Melany en Brainstrong
Otro maldito día aquí, ya me estoy comenzando a hartar de estar aquí, llevo tres meses y la verdad parecen 5 años.
Llegan las 12 y nos sacan a todos de nuestras habitaciones para comer, juro que si Milosh Mulsset me vuelve a joder lo mato, no lo soporto, se cree el jefe de Brainstrong cuando es todo lo contrario, es solo un hijo de papi que cree que tiene el poder de joder a quien quiera.
Llego al comedor, voy a elegir que quiero comer y me siento sola en una mesa, no necesito compañía, me gusta estar y pensar sola, la soledad y silencio es algo que me gusta y valoro.
— Mira a quién tenemos aquí, a la señorita heredera del imperio Russo.—habla Mulsset
— Te juro que si no te vas ahora mismo esa será tu última comida.— amenazo.
—¿Quién te crees para amenazarme? Eres una estúpida caprichosa que se le da todo lo que pide y está aquí porque sus padres no la soportan... ah cierto mataste a tu madre por puta.— trato de mantener la calma.
—Esta es mi última advertencia, Mulsset.
— Mejor lleva mi almuerzo a mi mesa, para eso es lo único que sirves o más bien sirven las mujeres, para servirnos y ser utilizadas y desechadas como la basura que son.—Me escupe en la cara. Mi abuela estaría orgullosa con lo que haré.
Limpio su asquerosa saliva de mi cara y entierro el cuchillo en la mesa donde estoy, le pego un golpe fuerte al Milosh que lo manda al suelo, él se levanta rápidamente, intenta devolverme el golpe, pero lo que consigue es herirse así mismo con la pared, todos al ver esto se pegan a las paredes para dejarnos en el medio.
— Voy a disfrutar matarte, Mulsset.
— Sigue soñando maldita puta.
Me dispara en el pie, por el momento no siento dolor debido a la adrenalina, en un movimiento rápido le quito el arma y le disparo cuatro veces en el abdomen, él cae al suelo, para confirmar que no resucite ni nada por el estilo cojo el cuchillo que había clavado en la mesa y se lo clavo por donde tengo entendido es el corazón.
Me quito el polo negro y lo amarro tres dedos arriba de la herida de bala, haciendo un torniquete.
—Que quede claro que ahora todos me obedecerán y el que no lo haga fácilmente muere como él.
Trato de salir del comedor, pero me lanzan una navaja la cual se incrusta en el pie en el que está la bala.
— Estoy comenzando a pensar que tienen pensamientos suicidas.
—¿Cree que puedes matar a nuestro líder y salir ilesa?
— No creo, puedo hacerlo.
Saco la navaja y se la devuelvo con más fuerza incrustándola en su ojo izquierdo, tomo una pistola y le disparo en el otro ojo y luego en la cabeza.
— Al que no le ha quedado claro que a un Russo no se tienta que de un paso hacia el frente.— Nadie se mueve y salgo del comedor, yendo a la enfermería.
—¿A quién mataste ahora?— pregunta Meredit, la enfermera.
— A Milosh Mulsset.
— Sabes que cuando salgas de aquí tendrás problemas.
— No me importa, soy una Russo.
Ella me cura y vuelvo a mi habitación donde encuentro a mi compañera Lizzy, ella me dice que saldrá, aprovecho para darle la buena noticia a mi abuelo, la única persona que realmente me importa y protege.
— Hola, abuelo.
— Cariño, ¿Cómo estás?
— Bien, ¿Y tú?
— Estoy bien. Me alegro.
— Mate a Milosh Mulsset.
— Por fin te decidiste. Me alegro mucho cariño.
— Sí, fue increíble, hice lo que me enseñaste, me disparo en la pierna y no sentí casi dolor.
—Estoy orgulloso de ti pequeña.
— Gracias, hablamos después, te quiero mucho abuelo.
— Te quiero, no olvides que eres una Russo.
Cuelgo la llamada y sigo con las estúpidas y aburridas actividades de manejar el carácter, no necesito esas clases estoy bien no tengo ningún problema de carácter, solo que si me molestan y me hacen perder la paciencia fácilmente mato a una persona, pero eso no es problema de carácter sino de ira.
. . .
Despierto y todo es igual, nos levantamos a la 5 de la mañana, desayunamos, entrenamiento, educación, manualidades y comer todo tan repetitivo, no veo el día en el que por fin salga de aquí, no me gusta lo repetitivo, me gusta lo espontáneo y aquí no es que pueda serlo.
Al atardecer me llaman a la dirección de Brainstrong, no creo que el director me vaya a hablar de lo de Musset, ya que si hubiese querido lo hubiera hecho más temprano o ayer.
— Buenas tardes, Melany.— saluda con el teléfono en su mano.
—¿Qué quiere?— respondo cortante.
— Veo que no estás de buen humor, ¿Te digo quién no está de tan buen humor?
— Aunque no quiera saberlo lo dirá.
— Los Mulsset, en especial Eliot, él quiere hablar contigo— me pasa el teléfono y como buena portadora del Gen Russo no temo de lo que dirá o prometerá.
—Mataste a mi hermano.— dice algo entre molesto y triste.
—¿Quieres los detalles de como lo mate?— comienzo mi juego.
— Te juro que cuando salgas voy a poner a rodar tu cabeza. ¿Qué te pudo haber hecho él?— Usa la última frase para intentar hacerme sentir mal conmigo misma, pero no lo logrará.
—¿Qué me hizo? Además de tratarme como una zorra y esclava, no hizo nada. Sabes Eliot... tu querido hermano pensó que me podría humillar, pero como dicen los viejos dichos de la mafia "A los Russo, Romanov y Flenter ni el mismo diablo los humilla" y adivina que, soy una Russo.— digo riendo haciendo que él se enoje más.
— Se creen mucho siendo tan poco, pero te dejaré vivir en tu burbuja de intocable, solo te digo algo puta de quinta, esto no se queda así puedes jurarlo por tu maldito y sobrevalorado apellido.
— Tomate tu tiempo y forma alianza con quien quieras para preparar tu venganza, te estaré esperando sentada en el trono Russo.—Cuelgo.