La llave

Capítulo 9

De nuevo estuvo distraída y alejada de las cosas que le rodeaban, pero ahora su mente no se mantenía absorta en el miedo, sino en la curiosidad.

—¿Cómo? —preguntó Alexandra mirándolo sorprendida. Ella no había esperado algo así.

—No es el momento, ni el lugar, así que… ¿podrías esperar a la siguiente semana?, prometo contarte todo si me prometes ser paciente.

Ella había aceptado, por supuesto, pero se mantenía intranquila. Él había dicho que le contaría lo que pasó… entonces algo había pasado.

¿Qué cosa había hecho que su primo cambiara de esa forma?

—Hola… —Sus pensamientos se vieron interrumpidos por una voz masculina, suave y animada. Un gran rubor se extendió por sus mejillas.

Mauricio tenía la edad de su primo, y de hecho había sido por él que lo había conocido. Tenía cabello y ojos negros y una sonrisa ladeada que fascinaba a Alexandra.

Era demasiado evidente que estaba enamorada de él.

—Quería hablar contigo, Alexandra.

Ella lo miró, sin poder evitar lucir sorprendida. Había estado escuchando cómo Alexa y Andrea platicaban con él, pero no esperaba que se dirigiera a ella en especial.

—¿Si? —Ella tragó saliva, nerviosa.

—En… privado.

Andrea y Alexa hicieron un cuchicheo incómodo que encendió las mejillas de ambos. Luego de alejarse al patio delantero, Mauricio le dijo:

—Es sobre Sandra. —Él soltó las palabras sutilmente, con cuidado.

—Ah…—Alexandra exhaló desanimada, con un poco de decepción.

—Quiere hablar contigo; lamenta mucho lo que pasó.

—Sí, yo igual.

—Alex…

—¿Podrías no meterte? —Por primera vez, Alexandra lo miró sin escrúpulos a los ojos, y su voz dejó de sonar gentil.

—Solo quiero ayudar.

—Lo sé. —Alexandra sonrió y bajó la mirada—. Es solo que no quiero arreglar nada con ella; gracias por… preocuparte.

Mencionó la última palabra con descaro, intentando hacer que fuera filosa. Y Mauricio pudo sentirlo. Ella se retiró luego de una breve despedida, y caminó apresuradamente evitando a Alexa.

Sandra había sido una compañera de primaria, que al paso del tiempo se volvió su mejor amiga. Una mejor amiga que no sabía guardar secretos.

Fue por ella que Mauricio supo lo que sentía, y fue por ella misma que Alexandra descubrió porque la gente mayor decía que el amor apestaba. Fue rechazada, no de boca de su amado, sino de una mejor amiga que no debió entrometerse. Por eso es que había mencionado aquella palabra como un cuchillo con filo, ella sabía que Mauricio no se preocupaba por ella, sabía que no la quería, sabía que nunca llegaría a sentir lo mismo; aunque él jamás se hubiera atrevido a decirle directamente. Ella lo sabía porque él le había contado a Sandra todo su rechazo, y ella se encargó de romperle el corazón.

“Es una niñada.”, pensó Alexandra, regañándose a sí misma, “Sólo estás encaprichada”

Y era cierto. Quizá era solo una tontería.

“Pero soy solo una niña.”

Y eso también era cierto.

“Y ella igual.”

Y ambas debían aprender.

 



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En el texto hay: vampiros, magia, fantasia y aventura

Editado: 27.06.2018

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