Maratón 1/3
Lizzy Flenter
A pesar de que no estuve de acuerdo con que mataran a esa pobre niña, no puedo refutar, ya que ellos saben más de esto que yo, están más preparados, tengo un corazón débil con los niños pequeños, no debería ser así, puesto que mi profesión requiere que mate sin importancia de persona.
Después de un tiempo mi mansión solo queda con mi personal, porque los hombres de Melany y Jackson se fueron.
—Señorita, aquí está Sebastián Lombardo.— dice uno de mis hombres abriendo la puerta para dejar entrar a quien futuramente será mi hombre de confianza.
— Lombardo.— digo en forma de saludo cuando entra.
—Flenter.— responde sentándose a mi frente.
— Según lo que investigue, calificas para ser mi hombre de confianza, el segundo al mando.— digo colocando toda mi atención en sus facciones.— llevas cinco años trabajando fielmente al imperio, por lo tanto, eres candidato perfecto. ¿Quieres el puesto?
— Acepto el cambio.— Se levanta para estrechar su mano con la mía.
— Bien. Mañana te daré una dirección a la cual debes ir, ahí es donde se reunirán Sam Lanssere y Nick James.
— Bien.
A pesar de que Sam me servía de intermediario, necesitaba encontrar a alguien que cuando yo no este de órdenes, además necesito confiar en alguien dentro de mi mafia.
...
— ¿En una cabaña en el bosque?— cuestiona al ver la dirección del lugar.
— Sí.
— Bien, ya veo que es bien encubierto.
Sale de la sala y se retira con destino al lugar ya mencionado en la dirección, si no mal recuerdo hoy irían a la dirección de la placa que encontraron.
Sam Lanssere
Llego a la cabaña y me encuentro a Nick esperando recostado de un Audi R8, al verme se endereza y me sonríe.
— ¿Dónde dejaste el koenigsegg?—pregunta, ya que vine en el Bugatti Bolide.
—Tuve que prestárselo a Melany, ahora mismo está de camino a una junta con el alcalde.— digo poniendo el seguro.
— Ya veo.—Caminamos hacia la puerta.
Estamos por entrar cuando a lo lejos se escucha el sonido de un vehículo, por lo tanto, nos ponemos alerta, sacamos las armas.
El sonido se hace más fuerte conforme se va acercando, luego de unos segundo se deja ver una Gran Cherokee blindada, esperamos que baje la persona para poder actuar.
— Te doy menos de un segundo para que digas que haces aquí y que quiere.— dice Nick apuntando al joven que se acaba de desmontar.
— Vengo en nombre de Lizzy Flenter, mi nombre es Sebastián Lombardo.— dice con las manos en alto.
— Lombardo... Me suena ese apellido.— digo.
— Identificación.— pide Nick.
Lombardo se la entrega, una pequeña esquina dice '' Imperio Flenter'' dándonos a entender que dice la verdad.
— Bien.— Nos limitamos a decir.
Entramos a la cabaña, enciendo luces y Nick cierra la puerta, vamos al área donde están los radares y las computadoras de investigación.
— Wow, quien diría que este lugar tiene tanta tecnología.— se sorprende el novato.
Ni Nick ni yo respondemos a su insignificante comentario.
— Quedamos en ir a esta dirección.— la muestro por la pantalla.— según mis investigaciones en veinte minutos el encargado el señor Gilbert saldrá a almorzar.
— Algo que nos dará la oportunidad para atacar sin que haya mucho escándalo.— continúa Nick por mí.
— ¿Cómo están seguros de que nadie los verá?— pregunta Lombardo.
— Si nos ven los callamos, así de sencillo.— responde Nick con los brazos cruzados.
— Es hora de irnos, buscaré las armas.— digo saliendo de la sala de investigación yendo al Arsenal donde tomo múltiples armas por si alguien se quiere hacer el gracioso.
Cuando salgo ya Nick está con Sebastián afuera, cada quien se sube a sus respectivos vehículos, yo voy delante y Nick va de último.
Luego de conducir por quince minutos nos encontramos estacionados enfrente de la empresa de donde esperamos que el señor Gilbert salga.
Después de cinco minutos sale Gilbert, se dirige a la cafetería que está a unos metros de donde estamos, él le pide algo a la joven que atiende la cafetería, luego de que le dan lo pedido se sienta aparte, y ahí es donde entramos.
— Vamos ahora.— digo por el comunicador.
Salgo del vehículo colocándome lentes y una gorra negra al igual que Nick, Sebastián solo llevas los lentes oscuros. Los tres nos dirigimos a donde se encuentra Gilbert, yo me siento a la derecha, Nick en el frente y Sebastián a la Izquierda.
—¿Quiénes son ustedes y por qué se sientan en mi mesa?— pregunta disimulando tranquilidad mientras bebe de su café.
—¿Cómo está tu mujer?— pregunto sonriendo. Ahora me mira con cara de desconcierto.
— Vamos a hacer esto rápido. LR, ¿qué sabes de LR?— interroga Nick.
— No sé de qué me hablan.— dice tomando su teléfono dispuesto a realizar una llamada.
— Te aconsejo que si llamaras a alguien sea a LR y no a la policía porque créeme que ni la policía te salva de esta.— interviene Lombardo.
— Ya dije, no tengo nada que ver con esto.
— Qué pena que no dijiste eso antes de que tu mujer estuviera en nuestras manos.— digo tomando mi teléfono y llamando a Dilan quién tiene a la mujer en la bodega esperando una orden.
— Si piensas que me vas a manipular con eso estás equivocado, hace unos minutos estaba hablando con ella y estaba bien.— se relaja en su silla.
Dilan toma la videollamada y le muestro el teléfono Gilbert.
— ¿Cómo?— observa un tiempo para detectar si es una mentira, pero se da cuenta de que no lo es.— ¿Qué quieres por ella?
— Que nos digas, quién es LR.— interviene Lombardo.