Esme:
Corríamos lo más rápido que podíamos. Después de que Carlisle recibiera una llamada de Alice, Rosalie y Edward desesperados diciendo que Bella estaba dando a luz en este momento, corrimos mucho más rápido.
-¿Qué pasa si los lobos están esperando en el borde de nuestro territorio de nuevo?. -Llamé a Carlisle.
-¡No te preocupes, tan pronto como se enteren de que Bella tuvo el bebé, estarán protegiendo su tierra con todos los lobos posibles!. -Respondió Emmett.
Todavía me sentía inquieto por toda la situación, pero las palabras de Emmett me dieron un poco de tranquilidad sobre todo el asunto.
Cuando llegamos a la frontera entre el territorio neutral y nuestra tierra, noté que no había lobos en absoluto. Pero pude escuchar gritos, aullidos de dolor, choques y grietas más cerca de nuestra casa.
-Carlisle. -Gemí ante los sonidos. Solo podían significar una cosa y no quería que eso sucediera en este momento.
-Lo sé, yo también lo escucho. -dijo, tomando mi mano en la suya más grande. Pasando su pulgar por el dorso de mi mano tranquilizadoramente, nos pusimos en marcha de nuevo.
Llegamos al jardín trasero en un tiempo récord.
¡Fue un completo caos! Alice estaba siendo abordada por un gran lobo gris oscuro. Edward estaba luchando con Sam, Jasper estaba subido a un árbol y los otros lobos rodeaban la pelea con ansias de saltar.
En ese momento, el lobo que había estado encima de la pequeña Alice estaba rodando por la tierra por la fuerza de un golpe. Leah acababa de saltar, derribando al lobo de Alice.
De repente hubo un grito ahogado. Un jadeo que vino de detrás de todos nosotros. Un suspiro humano. Podía oír el latido de su corazón; oler su dulce sangre. Incluso entre todo el caos, pude escuchar el pequeño y ahogado jadeo que venía detrás de mí.
Me di la vuelta a tiempo para ver a la amiga de la escuela de Bella, Angela Weber, de pie en el campo, justo antes de que un lobo marrón y gris me derribara.
-¡Esme!. -La voz de Carlisle estaba llena de terror.
Luchar contra el agarre fuerte y firme del lobo y mantener mi mirada en la forma aterradora de Angela fue difícil. Recordé las instrucciones de Jasper del entrenamiento de lucha de recién nacidos; "¡Nunca pierdas el foco!".
Sentí los dientes afilados y resbaladizos hundirse en mi antebrazo, sacándome de mis pensamientos y volviendo a la realidad. La realidad era aterradora.
-¡Carlisle!. -Grité en agonía.
El peso fue levantado con un tirón que me arrancó el brazo. Otro grito escapó de mis labios.
-No te preocupes. Lo arreglaré, dame un segundo. -Aseguró Carlisle. No estaba seguro de si era por mi bien o por su cordura, pero se lo dejé a él, gimiendo de dolor, tratando que no se notara.
Los años con Charles fueron suficientes para inculcarme eso. Nunca les hagas saber que te duele tanto.
Cuando sentí que me volvían a colocar el brazo sobre el hombro, sentí una quemadura, un escozor y luego pude mover el brazo nuevamente, con un ligero dolor en el hombro cuando lo hice.
-¡DETENEOS!. -La voz áspera y ronca de Jacob gritó por encima de los estruendos y estruendos de la pelea. -¡Se acabó!. ¡Si la matas, me matas a mí!.
Los lobos se detuvieron. Así se detuvieron, completamente en silencio. Alice se levantó del suelo y Jasper se bajó del árbol. Todos se giraron para mirar a Jacob. Edward fue mirado por todos.
Sam subió unos pasos con sus enormes patas y golpeó a Jacob con la fuerza suficiente para enviarlo de vuelta a mi jardín. Antes de que pudiera aterrizar sobre su espalda, su ropa se arrancó de su cuerpo y aterrizó a cuatro patas, en su forma de lobo. Estaba gruñendo, mostrando los dientes resbaladizos en señal de advertencia, y el pelaje rojizo de sus gruesos hombros estaba erizado por la ira. Parecía peligroso.
Carlisle me llevó a la casa; La forma ligeramente temblorosa de Ángela nos seguía tímidamente.
-Me lastimé el brazo Carlisle, no las piernas. -Le dije a mi sobreprotector esposo.
-Lo sé. Pero deberías sentirte agotada en unos minutos, sería mejor si te llevara a la casa. Puedes descansar en la sala con el bebé. -Me tranquilizó Carlisle.
El bebé. Eso trajo un montón de preguntas a mi mente. ¿Cómo se veía?. ¿Era un niño o una niña?. ¿Cuál era su nombre?. Era vagamente consciente de que Angela tenía una mirada perpleja en sus dulces rasgos.
-¿Que acaba de suceder?. Rosalie apareció en la puerta, un bebé dormido acunado en sus brazos; envuelto en una manta blanca. ¡Bueno, eso no ayudó a responder ninguna de mis preguntas!
-Los lobos. -Dijo Carlisle con indiferencia como si fuera algo cotidiano.
-¿Por qué llevas a Esme?.
-Le arrancaron el brazo. Estará cansada en un minuto.
-¿Por qué estás aquí?. Rosalie dirigió su atención a la palidez de Angela.
-Vine a saludar a Bella, escuché que había regresado de su luna de miel. -Dijo Ángela en voz baja. Su voz temblaba y me pregunté si se iba a desmayar o a vomitar. Podría ser cualquiera con el aspecto que tenía en este momento.
-No creo que ahora mismo sea el mejor momento para verla. No está en las mejores… condiciones para recibir visitantes. -Explicó Carlisle a la ligera a la chica de apariencia frágil frente a nosotros.
-Oh, ¿está enferma?.
-En cierto modo. -Dije desde mi lugar en los brazos de Carlisle. Estaba empezando a sentirme cansada, algo que nunca había sentido en mucho tiempo. No desde que salté de ese acantilado y estuve al borde de la muerte.
-Ha visto demasiado, solo cuéntale todo y dala a elegir. -Dijo Alice, entrando a la habitación desde afuera, arrastrando a Jasper con ella.
La ropa de Alice estaba rasgada y desgarrada. Manchas de hierba y barro salpicaban toda la parte de atrás de su blusa morada. Su corto halo de cabello negro como la tinta estaba desordenado, como si acabara de levantarse de la cama, aunque eso estaba lejos de ser el caso.
-¡Alice!. -Rosalie chilló, despertando al bebé dormido en el proceso.
-Dame el bebé. -Le dije a Rose.
De buen grado me entregó al bebé que lloraba y lloraba y salió corriendo, sin duda para encontrar a Emmett.
-Supongo que deberíamos decírtelo. -Carlisle, mientras nos colocaba a mí y al bebé en el sofá.
¿Olí… a limpiador de telas?.