La Llegada De Freyja

8. Buscar...¿o no?

Un aro de luz rodeó el lugar, Freyja se mantuvo apartada, pero la energía emergente de aquella luz le daba a entender que era magia de uno de sus protegidos, quizás incluso de algún sacerdote encargado de su culto y los rituales ligados a ella.  Amär se mantuvo firme, procurando el bienestar de su señora, con uno que otro ademan de manos, la frondosa muchacha materializo una espada en sus ásperas manos y sujetándola sobre su cabeza se preparo para atacar, y de ser necesario morir en el acto. El aro se disperso y una figura oscura surgió de allí,  Amär alzo la espada y con el grito de mil ancestros vikingos se dispuso a atacar a la misteriosa figura.

— ¡Alto! 

La corpulenta muchacha se detuvo, justo antes de que la filosa hoja de metal si quiera cortara el aire en la atmósfera que rodeaba a aquella misteriosa figura. 

— ¿Está segura mi señora? ¡Podría ser algún enemigo peligroso!

Freyja reprimió una carcajada.

— ¿Cómo es posible que alguien como tú posea magia? ¡Cuando eres incapaz de detectar si quiera el aura de alguien igual a ti! — Amär apretó el mango de la espada, sin entender la rudeza con la que su patrona la trataba.

La figura oscura de repente fue iluminada por la luna, Freyja se giró hacia Máni y dándole una leve reverencia como muestra de gratitud por su ayuda, aunque no conviviera mucho con él, parecía que el dios de la luna estaba de su lado, era una lástima que Hati tarde o temprano acabará por devorarlo. Amär chasqueo los dedos haciendo desaparecer la espada y sin pensarlo dos veces corrió hacía la sombría figura, la cual le extendía los brazos alegré y complacido.

— ¡Aren! ¡Aren! ¡Por todos los dioses! ¡Por Odín! ¡Y por Freyja! ¡Creí que nunca más volvería a verlo!

Aren apretó en su pecho a su hija, acariciando las ásperas cicatrices que se negaban a abandonar la piel de la muchacha. Aren no podía describir la gama de emociones que tenía aquélla noche: por un lado todavía estaba asustado, no había entendido el poder que el mortal estaba obteniendo, menos se había puesto a analizar el daño que hacía tal cantidad de poder en semejante bárbaro como lo era Einar; a su vez, todavía estaba asustado, había estado a punto de ser violado, manchado y con eso perdería la esencia de su esposa para siempre, dando como resultado que no pudiera hacer alguna clase de trato con Hell, para así revivir a su amada; claro que estaba feliz, feliz de ver a su hija una vez más, dándose cuenta de lo mucho que él la necesitaba, ya que aunque Aren se negará a admitirlo él sin su magia no era nada, en cambio Amär podía desempeñarse en el campo de batalla como una gran maestra, como toda una experta, ella no necesitaba magia, la magia la necesitaba a ella.

— Escapé por poco, casi no lo logró, por un momento pensé que me tendría que someter a él.

Freyja dio un paso al frente indignada, ¿Cómo un estúpido mortal se atrevía a semejante sacrilegio? ¡Lo que Freyja unía solo Freyja desacía!

— ¡Nadie puede forzar a alguien más a unirse a él! ¡Yo te uní a Eithne! ¡Y nadie deshará esa unión!

Aren se aferró más a su hija, como si temiera que de un momento a otro la joven desaparecería.

— ¡Tú, brujo! Dime todo lo que sepas y te informo que estás ante la mismísima Freyja, diosa de la belleza, el amor, las valquirias y la magia.

Aren la miró de arriba a abajo, antes de caer de rodillas en el suelo, dándole plegarias a aquella espectacular mujer frente a él.

— ¡Mí señora! ¡Mí nombre es Aren y la serviré en todo lo que usted pida!

Freyja sonrió, adoraba cuando era exaltada de aquella manera, le fascinaba ser apreciada y exaltada.

— Bien, bien, sabes cómo tratar a alguien de mí nivel, ahora dime, ¿Qué ha sucedido?

— Es Einar, mí señora, el rey de Päev, el reino maldito, intento abusar de mí y forzarme a unirme a él, ¡Y no sólo eso! Él ha masacrado a cientos de sus hijos, de sus brujos, los ha forzado a trabajar para él para después masacrar sus ciudades y asesinarles.

— ¿¡Qué!? ¿Y acaso ellos no tienen magia? ¿Cómo es que pudo derrotarlos?

— Einar consiguió artefactos de bloqueó, les roba su magia o la vuelve inutilizable mientras ellos estén expuestos a dichos artefactos, ¡Yo mismo estuve expuesto a uno de ellos! No pude usar mí magia no nada similar.

Freyja trago grueso, había oído hablar de un enano forjador que había hecho un trato con un rey, creando artefactos de dudoso poder, pero jamás pensó que eso afectaría de tal manera a sus hijos, porque sí, todos los brujos y brujas eran sus hijos, ella les daba el conocimiento de la magia y ellos su lealtad eterna.

— ¿Qué aremos, mí señora? ¡Einar en un enemigo a temer!

— ¡La próxima vez que le vea le partiré la cabeza!

Freyja sonrió, ante la ferocidad de Amär, a veces se preguntaba cómo alguien tan pequeña podía contener tanta irá.

— Sólo sonrían, que su diosa los destruirá, es una promesa — Freyja miró hacía el bosque, ella sabía que allí habían runas que podrían ayudarla a buscar a Loki para que así le devolviera sus poderes —. Por ahora vamos al bosque, allí haremos un ritual de invocación o de rastreo, nuestro objetivo es encontrar a Loki, si lo logró podré obtener nuevamente mis poderes, ¡Y haré pagar a todo aquel que sangre mágica se atrevió a derramar!

Nadie dijo nada, nadie pensó, ni siquiera el aire se atrevió a moverse o hacer las hojas de los árboles bailar, no ante la majestuosidad de la Furia de Freyja, la suprema hechicera.

Las llamas consumían todo el lugar, pero pronto esas mismas llamas fueron consumidas por su mayor enemigo, el agua, dejando una nube grisácea saliendo de dónde anteriormente habían ardido aquellas llamas




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