo de verte como la reencarnación de un inmortal, pero no puedo lograrlo porque al estar contigo las opacas con tu belleza — cuando termine el sonrojo nuevamente apareció en sus bellas mejillas, estaba tan avergonzado.