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En el parque ya con Tomasa en mis brazos y comprendiendo que el relato había llegado a su fin, me acerqué a la señora que rescató a mi mascota, y que con paciencia me había contado todos los detalles de esa escabrosa historia. Cuando la miré de frente me sobresalté, pues de inmediato comprendí que no era una dama la que acababa de relatarme tal aventura, se trataba de un hombre vestido de mujer, luciendo un uniforme de enfermera. No cabía duda, que se trataba de Carlitos, y a quien esperaba era a su amada Gloria.
FIN