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Los segundos ya no siguieron su transcurso, el viento dejó de soplar, el mundo dejó de girar y se quedó en el momento en el que sus ojos se enfrentaron con su fuerte e imponente figura.
El canto de los grillos se apagó, dejando que un silencio inquietante los envolviera de golpe. La oscuridad se volvió más densa, aplastante, casi hasta hacerlos parte de ella. El temor se podía sentir en el aire, e incluso se podía oler. Era demasiado abrumadora la tensión que se percibía, cómo una cruel bruma de terror y confusión que ahora mismo empezaba a consumir sin piedad.
"¿Quién es él?"
Se preguntaba Christopher dentro de su muy cansada y perturbada cabeza. No dejaba de mirar con curiosidad y nerviosismo a aquel hombre alto y de vestimenta blanca e impecable. Su presencia lo estaba inquietando demasiado, su mirada extraña y fría le hacía sentir amenazado. Su ingenuidad respecto a él... lo salvaba del cruel terror que sentían los demás en ese momento, pues ellos sí eran conscientes de quién era ese hombre.
El brillo extraño en sus ojos les mostró peligro, misterio y terror. Chris aún no podía descifrarlo, pero este hombre ya sabía perfectamente quién era él.
Sabía todo acerca de Christopher Smith.
Su gran e ingeniosa creación.
Chris lo seguía analizando, mientras que él, el gran y calculador príncipe Amon, sonreía por dentro. Sus ojos se deleitaron con la vulnerable imagen del chico del gran resplandor que yacía ahora en el suelo. Se sentía tan orgulloso de lo que había logrado. Oh claro que lo hacía, pues Chris era tal y cómo había soñado.
Su poder sobrepasaba sus límites de asombro, su pureza se conservaba intacta y resplandeciente, cómo el mas bellos de los tesoros. "El mejor de los destellos." Manum siempre estuvo seguro de que sería así, pues ya lo conocía... más que nadie.
Había esperado tanto tiempo para ver al dueño de esa alma pura, que hace dieciocho años atrás, había elegido para un importante propósito.
— ¿Padre? — Constans pregunta, sintiéndose incrédula y estupefacta. Está muriendo de la angustia, sabía que la presencia de su padre no significaba algo bueno.
¿Cómo era posible que él estuviera en este plano terrenal?
Eso no sería posible... hasta cierto día en el que la lista de las almas corrompidas por él, (los ocultos), se le fuera entregada.
¿Cómo puede estar aquí sin ayuda de la lista?
Para ella todo era tan confuso. El terror ya no la dejaba respirar y Manum disfrutaba tanto de eso. El muy maldito seguía burlándose por dentro. Se sentía feliz, victorioso, pues sabía perfectamente lo que seguía.
El silencio los torturaba y la mirada penetrante y satisfecha de aquel extraño hombre de cabello canoso, los asfixiaba. Manum quería disfrutar de su momento de gloria, se regocija, pues sabía que había ganado y que pronto se cumpliría su gran y añorado objetivo.
Los observaba a detalle, estaba impresionado por ambos.
—Oh vaya... — su voz resonó en un profundo tono que logró causarle escalofríos a todos. Su reacción no ocultó en nada su sorpresa.
Se acercó cautelosamente hacia aquél chico que estaba hincado sobre el barro. Chris, en cambio, no podía reaccionar, pues ya se había dado cuenta de la pesada oscuridad que envolvía a aquel hombre extraño y seguro.
Manum se acercó a él y lo tomó de la mejilla con su enguantada mano, para observarlo con gran asombro e incredulidad. Apuesto, cautivador, portador del mas importante de los poderes. Sanación... curación, esperanza. Luz sanadora, el destello de esperanza, el milagro.
¿Cómo no enorgullecerse?
Chris había superado todas sus expectativas. Una vez más... Amon había logrado acertar en todo.
Ningún otro destello era cómo él, ningún otro poseía un don tan poderoso cómo el de Christopher Smith. Manum no podía contener tanta emoción, Chris era mejor de lo que había imaginado.
—Valió la pena esperarte por tanto tiempo. — sonríe victorioso y eso sólo hunde a Chris en un inmenso mar d confusión y pánico.
<<No puede ser él...>>
El pobre chico aún intentaba huir de la realidad, pero sabía que aferrarse a la negación sólo lo dejaría más vulnerable ante la situación que la se le presentaba. Era él, claro que se trataba de él.
Al fin estaba frente a él... Frente al monstruo que provocó todo esto para fines aún desconocidos.
— Me felicito. Incluso tienes la misma belleza que ella.
— ¡Aléjate de él!
De pronto se escucha un grito desesperado que interrumpe la intención de aquel hombre, para tocar al chico.
Manum frunce el ceño y gira hacia su hija, quien, por cierto, seguía tirada sobre el suelo, herida por los ataques de Christopher.
¿Se conmovía por ella? Por supuesto que no.
Ella tiembla, de ira y de terror. No le interesa enfrentarse a su padre, lo hará por Chris si es necesario. Ahora está tan angustiada porque su padre está muy cerca de él. No tolera eso, mucho menos que lo toque cómo pretendía hacerlo hace un momento.
A ella le parece tan repulsivo. Está asqueada de la sola idea...
¡¿Cómo se atreve a hacerlo?!
Su perfecta y marmoleada piel es indigna de las garras de aquel monstruo.
—Oh, querida... Levántate de ahí, luces patética.
Eso hace enfurecer más a Constans, pero para ella es irrelevante ponerle atención ahora. Claro que está consciente de la vulnerabilidad en la que se encuentra al estar en esa posición, pero sabe también que se merece tal humillación.
El daño que le ha hecho Christopher con ese ataque... no se asemeja en nada al terrible dolor interno que el chico sintió, cuando perdió a su hermano. Ella aún se empeña en castigarse por eso.
Manum se acerca hasta donde ella después, y Constans trata de accionar rápidamente para evitar cualquier contacto físico que él pretenda. Ahora, más que sentirse preocupada, se encuentra furiosa con él.
Editado: 15.03.2023