Rachel le temía a la magia, lo cual era irónico puesto que la magia fluía por su sangre y alcanzaba cada parte de su cuerpo.
Pero ser bruja no era tan fácil como las ancianas lo hacían parecer ya que esta no se aprendía mediante un libro, y los consejos de los demás no valían nada. Cada mago y bruja es diferente, y eso incluye su poder y sus habilidades.
Desde pequeña, cuando Rachel fue adoptada por los Bloom, los magos y brujas más viejos del aquelarre supieron que sería un dolor de cabeza, y no se equivocaban. Rachel temía usar su magia por lo que intentaba retenerla lo cual era peor ya que acababa explotando y causando desastres en todo el mundo. Le gustaba pensar que así la querían.
Su miedo por la magia inició cuando su abuela adoptiva, Rachel Bloom I, utilizó todo su poder para intentar salvar a su esposo que estaba gravemente herido, y aunque los primeros minutos luchó para mantener a ambos con vida, acabó por dedicarle una sonrisa a su nieta y dejarse llevar por el poder que tanto intentaba llevárselos.
Solo pensar en ser olvidada la asustaba, pero no podía dejar las cosas como estaban.
A esa hora de la mañana los alumnos de la academia Henderson ya estarían despertando para llegar cuanto antes a la terminal de autobuses, en donde todos subían a uno de los seis autobuses dependiendo su año escolar y aguardaban a llegar.
Y Rachel en lugar de estar preparando sus cosas, se encontraba ya con su uniforme antes impecable, en el jardín de los Bloom armando posiblemente el hechizo que la destruiría.
Apoyó la última vela en la punta del triángulo y con cuidado se sentó en el centro junto con el viejo libro de hechizos de su abuela.
Respiro profundamente antes de buscar la página del hechizo, y cuando la encontró, releyó las palabras un par de veces para asegurarse de no cometer un error.
-Todo sea por Cedric-susurró al aire mientras guardaba el libro en el bolsillo interno de su característico saco negro con finas líneas blancas.
Con un nudo en la garganta comenzó a pronunciar las palabras siguiendo las indicaciones que había marcado su abuela sobre las oraciones. No estaba segura de que funcionara con su magia pues no sabía si su magia y la de su abuela compartían alguna característica, pero estaba abierta a opciones y esa parecía ser la única.
Su madre se volvería loca cuando descubriera lo que había hecho, su padre la felicitaría por abandonar su miedo a la magia y sus hermanos se burlarían por su llegada al inicio de clases de Henderson.
Finalizó el hechizo y abrió los ojos, esperando ver algo espectacular, algún indicio de que había funcionado, pero no había nada, solo el césped húmedo, los pozos que causaba Greg, el perro de los gemelos, y los juguetes de Andrew, su hurón.
-¿Esto significa que no funciono o se están burlando de mí?-se quejó poniéndose de pie.
De pronto una burbuja de luz la atrapó obligándola a cerrar los ojos para no quedarse encandilada.
¿Eso era lo que debía suceder?
Sintió un carraspeo en el ambiente, y se temió lo peor.
-Mamá no sabía que iba a suceder esto, yo...-inicio refregándose los ojos para ver con claridad, pero ese no era su madre y de eso estaba segura.
-Parece ser que tenemos a otra viajera de la magia, ¿no es así Rachel?-dijo su abuelo, pero en su cabeza solo había dos interrogantes.
-¿No estabas muerto? ¿Funcionó?
Colin Bloom rodó los ojos y se levantó de su silla de cuero para acercarse a su nieta.
-Siempre he estado viva niña, y tu hechizo funcionó, pero acabó por consumirte y desaparecerte.
Rachel frunció el ceño, su abuelo era menos simpático de lo que su padre le había narrado.
-¿Estamos en Henderson?-cuestiono al percatarse de la característica puerta de entrada que se veía a través del gran ventanal.
-Como tú jugué con la magia y todos acabaron por creer que había muerto, en tu caso, todos te han olvidado.
-¿Entonces sigues siendo el director?-insistió desconcertada pero pronto comprendió sus últimas palabras- ¿Todos me olvidaron?
-Si niña, sigo siendo el director y por fin puedo conocer a la estudiante que asusta a los niños de primer año con historias de fantasmas.
Antes de continuar Colin la vio con algo parecido a la lástima, pero Rachel no lo comprendió, ese hombre era demasiado poco expresivo.
-Rachel, en estos momentos todos están despertando, tus cosas han desaparecido para llegar aquí las pertenencias que tu magia ha considerado importantes y alguien ha tomado tu lugar en la familia.
-He desaparecido-murmuro con la vista pérdida.
-Puedes seguir portando tu apellido, pero nadie te relacionara con los Bloom que todos conocen-le aviso.
-He desaparecido, nadie me recordará-dijo mirándolo a los ojos.