Parecía que no había comido en días, incluso causaba un poco de incomodidad la forma en que se había comido tres sándwiches en menos de dos minutos. No sabía si hacerle un comentario por la forma extraña en que intentaba controlar su ansiedad o solo dejarla seguir, la segunda opción era menos peligrosa.
No quería romper la atmosfera y solo continuó bebiendo su jugo con tranquilidad, era como si la ira y la paz convivieran en una misma mesa, ni siquiera entendía como es que se llevaban tan bien siendo tan diferentes.
Cuando la mirada de Sonia se cruzó con la suya, levantó sus cejas en un juego divertido antes de reírse, aunque el jugo casi se le iba por la nariz. Cuando se dio cuenta la expresión de ella había cambiado por completo, parecía un cachorro tímido mientras bebía jugo.
—Desde lo que hablamos ese día has estado extraña.
—Ni siquiera se como se debería llevar una situación, no es como si fuera fácil hablarle a alguien y que al final te trate de loca o se aleje de ti.
—Te creo.
Tomó la mano de la contraria y la apretó levemente.
—Pero en el fondo sigues creyendo que es algo descabellado y no te culpo. Esto ni siquiera tiene sentido. Realmente, solo quisiera volver a mi vida original…No me importa si muero.
Frunció el ceño al escucharla y le soltó con cuidado.
—Deja de decir estupideces. Acaso… ¿quieres dejar atrás a tu familia y mi? ¿has pensado en eso?
—Lo he pensado…Pero a la vez, yo no pertenezco a este lugar. Mis recuerdos, mis sueños, mi vida pertenecen a otra vida que vida… Esto es como un mal sueño.
Prefirió no contestar sobre ello, ni siquiera podía imaginar esa tristeza que sentía en su voz. No entendía hasta que punto llega una amistad e incluso si alentarla solo estaba aumentando su desesperación y paranoia, pero, aunque sonara fantasioso, ella necesitaría ayuda.
Confió solo en él para poder expresarse, incluso retener un secreto como ese parecía difícil.
—Hagamos un trato… Vamos a terminar este semestre en paz. Ambos necesitamos aprobar si o sí. Haremos el proyecto y en el mes de vacaciones vamos a investigar… Necesitamos armar un plan de supervivencia. Ahora solo deja de comer tanto… Me estresas.
—Vale… Tú ganas.
Aquello la dejó desubicada y avergonzada. No podía imaginar que realmente estaba comiendo tanto. Se limpió la boca sin levantar la mirada antes de levantarse y tomar su maleta. Kevin tampoco hizo caso aquello.
Faltaban un par de semanas para que el semestre se acabara así que de cierta manera tenía razón.
El proyecto más importante era el de bioclimática y casi toda la nota final dependía del esfuerzo así que enfocó toda su energía en eso. Y para terminarla de joder estaba perdiendo una materia.
Para el proyecto tenía un par de días, finalizaba detalles y lo enviarían, pero estudiar fórmulas no era lo suyo. Invitó a Kevin a su casa por dos días seguidos para trabajar, en esa ocasión si le llevó pizza, una caja familiar. Aunque en medio del trabajo todo parecía ir bien, aunque apenas hablaran se percató que Kevin no estaba del todo bien. Lo había olvidado por completo.
En esos días, Kevin parecía estar apartado. Fue cuando su padre había empezado a quitarle el dinero del pasaje y de la comida por lo que había días en los que no iba, pero en esta vida, eso no parecía estar ocurriendo.
Temía en preguntarle y fallar miserablemente, creando un ambiente de tensión. Él nunca fue fanático de hablar de su vida familiar, aunque en los últimos días, o en últimos meses, él solo había estado pendiente de ella, sentir que estaba acaparando la atención o minimizando los problemas de su amigo, le hacían sentir mal.
Se mordió el labio ante eso y se levantó. Subió a su habitación y buscó en sus cajones la billetera. Aun tenía dinero que había sacado hace unos días del banco y lo dobló, lo metió en su bolsillo y bajó. Volvió a su asiento, miró a la pantalla y de vez en cuando a Kevin, este parecía estar en su propio mundo, concentrado en la pantalla.
—Oye… ¿Cómo estás?
Su pregunta tomó por sorpresa a Kevin, se tomó un tiempo para ponerse en la misma sincronía y le sonrió.
—Pues bien… ¿Por?
—Curiosidad… Es que…Pareces distraído.
Él sacudió un poco su cabeza antes de reírse sin querer antes de apoyar sus codos sobre la mesa y con sus manos a la altura de su barbilla, volvió su expresión seria.
—No sé, pero presiento que ya sabes algo que yo desconozco…. ¿por qué no me cuentas?
—Vaya…No esperaba que fueras tan directo…
—No era un viaje de vacaciones… ¿verdad?
Esa pregunta fue tan dolorosa que por un momento sintió que la respiración le faltaba y bajó sus manos a su regazo, apretó un poco la tela de su pantalón y aunque lo intentó, no pudo evitar llorar. No se atrevía a levantar la mirada ni a hablarle, no quería alterar el curso normal de su vida, pero… ¿ocultarle las cosas no la convertiría en una hipócrita?
Recordó como Alessia le había ocultado algo tan importante y frunció el ceño, apretó su mandíbula hasta lastimarse el labio.
—No tienes que decirme si no quieres… Olvida lo que te pregunté.
Kevin prefirió dejar el tema allí, podía intuir que nada bueno vendría al ver su reacción.
Ella tomó una gran bocanada de aire y limpió su rostro con brusquedad, ciertamente verse así de patética le fastidiaba y tal vez, también era fastidioso para Kevin.
—Tu padre es un maldito animal. Es un mentiroso… Es un ser despreciable que parece que disfruta haciéndolos sufrir. Si se larga, déjenlo… Van a estar mucho mejor sin él. Seguramente ahora no logras entender porque estoy insultando a tu padre si ni siquiera lo conozco y tal vez para ti es un buen padre, pero no lo es, solo quiere que hagan su voluntad y por capricho los va a dejar… Dirá que todo es culpa de tu mamá y la tachará de infiel, pero sabemos que no es así. Como ya eres mayor de edad no querrá darte dinero para la universidad…Las cosas será muy feas hasta noviembre, él vendió la casa y los echó… Van a ir a la casa de tus abuelos, y estarás mejor… Tu mamá y tú lo estarán… Pero te extrañaré mucho. Todo estará bien…
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Editado: 30.06.2020