Las luces de la gran manzana son espectaculares, los edificios enormes, he escuchado parlotear sobre eso a Gina todo el día. Al final James terminó aceptándolo aun que no tan feliz, pero está haciendo el intento. Para que se calmara le prometí que llamaría todos los días y que al menor problema volvería a casa. El edificio de la universidad es gigantesco, el doble de grande que el de Houston, y su talleres son enormes, hay tantas telas y accesorios de todo tipo que Gina, Sam y yo quedamos con la boca abierta y no sabíamos por donde empezar. Recibir clases aquí es asombro pero aturde un poco, son tantos los nuevos conocimientos que parece que mi cerebro explotará.
— Necesito un break.
No había querido antes descansar porque estaba muy emocionada pero el cansancio me domina y no soy la única, Sam tiene ojeras y se nota que está agotado pero es que llevamos un par de semanas aquí y aún sentimos que no estamos al nivel de los demás.
— Creo que deberíamos salir hoy, desde que llegamos hemos estado metidos en este taller.
Comenta Gina mientras erolla una cinta elastica.
— ¿Gina, ya viste los diseños de aquel grupo? Debemos ser mejores que ellos.
Gina y yo miramos hacia atrás donde está el grupo de los excepcionales, así les decimos porque desde que estamos aquí ellos nos han dejado con la boca abierta con sus diseños.
— Oye Sam, creí que yo era competitiva pero tú me sobrepasas.
Gina tiene razón, Sam no nos ha dejado respirar ni un minuto, si no fuera por él, ya habría abandonado todo para dormir un día entero.
— Ya no se quejen, terminemos este diseño y vamos por un par de cervezas.
Suelta el rubio con animo. Gina y yo asentimos, mientras echamos un vistazo a la tablet, eso es algo que me encanta, ver los bocetos que dibujé en papel, digitalizados, parecen irreales, como si fueran de alguien más y no míos. Son casi las diez de la noche cuando salimos de la universidad y los tres estamos de acuerdo en una cosa, ¡morimos de hambre!
— El otro día mientras caminaba al apartamento, me fijé en un lugar que venden hamburguesas y cervezas, se miraba muy tranquilo, quizás podríamos ir.
— Umm, Sam que buena idea, hamburguesas y cervezas.
Gina se frota su estomago mientras dice eso y me mira de reojo.
— Suena genial.
Digo, tranquila, y la verdad tengo tanta hambre que comería en el primer lugar que viera.
El lugar estaba justo a mitad de camino hacia al departamento, La universidad se encargó de todo. Cuando llegamos ya estaba el pequeño departamento listo para los tres y todo queda muy cerca, incluso a una calle del edificio hay un pequeño supermercado, quizás por eso no vemos la necesidad de salir mas allá a la cuidad.
El lugar es muy bonito, en la parte de abajo es lo típico de una bar, una barra, mesas y al fondo una mesa de billar, pero la terraza es hermosa, iluminada con esas extensiones de luces que cuelgan de una pérgola junto con enredaderas de flores. No sentamos cerca del balcón pedimos, una chica se acerca a preguntar por nuestras órdenes, estoy tan hambrienta que me animo a probar una hamburguesa doble, pero lo pienso mejor porque es mi estomago hablando, una vez que se haya calmado no querrá terminar ese gran plato.
— Chicos necesito ir al baño.
Ellos asienten y yo busco el baño de chicas una vez que lo encuentro entro y una vez de haber hecho lo mío, camino a lavarme las manos cuando algo llama mi atención por el espejo, una hermosa y alta chica cabello negro con grandes ojos está tratando de cerrar un collar alrededor de su cuello, un collar con dos lunas, una llena y otra creciente, no puedo dejar de verlo y ella lo nota, yo solo le sonrío y le ofrezco mi ayuda, la cuál ella acepta. Me voy por su espalda y cierro el collar.
— ¡Es muy lindo! ¿Puedo verlo?
— ¡Claro!
Me contesta sonriente, tomo el dije y busco en la parte de atrás encontrando lo que ya sabia.
“ I love you to the moon and back“
No se cuanto tiempo me quedé viendo pero el movimiento de la chica me regresó a la realidad, haciendo que me riera nerviosamente.
— Disculpa, es que es igual al que me regalaron mis papás cuando era una niña.
— Este es un regalo mi novio.
Menciona la chica sonriendo y tomándolo con su mano. Ella se despide y sale del baño, yo me quedo con una sensación extraña. Salgo después de ella pensando en que estoy loca, como ese collar deben de haber muchos. Sigo a la chica con la mirada hasta que llega donde estaba sentada y veo que está besando a su novio, se aparta de él y siento como que una cubeta de agua fría ha caído sobre mi, el hombre con el que está a pesar de solo ver su perfil, lo reconozco inmediatamente, porque vi ese mismo perfil muchas veces al lado mío mientras miraba el techo acostado en la cama de la habitación en el Luxur. Sergio es el novio de esa chica, y yo no perdí mi collar.
Todo viene a mi mente rápidamente el día del rescate se lo entregué porque temía perderlo y él se lo ha regalado a su novia. Regreso a mi mesa, los chicos conversan amenamente y nuestras hamburguesas ya han llegado, apenas y me miran cuando me siento, yo solamente los escucho hablar tratando de comer mientras me giro para ver a la pareja cada par de minutos, después de un rato ellos se levantan de la mesa y caminan a la salida, esta vez no soy la única que los observa Gina también lo hace. Ellos se pierden bajando las escaleras, yo quiero ir tras ellos pero eso es estúpido así que me enfoco en terminar mi comida y mi cerveza.
De camino a casa paramos en el pequeño supermercado, estoy sorprendida de que aún siga abierto, compramos comida para nuestra cocina y Sam lleva más cervezas, al parecer él y Gina tienen planes para alargar la noche. Finalmente en nuestro pequeño apartamento yo les digo que estoy muy cansada, tomo una ducha y me meto a la cama, una media hora después la puerta de la habitación que compartimos con Gina se abre y ella enciende la luz de golpe, Sam entra también y se tira en la cama de Gina, y ella se sienta en la mía.