Finalmente llegó el día, ellos se despedían del comando al que pertenecían, tras los trámites administrativos que tenían que realizar para darse de baja, finalmente estaban fuera, con sus maletas y con un destino por definir.
—Llego la hora de tomar una decisión—le dice Bruno a su amada.
—La verdad es que si te quiero lo suficiente como para irme contigo—le dice mientras le toma la mano—ahora formas parte importante de mi vida.
Bruno sonríe y con mucha emoción la abraza
—No te vas a arrepentir—dice Bruno mientras trata de parar un taxi—, vamos a ser muy felices, ya lo verás.
—Pero antes de irme contigo tienes que conocer a mi padre—dice Mireya con un tono de preocupación—quiero pedirle permiso para poder irme contigo en paz y saber que si dice que no al menos va a saber con quién me voy.
Bruno la mira y la sonrisa desaparece.
—¿Y si no nos acepta?—dice Bruno mirando fijamente a su amada.
—Creo que si les explicamos todo y si ellos ven que realmente me amas no tendría que haber problemas—dice Mireya mientras abraza a Bruno para tranquilizarlo.
Finalmente paran un taxi y Mireya decidida a obtener el permiso de su padre, le pide al conductor que los lleve a su casa, ella sabe perfectamente que por la diferencia de edad probablemente no esté de acuerdo, pero está convencida de su amor y cree que Bruno va a lograr convencerlo demostrando el gran hombre que es.
Durante el viaje Bruno se mostraba pesimista y empieza una discusión.
—Creo que es mala idea, que tal si dice que no y encima trata de evitar que te vayas, ¿Qué vamos a hacer?—dice Bruno muy preocupado.
—¡No seas pesimista y llorón!, De cualquier manera es mi papá y yo quiero que al menos sepa dónde estaré—contesta Mireya enojada.
—Tampoco me levantes la voz de esa manera—responde Bruno enojado.
—Bueno, ¿¿¡¡Que esperabas que te dijera!!??, Sabes muy bien que no soporto que te metas con mi papá, sabes que defiendo mucho a la gente que es cercana a mi—grita Mireya muy enojada.
—Ya lo se, pero no estoy diciendo nada malo—responde Bruno bajando la mirada.
—¡Y ya te dije que nunca bajes la mirada, pareces un debilucho así!—grita Mireya mientras le da un duro golpe en el brazo a Bruno.
—¿Ya vas a empezar?, Sabes que mejor no digo nada más—dice Bruno mientras se aparta de su amada.
—Bien, ojalá de verdad no vuelvas a decir nada.
El taxi se queda en completo silencio, el conductor solo observa la escena mientras la pareja toma distancia dentro del vehículo, parecía que las cosas iban a empeorar.
—Oye, lo siento, creo que el comentario que hice uno estuvo bien—dice Bruno tratando de abrazar a Mireya—solo es que estoy muy nervioso.
—Esta bien acepto tus disculpas—dice Mireya correspondiendo el abrazo pero con mucha frialdad.
—¿No tienes nada más que decirme?—dice Bruno tratando de buscar una disculpa por el golpe anterior que le había dado Mireya.
—¿Cómo qué?—dice Mireya volteando a ver a otro lado.
—Acaso no recuerdas que me diste un golpe, ¿No vas a pedir una disculpa?—dice Bruno muy serio.
—Sabes que yo jamás pido disculpas, y además el golpe ni siquiera fue duro, pero si eso te hace feliz, ¿Me perdonas?—dice Mireya de forma sarcástica.
—Esta bien solo por esta vez acepto tus disculpas—dice Bruno con una expresión de burla
Mireya nota esa expresión y está a punto de decir algo, pero antes de que lo intente, Bruno la calla con un beso, y Mireya finalmente decide no decir nada.
Después de dos horas de viaje finalmente llegan a su destino, Bruno baja a pagar el taxi y Mireya empieza a bajar las maletas, llegó la hora de hablar con su padre.
—¿Listo querido?—le dice Mireya a Bruno mientras caminan con las maletas hacia la puerta de la casa
—Supongo que si—Dice Bruno en un tono frío
Llegan hasta la puerta y Mireya empieza a tocar el timbre, después de un momento abre su padre y observa detenidamente a los dos
—Hola, como has estado, ¿él es tu amigo?—dice el padre con mucha seriedad
—Hola papá, bueno no es precisamente mi amigo—dice Mireya imitando la seriedad de su padre
—Hola señor, soy Bruno, es un gusto conocerlo—dice Bruno tratando de sonreír ligeramente
—Me imagino que vienen cansados, pasen adelante
Entran todos y se respira un ambiente tenso, el padre de Mireya sospecha que algo va a pasar
—¿Vas a dejar las maletas en tu habitación?—pregunta el papá de Mireya con seriedad
—Bueno, tengo algo que decirte, es muy importante—dice Mireya mientras toma de la mano a Bruno
El ambiente se torna aún más tenso, y el papá de Mireya empieza a mirar fijamente a Bruno.
—La verdad es que él no es mi amigo—empieza Mireya mientras observa la reacción de su padre—el, pues… es mi novio, y la verdad es que lo amo y quiero pasar mi vida junto a él.
El lugar queda en un silencio muy incomodo, casi sepulcral.
—Señor, se que lo que acaba de decir su hija lo tomo por sorpresa, pero es la verdad es que yo la amo, se que no me conoce, pero le aseguro que yo a ella la amo de verdad, y quiero pasar mi vida junto a ella.
El señor sigue en silencio, y empieza a observar a ambos de forma inquisidora.
—Papá, realmente amo a este chico, di algo por favor.
Finalmente después de un momento muy incomodo, el señor toma la palabra.
—Sabes, desde que tu mamá no está yo he tratado de cuidarte de la mejor manera, y a este muchacho no lo conozco—voltea a ver a Bruno—por favor muchacho, preséntese.
—Bueno… soy Bruno, soy novio de su hija desde hace dos años aproximadamente, vivo en la ciudad al norte de aquí, mi papá es empresario, y yo pues… amo a su hija y quiero vivir mi vida junto a ella.
El señor se queda en silencio unos momentos.
—Y, Se puede saber ¿Cuántos años tiene?
Mireya rápidamente voltea a ver a Bruno.
—No creo que sea importante—dice Mireya volteando a ver a su padre.
Editado: 15.05.2022