Wilfred
Al llegar a casa, luego de despedirme de Belinda con un "hasta nunca", mi padre ya estaba allí. Sentí mucho pesar al imaginar la conversación que me esperaba. Odiaba sus exigencias y sus sermones. Odiaba ser hijo único y que todas las responsabilidades y obligaciones recayeran sobre mí.
Me quedé un momento en el umbral tomando fuerzas para ingresar y enfrentar a mis padres. Ellos pretendían que siguiera adelante con la boda con Janis, no tenían idea de que ella ya estaba saliendo con alguien más. Hacía ya casi dos meses que habíamos cortado y aquel día Janiset me dijo muchas cosas que, aunque en ese momento refuté de manera tonta, me hicieron reflexionar sobre mí mismo y la conducta que había tenido con ella en los últimos años.
Ella tenía razón, yo no la amaba, nunca lo había hecho. Cuando todo comenzó entre nosotros, a los dieciséis éramos dos adolescentes experimentando la vida. Realmente nos teníamos un gran cariño, pero no había atracción sexual entre nosotros, y aunque era bonita e inteligente, no me atraía en nada.
Sin duda, jamás sentí por Jan todo el torbellino de emociones que me había embargado hoy al ver a Ilenia Mordano; eso eran palabras mayores. Esta era una mujer con la que desearía ir más allá que con cualquiera, sin pensarlo dos veces. Por esto, decidí cortar definitivamente mi relación con Belinda, quien fuera mi amante, o una de tantas, desde que comenzara la universidad.
Realmente me había comportado como un cerdo con Janiset, y ella, siempre sumisa, había aceptado mi asquerosa conducta. Eso hizo que la vapuleara y que me pasara por donde no me daba el sol, todo respeto hacia ella. Pero ahora entendía que Jan simplemente estaba bajo la presión de su madre, al igual que yo actuaba por causa de los mezquinos intereses de mi padre. Ambos nos vimos forzados a esta relación que había durado más de la cuenta. No podía más que desearle lo mejor con su nueva pareja, ese era el motivo por el cual, el sábado por la tarde, me encontraría con ella, para poner fin a nuestra etapa juntos de una manera amistosa.
No di más de dos pasos dentro de la casa antes de que mi padre me saliera al encuentro.
— ¿Te das cuenta de que pudiste arruinar una gran oportunidad llevando a esa... cualquiera a un evento tan importante?
— No he arruinado nada — repliqué cortante.
— Más te vale que no lo hayas hecho, el lunes llamarás a Ilenia Mordano para explicarle las ventajas de trabajar con nosotros.
— Lo haré.
— ¿Cuándo verás a Janiset?
— Tenemos una cita mañana en la tarde.
— Bien, tengo un encargo para ti. Nuestro cliente, su abuelo, quiere que la lleves a un lugar en el bosque al norte de la ciudad.
— ¿Qué? ¿Para qué?
Una alerta sonó en mi cabeza. Siempre había sospechado que aquellas personas se encontraban en negocios turbios, aunque sus finanzas estaban bien, siempre me quedaban dudas, y más aún cuando conocí a aquel señor, semanas atrás.
— No te interesa para qué, solo debes llevarla y dejarla con su abuelo.
— Janis ni siquiera lo conoce — comencé a rechazar aquella idea.
— Eso no es asunto nuestro.
— No lo haré — declaré firmemente.
Aunque Janiset y yo no estuviéramos en el mejor momento, eso no significaba que no sintiera nada por ella, nos conocíamos desde el kinder y siempre habíamos estado juntos, se podía decir que era como una hermana para mí, y nuestro cariño era profundo.
— Claro que lo harás — mi padre, parado frente a mí, en el hall de entrada de la casa me miraba con expresión sombría y sus puños se habían cerrado.
Yo no le respondí, aunque no estuviera enamorado, nunca dejaría a Jan en una situación de peligro. Esquivándolo, subí la escalera hacia mi habitación y dejé a mi padre a solas con sus pensamientos.
***
Ilenia
Este no era un día laboral para mí; no obstante, bajé a mi oficina y comencé a juntar todos los papeles contables del mes, esperaría hasta el lunes, para pedir ayuda a Niall, ya que el plazo de entregas fiscales estaba cerca, pero no quería molestar hoy a mi amigo mientras estaba con su pareja destinada, puesto que la veía solo los fines de semana porque ella vivía en otra ciudad.
Se me pasó la mañana sin que me diera cuenta cómo y al volver a nuestro piso ya Janis había hecho el almuerzo para todos.
— ¿Hoy verás a tu ex? — Pregunté como al pasar mientras la chica servía la comida, lo que provocó un gruñido de parte de mi hermano, que estaba claramente disgustado con la situación.
— Sí — respondió ella mirando a Milo de reojo. — Nos encontraremos a las cuatro de la tarde, en la cafetería que está cerca de la universidad.
— Seguro todo va bien — afirmé recordando que él estaba con aquella chica rubia el día anterior. Era evidente que su interés por Janis era inexistente.
— Será bueno cerrar de manera amigable, Willy y yo somos como hermanos — mi cuñada hizo hincapié en esto último mirando a Milo, esta vez de frente y significativamente.
— Creo que terminar una relación de esa manera es lo mejor... — acotó Bianca, la pareja de Niall y en el intercambio de opiniones la tensión disminuyo.
Para mí era algo muy bueno que ellos cerraran su relación en términos amistosos, porque, en cuanto el vínculo se estableciera entre Wilfred Baumann y yo, ellos se verían muy a menudo y no era bueno que hubiera roces dentro de la familia.
#934 en Fantasía
#570 en Personajes sobrenaturales
#3694 en Novela romántica
mujerlobo, loba humano mate, loba mate humano amor sobrenatural
Editado: 30.07.2024