La Llegada De Freyja

12. La llegada de Freyja

- ¡Oíd, oíd, la diosa Freyja ha regresado!

- ¡Oíd, oíd, la diosa Freyja ha regresado!

Freyja avanzó entre sus valquirias después de atravesar un portal, allí al lado de Helga y Brunilda estaba Amär, a comparación de las otras valkirias ella era una mosca, debilucha y sin la ferocidad nata que ellas demostraban, además de no tener los conocimientos suficientes en el campo de batalla. Todos, desde guerreros, valquirias y asgardianos hasta los propios dioses se alegraron ante la llegada de Freyja.

La poderosísima diosa llevaba una preciosa e imponente armadura, hecha de metal, ámbar y plata, llevando un cinturón repleto de armas y hachas, con una espada descansando en su vaina y una lanza en su espalda, con un característico casco plateado con dos alas doradas a cada lado de su cabeza y un escudo en su mano derecha. Amär jadeó impresionada, la imponencia y fuerza de Freyja casi la hace llorar, haciendo que el vacío en su interior aumentará, en sí tenía miedo ya que estaba en una guerra donde los mismísimos dioses iban a pelear y si los dioses estaban involucrados sólo significaba una cosa: aquél enemigo era de temer; las valquirias se inclinaron en el momento en que Freyja paso en medio de ellas y Amär imitó esa acción, sorprendiéndose ante la mano de Freyja que le acarició suave y rápidamente el mentón en el momento en que la imponente mujer paso al lado de ella, ganándose una mirada confusa por el resto de las valquirias, no era usual gestos de cariño por parte de Freyja, era una diosa benevolente, pero también fría, siendo justa pero manteniendo el espacio con sus súbditos.

Los demás dioses presentes aparecieron para recibir a Freyja, con Freyr corriendo hacia ella y abrazando a su hermana, todos emitieron un sonido alegré, con excepción de Odín y Frigg, que observaban preocupados a la diosa.

- ¿Qué sucede? - pregunto Freyja al notar la preocupación en ambas deidades.

- Se supone que no deberías volver, no aún.

Freyja abrió los ojos enojada, antes de blandir su espada furiosamente contra el cuello de Odín que opuso poca o nada resistencia.

- ¿¡QUÉ!? ¿¡LO SABÍAN!? ¿¡USTEDES LO SABÍAN!?

Odín empujó a Freyja, la cual se retorció en los brazos de Freyr que intentaba contener la irá de su hermana.

- No teníamos opción. - señaló Frigg - Si tú no estabas aquí, Ollmhór dedicaría más tiempo a buscarte que a prepararse para la batalla, iríamos por ti cuando la victoria fuera nuestra.

Freyja tembló de impotencia, tanto sufrimiento, tanta desesperación...¿Por nada?

- ¿Por qué no me lo dijeron?

- Eres demasiado valiente, Freyja - Odín golpeó levemente su lanza contra el suelo, captando la atención de todos - eso es malo, sabíamos que no escaparías mucho menos que te ibas a ocultar, no sin luchar, tampoco que dejarías a tus valquirias pelear solas, por eso tomamos esa desición.

- Era lo mejor, - apoyo Thor - desde que te fuiste hemos podido ganar varias batallas.

Freyja apretó sus puños, veía claramente que todos creían que aquella guerra era su culpa y no sólo eso: ahora también insinuaba que sin ella, la batalla estaba ganada, Freyja era orgullosa pero también incrédula, no creía que eso fuese verdad, debía asegurarse.

- Díganme todo lo que ha sucedido desde mí desaparición.

Los dioses se miraron entre sí, siendo Sif la que tomará está vez la palabra.

- Ollmhór ha estado viajando por los nueve mundos en tú búsqueda, sembrando destrucción y muerte.

- Logramos derrotar a varias legiones de Jotuns, pero por ahora nada es seguro.

El sonido de un rugido puso a todos en alerta.

- ¡Los gigantes se acercan!

Todos los dioses, valquirias y cualquier guerrero se prepararon portando con ferocidad sus armas.

- Sabemos lo que pasó, Freyja, - Tyr apretó su arma en sus manos, mirando a Freyja, cuya mirada estaba reflejada los gigantes listos para la batalla - debió ser difícil ver a un pueblo guerreros liderados por un brujo, lo siento.

- ¿Cómo lo supieron?

- Heimdall.

Eso fue más que suficiente para responder sus dudas.

- Bien. - los gigantes de hielo surcaban las montañas frías que rodeaban a Asgard, con sus filosas armas en alto y sus gritos de guerra haciendo eco en las entrañas de las montañas - Los mataré a todos.

Los dioses corrieron directamente a la zona de guerra, al sonido del grito de Odín, matando a todo cuánto se moviera, las valkirias eran feroces y hábiles, derrotando a varios gigantes en el primer ataque. Freyja sonrió orgullosa.

- ¡Brunilda! ¡Sváva! - ambas valquirias aparecieron dispuestas a acatar las órdenes de su ama - Protejan a Amär, es una guerrera feroz, pero no lo suficiente como para ganar.

Ambas valquirias asintieron.

- Pero... mí señora, ¿Entonces cuál ha sido el motivo de la traída de la mujer? Si no es una buena guerrera sólo será una carga.

La valquiria golpeó levemente a su compañera para retirarse rápidamente a la batalla. Al verse sola Freyja cerró los ojos reflexionando en aquella frase, era cierto, Amär no tenía ni idea de cómo pelear a comparaciones de sus valquirias, entonces...¿Para qué la había traído? La sonrisa distraída en el rostro de la chica la hizo abrir los ojos, ¿Era eso? ¿La había traído por la calidez que le hacía sentir? Quizás esa era la razón, para sentirse segura.

Tanto tiempo reinando, tanto tiempo viva, ¿Y para qué? ¿Para sentirse vacía? No, esa felicidad nadie se la iba a quitar. Freyja tomó su hacha y corrió por el techo del castillo para dejarse caer, cayendo directamente en su carruaje tirado por gatos. El carruaje se sacudió mientras volaban por el cielo a la vez que la diosa alzaba su lanza, permitiendo que la punta filosa de la misma atravesará las cabezas o cuellos de los gigantes que desafortunadamente encontraba.




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