La llave

Capítulo 6

Las pesadillas diarias se volvieron más pesadas. Cada vez le costaba más despertar, y cuando lo hacía, el dolor en su cuerpo la dejaba paralizada en la cama. Luego, no podía evitar llorar. Se sentía observada, y entonces tenía que ocultarse bajo las sábanas, temblando y sollozando, aterrorizada.

La madrugada del domingo el sueño se hizo más largo.

El mismo inicio. La habitación solitaria y blanca, la cama suave y ella desnuda entre las cobijas. Las sensaciones extrañas e incorrectas, el ardor y el miedo al ver su cuerpo tan pálido. La aparición repentina del espejo, el inusual reflejo y su odio hacía lo que miraba.

Alexandra gritaba en su mente y pedía despertar, pero luego de un rato se tranquilizó, encontrándose con los ojos de su reflejo.

Se miró un largo tiempo, escudriñando en su mirada, intentando recuperar algo de sí misma de aquella persona en la que se transformaba.

Entonces su reflejo hizo algo distinto.

Su reflejó bajó la mirada, y las ojeras bajo sus ojos se hicieron tan notorias que parecían manchas de pintura. Miró sus manos, donde las uñas se transformaron en garras largas y gruesas, haciendo que sus manos se vieran toscas y furiosas. Su piel lucía escamosa y quebradiza. Su cabello ondeaba rojo, opaco.

Alexandra gritó sin emitir ruido, sintiendo un agudo ardor en los ojos, como si tuviera fuego. Entonces la bestia del espejo la miró, con un par de ojos rojos y brillantes… y enojados.

Alexandra comenzó a llorar, hiperventilando de miedo. Podía escuchar los rugidos de la bestia, pero no podía mirarla; abrir los ojos dolía demasiado. Los rugidos se volvieron más fuertes, y comenzó a escuchar golpes; quería salir del espejo.

Su ardor aminoró, y pudo mirar a la bestia en la que se había convertido, justo cuando rompía el espejo y se lanzaba al ataque.

Esta vez sus gritos se escucharon, tanto que sus padres corrieron alarmados para despertarla.

Cuando lo hizo y sintió sus manos tomándola, se alejó de ellos con terror y se acurrucó en una orilla de la cama, temblando. Y así estuvo largo rato, protegiéndose con las sábanas, llorando como una niña.

Su madre se acercó y le acarició el cabello mientras susurraba:

—Solo fue un mal sueño, vuelve a dormir.

Pero Alexandra sabía que no era nada más un sueño. Ya no.



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En el texto hay: vampiros, magia, fantasia y aventura

Editado: 27.06.2018

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