La llave de la verdad | Crónicaz Multiversales 1

Capítulo 14 - Feliz cumpleaños

Parte 1 

Tiempo: 

11:08 am, 15 de abril de 2002. 

Lugar: 

Palacio del Emperador, Nivel cinco, Condado de Alzeka, Continente Ranmer. 

 

La prisión del Condado se encontraba en la parte subterránea del palacio del Emperador Futtso. A medida que los cinco iban subiendo las escaleras, parecía que les faltaba un poco más el aire. Zoey se alegró un poco de no ser la única que estaba sufriendo así, ya que podía ver que Deymon y Aboran tenían los mismos problemas. Pronto, Lanss y Efraín comenzaron a bajar su caminata más lentamente. Llegaron hasta la planta baja del palacio, sus pisos eran de color blancos, con una gran alfombra que cubría gran parte, era una habitación bastante grande. Las paredes también eran blancas con cuadros que cubrían todas las paredes. 

—Su falta de respiración es por qué no están acostumbrados a estar a los cien metros de altura durante tanto tiempo —dijo el subcomandante Oto, mientras sacaba unas pequeñas máscaras del interior de un portafolio que sostenía otro serotiano. Oto les entregó a cada uno del grupo y ellos se lo pusieron sin dudarlo. Zoey lo miró por un instante, era una especie de barbijo de plástico transparente con dos huecos que daba con las fosas nasales. Zoey se lo colocó los diminutos huecos se acoplaron a su nariz y de un segundo a otro parecía respirar con total claridad y calma. 

—¿Por qué no sufríamos lo mismo en la prisión? —preguntó Lanss.  

—Cada una de las celdas están equipadas con unos dispositivos de aire que simula el ambiente que tienen en el suelo —expresó Oto—. Ahora basta de preguntas y marchen.  

Todos subieron las escaleras, un par de serotianos llevaban las jaulas de Lorko y Ardoz un largo pasillo con numerosas puertas a sus costados se presentó frente a ellos, rodeados por serotianos caminaron a través de aquel lugar. ¿Cuál es el motivo de que un Emperador nos llame? Se preguntó Zoey en sus pensamientos. No puede ser motivo el haber entrado a su Condado. No creo que haya sido tan grave y aún si lo fuera, no querría ni vernos. A lo mejor sabe que veníamos a buscar aquel cofre. Pero eso no tiene mucho sentido, el Emperador no sabe ¿O si sabe? 

Llegaron hasta el final del pasillo y se toparon con una gran puerta negra con un pomo de diamante, Oto la giró y las puertas se abrieron dejando al descubierto una gran habitación con forma hexagonal. Varias columnas sostenían aquel alto techo. En medio una mesa con la misma forma de la propia habitación, inmensa, con más de veinte sillas y al fondo sobre un par de escalinatas sobre un trono con el respaldar con varios líneas que cruzaban entre sí, formando una especie de estampado y en la parte superior cuatro lanzas en punta que apuntaban hacia el techo, Zoey bajó su mirada nuevamente hacia las sillas donde la mayoría estaban ocupada, a los costados estaban ocupadas por los cinco Galboreales que controlaban un aspecto del Condado pasando de izquierda a derecha estaban, el de economía, sociedad, la mano derecha del Emperador, medios de comunicación y la comandante de los serotianos. Que no era otra más que Sasha Gileo. En medio se encontraba el Emperador Futtso, su cabello negro tapaba gran parte de su cabeza y su corona lo aplastaba, tenía una papada un poco grande y su cuerpo era un tanto robusto, aunque los rumores decían que ahora estaba muy flaco comparado con otras décadas. Se decía en la década de mil novecientos setenta cuando tenía unos cincuenta años había llegado a pesar unos cuatrocientos kilogramos. Ya fuera la vejez o un estricto régimen de entrenamiento, el Emperador Bao Futtso había bajado decenas de kilogramos. Aunque no parecía muy viejo, ya contaba con unos ochenta o más años. En una de sus manos llevaba un bastón de oro y una capa larga de color roja se escondía entre el respaldar y su espalda. Los serotianos le ordenaron al grupo de Zoey que se sentara en las sillas faltantes enfrentados al Emperador y sus Galboreales en aquella gran mesa hexagonal.  

—Muy bien parece que por fin están aquí —dijo el Emperador Futtso—. Los esperaba hacía muchos días. Tenemos mucho de lo que hablar, vamos a empezar por lo más simple. Alguno de ustedes por esas casualidades de la vida... ¿No tiene una llave gris en su poder? 

 

Parte 2 

Tiempo: 

5:29 am, 15 de abril de 2002. 

Lugar: 

Cuartel de los serotianos, Condado de Alzeka, Continente Ranmer. 

 

Ulumer llegó hasta la base de los serotianos en uno de los camiones que llevaban y traían a aquellos soldados de uniforme y boina verde oscuro. Se había atado con uno de sus cinturones en la parte inferior del auto. Los últimos días el chico se la había pasado huyendo de cada serotiano que lo encontraba, la ciudad estaba completamente llena de ellos y patrullaban cada casa, tienda, parque y calle del Condado de Alzeka. La única forma que había visto capaz de infiltrarse en el interior del cuartel había sido por medio de los camiones de los serotianos. Eso estaba plagado y de guardias, si lo encontraban allí deambulando, seguramente ni siquiera lo enviarían a ninguna de las dos cárceles. Desató su cinturón y cayó en el suelo áspero. Giró rápidamente por aquel frio piso y se movió con cautela hacia un tanque de nafta que se hallaban a un costado, se logró acomodar un poco y miró por todos compartimientos de aquel extenso garaje. Había varios camiones, camionetas, motos y autos pintados de color verde con las insignias del Condado de Alzeka. Tengo que conseguir un uniforme y salir de aquí en el primer camión que vaya hacia el Nivel Cinco de la torre del Condado, pensó Ulumer prendiendo su linterna y comenzando a buscar en cada recoveco. Tal vez podría haber agarrado a alguno de los serotianos que se bajaban del camión, pero eso habría sido demasiado arriesgado, no puedo permitirme cometer ni un solo error. Tenía que salvar a Efraín a cualquier costo. Por más que buscó no pudo hallar nada, abrió una de las puertas pequeñas que se encontraban a un costado de los portones y salió a un pasillo, las luces blancas eran tan tenues que apenas podía ver más allá de un par de metros, al menos ahora no tendría que usar más la linterna.  




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