—Eso creo. ¿Querías tener hijos?
—Siempre dije que en cuanto encontrara a la mujer adecuada tendría hijos.
Y aunque su respuesta me hace saber que su plan no era tener hijos con mi madre me hace saber que trata de ser tan sincero como puede.
—Creo que esa no era mi madre ¿Verdad?
—Creo que aún no la he encontrado, o creo que ella aún no me ha encontrado a mi. ¿Querías saber quién era tu padre?
—Si, creo que sí, siempre esperé que llegara el día en el que mi madre me dijera quien era, quería que llegara el día en el que me diera un abrazo, o poder llamar a alguien «Papá» ¿Por qué dijiste lo de que ella aún no me ha encontrado a mi?
—Mi mejor amiga, es mi asistente.
—¿Qué diferencia hay entre asistente y secretaria?
—Mi secretaria se encarga de todo lo que tengo que firmar, con quién tengo cita cada día y bla bla bla, mi asistente… bueno cree el puesto para ella hace un año, estaba pasando por un momento difícil, se había casado hace yo muchos años, pero desde hace poco su marido empezó a agredirla física y verbalmente, así que con ayuda de mis abogados logró conseguir el divorcio y el hombre está en la cárcel, no obtuvo un solo peso gracias a los abogados del hombre, así que quedó en la calle, se quedó conmigo durante un par de meses, y yo le di el puesto de mi asistente personal, me mantiene informado de todo lo que pasa con la competencia de los números de mis demás empresas, ya a veces hasta se encarga de pensar por mi, cuando yo olvido agendar las visitas y lo recuerdo ella ya lo ha hecho, es bastante eficiente, a veces me reemplaza un rato en mi oficina, es buena en su trabajo, no puedo negarlo.
—Estás enamorado de ella.
—Tal vez, pero ella no lo está de mi. ¿Ha Sido buena madre?
—No lo sé, creoq ie ha hecho lo que ha podido, pero, sigue bebiendo cada que le pagan, tratando muy poco dinero a casa, que a penas alcanza para la comida.
—Comprare una casa para ellas. Y le seguiré dando dinero a tu abuela cada mes, Pero a Daniela no le voy a dar un solo peso por mi cuenta.
—Lo entiendo. Se lo gastaría en alcohol.
—El sábado quiero que conozcas la empresa, prefiero que sea ese día y no mañana porque habrá dasiada gente, y no quiero que te sientas presionada, el sábado hay mejos personal y solo te presebtare a los administrativos y socios. ¿Te parece bien?
—Si —no le iba a a decir que no, es que por favor, ¿Cómo le iba a decir que no me siento cómoda al pensar en todo lo que va a cambiar mi vida de la noche a la mañana, porque, hoy voy a dormir en una cama. Sola.
—Pedi organizar una reunión con todo el personal de la casa para presentarte, cuando consiga un permiso de tu madre presentaré a Sara y a tu abuela.
—Sebastián, no quiero que me veas como una carga, no tienes que cambiar nada de tu vida por mi —Digo a sabiendas de que es un hombre soltero, que muy seguramente tiene un circulo social bastante grande y que no esperaba tener que lidiar con una adolescente de la noche a la mañana.
—Victoria, no eres una carga, nunca lo serías, si yo considerará que hacer todo esto iba a ser una carga hubiera dejado todo como estaba y no hubiera hecho nada para conocerte, para saber cómo vivías, como estabas, que educación estabas obteniendo. Desde el momento en el que tú madre me dijo que tenía una hija, te ame Victoria, porque eres mi hija, eres parte de mi, y no voy a permitir que consuderes que no es asi, eres mi hija y ge boy a tratar asi, voy a intentar compensar todo el tiempo que hemos estado separados. No porque deba hacerlo, sino porque quiero hacerlo.
Me quedo callada y una lágrima cae por mi mejilla, no esperaba eso, nada de eso, no me esperaba que me dijera cosas tan profundas como que me ama, porque bueno… lo conocí hace poco más de una hora, y no sabía de su existencia.
Cuando entramos en un estacionamiento me doy cuenta de que nunca había venido, nunca había entrado a un lugar así, que con ver los auto estacionados me doy cuenta de son igual que Sebastián, autos muy caros, asuntos que puedo asegurar valen más que una casa.
—¿Que quieres almorzar? ¿Hamburguesa, carne, sushi, pasta?
—No lo sé.
—Aqui hacen la mejor pasta de toda la ciudad ¿Que te parece si almorzamos allí?
—Bueno.
En cierto momento estacionan el auto y alguien nos abre la puerta y me ofrece su mano para ayudarme a bajar. Sebastián me hace una seña de que acepte y lo hago, bajo y le doy una sonrisa de agradecimiento.
—Ven con nosotros y mantente alerta. —le ordena Sebastián al hombre. —Vamos.
Pone su mano en mi espalda y me fui al interior, nunca había estado en un lugar tan lujoso, tan brillante, porque JODER esto brilla.
Subimos a un ascensor hasta el quinto piso cuando llegamos salimos y Sebastián hace lo mismo que antes para guiarme, entramos en un lindo restaurante y una chica se nos acerca, me da una mirada de pies a cabeza y recuerdo que llevo un vestido viejo y unas bailarinas muy gastadas.
—Bienvenidos, ¿Mesa para dos?
—Si. —contesta secamente.
Nos lleva hasta una mesa para dos personas tomamos asiento y nos entrega los menus. Cuando se va Sebastián vuelve a hablar —Te recomiendo la pasta a la Carbonara y una limonada de yerbabuena.
—Bien, entonces quiero eso.
—Muy bien.
Hace una seña y la misma chica vuelve, pide por los dos y cuando se vuelve a ir me mira.
—Perdon por lo que dije, no quise menospreciar esto, ni ninguno de los esfuerzos que noto que estás haciendo, solo… no estoy acostumbrada a nada de esto, la única persona que ha hecho algo por mi ha sido mi abuela.
—Lo entiendo Victoria, y mi reacción tampoco fue la mejor, el tono en el que te hablé tampoco fue correcto, no quería que te sintieras mal, y sé que tú tampoco buscabas que yo lo hiciera, pero eres mi hija, y entiendo que no lo hayas procesado, o no te hagas hecho aún a la idea, pero te pido que te lo graves en la cabeza, quiero que sepas que no eres una carga para mí y que nunca lo serás, y que estoy dispuesto a darte todo lo que quieras, todo lo que no he podido darte en tantos años.