La luz de la venganza

36.- El suero de la verdad

Aurora

Ya me había cansado, el no tener la ubicación donde se encontraba ese tal Ethan, ahora más que nunca necesitaba terminar con él para ser completamente feliz.

Y si para eso tenía que hacer sufrir a Olivia, Andrew y Sebastián lo haría. Ya me cansé de que piensen que soy la misma chica de dieciocho años que le tenía miedo hasta a la mínima hoja que caía de un árbol.

–Ya están listos– informo Steven saliendo de la habitación.

–Vale– asentí tomando todas las fortalezas que necesitaba para esto.

Gire el pomo de la habitación, en cuanto entre un mal olor a podrido inundo mis fosas nasales al punto de casi hacerme vomitar. Cerré la puerta detrás de mi.

Cuando eleve la mirada me encontré con los tres, ellos estaban amarradas a aquellas sillas, Sebastián y Andrew estaban golpeados quizás porque habían tratado de escapar pero no lo habían conseguido.

Me quedé de pie frente a ellos, mirando como al final para ellos nada había valido la pena, porque de alguna u otra manera terminaron perdiendolo todo.

–Quiero que ustedes dos– apunte a Sebastián y Andrew– me den respuestas– me senté en la silla frente a ellos.

–Aurora no hagas esto– murmuró Sebastián por lo bajo elevando la mirada– hazme caso y vete, aún tienes oportunidad de irte.

–Ya te he dicho que no– dije con voz golpeada para que me entendiera de una vez por todas– ¿Dónde se encuentra Ethan?

–¿Quién te dijo su nombre?– demandó Andrew.

No le respondí, pero por la manera en que volteo a ver a Olivia supuse que sabía la respuesta a su pregunta.

–¡¿Fuiste tu maldita zorra?!– trato de zafarse de las sogas pero no lo logro– ¡Eres un hija de puta!¡¿No podías quedarte con la boca callada?!¡¿Por qué se lo dijiste?!

–¡Por qué ya estaba harta!– sus mejillas comenzaron a ser empapadas por las lágrimas– quiero que Aurora mate a ese gilipollas que forma parte de tu familia, quiero que de alguna manera me de venganza por tenerme atada a ti.

Sus palabras parecieron herir de alguna forma a Andrew, sus ojos se suavizaron y empezó a retener las lágrimas que tenía.

–¡Basta!– sus miradas fueron hasta a mí– no importa quien me dijo su nombre, quiero saber el por qué me separaron de mis padres, ¿con que objetivo?

Mi mirada saltaba de uno a otro, pero ninguno mostraba señales de querer decirme algo, Sebastián y Andrew bajaron la mirada.

–¿No merezco saber la verdad?– ladé la cabeza.

Ninguno respondió nada, solo bajaron las miradas hasta el suelo y soltaban suspiros para ahogar el silencio que nos estaba haciendo compañía.

–Pensaba usar esto como último recurso pero no me dejan otra, ¡Steven!– unos segundos después él entro con un pequeño maletín que dejo sobre una mesa– si no piensan decirme lo que quiero por las buenas será por las malas.

–¿Qué es eso?– preguntó Andrew sin dejar de mirar cada movimiento que comenzaba a hacer Steven.

–El suero de la verdad, con eso ustedes no podrán ocultarme nada y así yo sabré todo lo que quiero saber.

–Aurora, te puedes llegar a arrepentir si llegas a saber la verdad– comento Sebastián.

–Puede que tengas razón– asentí– pero al menos si llego a morir me iré sabiendo la verdad y al menos hice un intento por tomar venganza.

Steven paso por detrás de Andrew y Sebastián, les inyectó el suero en los brazos y solo bastaron unos pocos minutos para que los dos quedaran en un estado donde parecía que estaban drogados.

–Ya puedes preguntarles lo que quieras– Steven se quedó de pie detrás de mi.

–Bien– solté un suspiro– es hora de saber la verdad.

Me pare de la silla caminando para quedar a unos pocos metros de ellos, sus ojos miraban todo a su alrededor y en ocasiones trataban de zafarse de las sogas.

–Quiero que los dos me digan todo lo que sepan con respecto a mi desaparición.

El primero en responder fue Andrew...



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En el texto hay: mafia, trianglo amoroso, amor

Editado: 23.08.2024

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