La mafia del amor

Un buen ladrón es un buen actor

La alarma de Sergio sonó a las 6 a.m., esto despertó a Fernanda y a Sillao.

  • ¿Por qué hay una alarma tan temprano? -pregunta Fernanda-
  • ¿Acaso los estudiantes no se levantan temprano? -pregunta Sergio-
  • JAJAJAJA, pero no estoy en clases ahora p
  • Bueno… a esta hora hago ejercicios…
  • ¿Haces solo los miércoles?
  • No oe… de miércoles a sábado
  • ¿Por qué esos días?
  • Es obvio, los domingos son de descanso, los lunes son pesados y los martes son para activarse
  • ¿A que te refieres con activarse?
  • A dejar de flojear p… iré a cocinar

Sergio se fue a la cocina, pero antes de empezar a cocinar, Sillao lo llamo, este fue y le dijo que ya podía caminar

  • Por fin puedo caminar conchasumare -dice Sillao-
  • Bien… pero no puedes correr… trata de caminar hasta la sala

Sillao camino lentamente hasta la sala, cosa que alegró a Fernanda porque era su primera operación.

  • Parece que estás haciendo tus prácticas por las puras -dice Sergio-
  • Bueno… según los profesores, deberías estar en cama, mínimo, 5 días…
  • Es que me duele… pero es aguantable…
  • ¿Te acuerdas lo que te dije?
  • Yo lo apunté -dice Sergio- de ahí se lo paso por “Whats”… ahora iré a cocinar

Sergio llevó al sillón a Sillao y se fue a cocinar, pasaron 15 minutos y tocaron la puerta, eran todos los amigos de Sergio excepto Pezuña, quien estaba con su papá, se saludaron y Sergio les dijo que estaba friendo huevo para todos, cuando terminó de cocinar, todos comieron y se pusieron a envolver las cosas para la mudanza.

Canuto, ángel y Jair terminaron de comer y fueron al puesto de trabajo del padre de Pezuña, llegaron a las 7 a.m., tocaron la puerta y fueron atendidos por Pezuña.

  • ¿Quién es usted? -pregunta el sargento Canuto-
  • Soy el hijo del señor Juna -dice Pezuña-
  • Queremos hablar con tu papá -dice Jair-
  • Esperaba una disculpa por lo menos… creo que la policía debería medir sus acciones
  • Fue un error que cometimos, y en nombre de toda la policía, ofrezco las disculpas correspondientes -dice Ángel-

Al escucharlo, Pezuña se dio cuenta que la elocuencia de Ángel era similar a la Sergio.

  • Yo también pido perdón… no fueron las formas de entrar aquí -dice el sargento Canuto-
  • Eso quería escuchar… y sé porque han venido… pasen nomás… acá les contaré lo que paso

Los 3 policías entraron y vieron al señor Juan, el sargento Canuto se acercó a él.

  • Le pido disculpas por lo que sucedió ayer -dice el sargento Canuto-
  • Lo entiendo perfectamente… yo también estaría desesperado si mi hijo hubiese sido secuestrado, pero esas no fueron las formas
  • Bien… pero dejando las disculpas de lado… ¿Qué sabe usted? -le pregunta Jair a Pezuña-
  • Okey… yo estaba afuera con mi carro… ese carro azul que estaba fuera… allí vi a 2 chicos, uno con casco negro y otro con casco rojo… el que tenía en casco negro tenía una herida en la barriga y me pidió ayuda… lo traje aquí y usé… ese kit de primeros auxilios -señala la gran caja blanca que estaba por ahí-
  • ¿Él entró a este lugar? -pregunta Ángel-
  • Sí… de hecho, quería mostrarles… pero cuando quise ver las cámaras no funcionaban…
  • Es obvio… ellos las hackearon -dice Jair-
  • Pero bueno… el que tenía el casco rojo me dijo que no le quite el casco al otro… el caso es que lo ayudé y le propuse llevarlo en el carro
  • ¿A los 2? -pregunta Canuto-
  • No… solo al que tenía el casco negro…
  • ¿No le vista la cara? -pregunta Jair-
  • El otro parecía inexperto en manejar… solo lo seguí… tenía miedo de perderme, por eso no voltee…
  • ¿Y hasta donde se fueron? -pregunta Ángel-
  • Me dijo que lo lleve a la “Costa Verde”… yo le dejé por ahí… le ayude dejando a su amigo en su espalda.
  • ¿El tipo hablaba?
  • No… me dijo que se desmayo

Ángel no se creyó todo el cuento de Pezuña.

  • Una duda… ¿Crees que podamos revisar tu carro? -pregunta Ángel-

Pezuña nunca se planteó responder esa pregunta

  • ¿Cómo dices? -pregunta Pezuña-
  • Queremos revisar tu carro -dice Canuto- ¿Te molesta?
  • No… pero será por las puras, ya lo limpié

Ángel, siendo consciente de la situación, cambió de pregunta

  • ¿A dónde crees que fueron? -pregunta Ángel-
  • Ellos se fueron para la derecha… pero… le pregunté al tipo hasta donde se iba… él me dijo que hasta la “Avenida La Paz”
  • ¿Así te dijo? -pregunta Jair-
  • Sí… por eso tomó la “Costo Verde” supongo

Ángel, al escuchar esto, dejó de sospechar de Pezuña-

  • Bien señor… si tiene más información, no dude en llamarnos -dice Ángel-

Los 3 policías se despidieron y se fueron hacia esa zona, Pezuña, al ver que se fueron, le escribió a Sergio, él, al ver el mensaje, escondió la moto dentro de la casa y esperó a que se escuche el sonido de la policía. Mientras iban a la Avenida, conversaron sobre lo que pasó allí

  • Me pareció extraño -dice Ángel-
  • ¿Por qué? -pregunta Jair-
  • Es obvio… no solo sabía que íbamos a venir… sino que parecía que tenía un guion
  • ¿A qué te refieres? -pregunta el sargento-
  • Es obvio… las respuestas que dio fueron sin dudar… solo cuando le pregunté sobre el carro se asustó… pero, más allá de eso, no dio una pista más
  • ¿Cuál? ¿Te refieres a la dirección en la que se fueron? -pregunta Jair-
  • No solo eso… también sabemos que el tipo del casco rojo es el que toma las decisiones…
  • Hay algo que no entiendo… el tipo dice que el chico de casco rojo no le dijo ni quien era ni le dejo sacarle el casco a su amigo, pero luego dice que le dijeron que se iba a la “Avenida La Paz” -dice Canuto-
  • No lo veo tan raro -dice Ángel- a veces, por la desesperación, uno hace cosas sin sentido… otra teoría que tengo es que de seguro le dijo eso para que ya no haga más preguntas
  • Claro… eso tiene sentido -dice Jair- ¿Ahora que haremos?
  • Iremos por toda esa Avenida y buscaremos esa moto… supongo que tú la recuerdas, así que será fácil encontrarla… luego buscaremos sobre robos de cascos y micrófonos en San Miguel
  • Bien, entonces aceleremos el ritmo -dice el sargento-




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