CHRISTOPHER
— ¿Seguro que es aquí?
— Sí, este es.
—Pero es... es un callejón.
Koran sólo me dedica una mirada de molestia. Se encuentra a un lado de mí, en los asientos traseros del auto. Sus ojos lucen intensos y extraños, me cuesta mucho enfrentarlo ahora.
— Sólo baja del auto, Smith. Estoy demasiado cansado y lo único que quiero es llegar a casa. — suelta, con tono desenfadado. Luce cansado de verdad, puedo comprenderlo por eso en parte. Este día ha sido tan jodido para todos.
Asiento, estoy a punto de bajar del auto, pero Jess me lo impide, tomando la manga de mi chaqueta con su mano.
—¿Ellos están de acuerdo en que nos traigas aquí? No quiero que se arme un caos. — ella se dirige a Koran ahora. Lo miro después, sintiendome confundido por lo que ha mencionado Jess. ¿Ellos?, ¿con quién iremos ahora?
El rubio rueda los ojos y se encoge de hombros.
—Ellos sabían que llegaría con el chico.
— ¿Pero nosotros?, ¡nos harán papilla a Josh y a mí cuando nos vean!
—Eres una paranoica, Jessica.— Koran sólo niega con la cabeza, esbozando por primera vez una sonrisa genuina —. Eres una humana, nosotros no le tememos a los humanos y mucho menos le haríamos daño a uno. Ni siquiera a ti... ¿Qué parte de que nuestro deber es protegerlos, no has entendido?
Los ojos de Jess se encienden en ira pura de pronto.
—¡¿Entonces por qué demonios has desconfiado de mí todo este tiempo?!
—Porque sigues formando parte de ese asqueroso clan, pero si Christopher cree en ti... no me queda otra opción. Además él tiene razón, por ahora necesitamos hacer una tregua. Recuerda que somos todos ahora contra Belia. — Koran termina y, seguido de eso, abre la puerta del auto y baja.
Todos observamos cómo se encamina, con las manos metidas en los bolsillos de su chaqueta oscura, hacia los adentros del callejón. ¿Qué demonios hace ahora?
Los chicos y yo nos damos una mirada antes de que nuestra atención sea atraída por él nuevamente.
— ¡¿Vienen o qué?!— grita, extendiendo sus brazos a los lados.
Sin más, bajamos del auto y después vamos por las mochilas que dejamos en la cajuela. Koran nos hace una señal para seguirlo, avanzamos juntos hasta llegar a los adentros de ese callejón oscuro que está en medio de dos enormes edificios, quizá sean algunas industrias. Entre tanta oscuridad sólo logro visualizar a un cesto de basura rodeado por miles de moscas. No logro reconocer el rumbo. Luce muy solitario y también peligroso.
El frío de la noche me golpea de pronto en el rostro, su roce me causa escalofríos. Observo que Jess y Josh igual logran percibirlo cuando cada uno se abraza a sí mismo. Mi primo no deja maldecir con voz temblorosa. Mi mirada viaja hasta a Koran y mi ceño se frunce en confusión al verlo cerca de una pared de ladrillos, trazando algo en círculos con su dedo índice.
<<¿Qué demonios hace ahora? >>
Luce concentrado con lo que sea que está haciendo ahí. Ni siquiera parece importarle las bajas temperaturas.
Después echa una mirada en nuestra dirección.
— Soy yo... ¿O es normal que te vea mas pálido que de costumbre?
— Ja-ja— traté de sonar sarcástico, pero el estúpido temblor en mi voz lo arruinó. Ahora el maldito sonríe con burla —. Gran plan el de venir a la peor zona de Manhattan.
— Ya, tranquilo. Esto no tardará.— Se cruza de brazos después, ahora luce impaciente. Ni siquiera nos mira, sólo observa a esa pared con gran concentración que me inquieta.
¿Qué demonios está esperando?
Ya me estoy creyendo eso de dejarnos morir congelados aquí.
No puedo evitar sonreír cuando observo cómo Josh abraza a Jess para cubrirla del frío. No sé por cuánto tiempo me quedo mirándolos, de verdad lucen tan bien juntos...
Josh es diferente con ella, lo he notado desde que la conoció, y Jess es una chica adorable y dulce que se preocupa por todos, todo el tiempo. Además es demasiado astuta, por eso me pregunto qué demonios le pudo atraer de un tonto arrogante como Josh, porque se nota demasiado lo maravillada que está por él. Ambos lucen así cuando están juntos, jamás esperé ver a mi primo de esta manera por alguien y menos por alguien que es tan diferente a las chicas con las que antes solía salir él. Al menos algo bueno salió de todo esto.
La nostalgia y la emoción se agolpan dentro de mi pecho, al apreciarlos cómo ahora lo hago. Me entusiasma verlos así, pero hay un derrumbe al mismo tiempo dentro de mí que me hace sentir preocupado. Es extraño... Quizá sea por la situación critica en la que nos encontramos ahora. Quizá sea... miedo. Tengo tanto miedo de que todo siga arruinandose por mi culpa... Tengo miedo porque ellos están tan involucrados en esta mierda ahora también.
Ambos giran para verme de pronto, su acto me devuelve bruscamente al aquí. Parece que no se dieron cuenta de que los estaba mirando. Sin embargo lucen con una gran interrogante sobre sus rostros cuando me miran, pero supongo que es porque no entienden tampoco lo que sigue haciendo Koran en esa pared.
El frio parece aumentar, la nube blanca que sale de mi boca en cada exhalación que hago, incluso me recuerda a una escena del Titanic. Mis manos comienzan a pagarlo también, ahora están tan entumecidas que ya ni siquiera las siento y mi rostro se siente cómo si fuese golpeado por cubos de hielo. Agradezco que al menos la nieve no esté cayendo, pero debo admitir que el frío en esta zona de la ciudad es más insoportable que en Cold Spring.
— ¡¿Me... me pu-puedes decir có-cómo diablos soportas a este jodido congelador?!— Josh le reprocha a Koran con una voz inestable, pero graciosa. Este lo mira, alzando las cejas, y sin despegar los brazos de su pecho.
Editado: 15.03.2023