Estaba despechado, me había dolido mucho la verdad y aunque esta duela es mejor saberla, que te la oculten a simple vista, así que me quede en casa por
cuatro días, en ese transcurso de tiempo los demás también estaban dolidos, ninguno quería hablarse con nadie, Miguel y Carolina seguían juntos, ellos habían conseguido un trabajo en la tienda de mercado, Miguel como cajero, y Carolina como tendera, ellos querían salir adelante, conseguir dinero e irse a vivir juntos, todos éramos mayores pasando los 18 años, y ya habíamos terminado con los
estudios, ahora había que decidir qué hacer con nuestras vidas. Carlos estaba con María, pero, María no quería seguir con Carlos, ella por fin vio
al verdadero granjero, mujeriego, machista, egocéntrico y del cual se había enamorado, simplemente se dejó llevar por palabras bonitas y detalles básicos, pero no vio las verdaderas acciones del hombre que amaba, pensaba en mí y en
lo dolida que estaba por haberme dejado a cambio de un granjero de doble personalidad, después de la aventura con él, se adentró en un sufrimiento lleno de tristeza y aquí nace el segundo de siete arrepentimientos, que más adelante se van a ir recolectando uno a uno, ya les había hablado de esto al principio de la historia, pero, después les explicare que significan.
Por otro lado, Valeria había ido a buscar a Castro, le pidió que lo viera en la cabaña a las 5:00 de la tarde y que no le comentara a nadie sobre esto, después
ella vino a buscarme, yo estaba postrado en la venta cuando la vi acercarse, Salí de mi cuarto y estaba bajando por las escaleras, sin embargo, Laura fue quien le abrió la puerta.
Laura: Hola, ¿En qué te puedo ayudar?
Valeria: Hola, busco a Camilo.
Laura: vaya, esto a que se debe, ¿Has tenido una aventura con mi hermano?
La verdad mi hermana siempre ha sido sofisticada y más estricta que yo, pero, es bastante sobre protectora, además aún no le comentaba a mi familia de mi rompimiento con María. Cuando Valeria iba a responder esta se sonrojo y pude notar un brillo en sus ojos.
Valeria: ¡NO! Eso nunca, solo vengo a verlo.
Laura: ¿A caso él te gusta?
En ese momento empecé a bajar las escaleras, pero, Valeria le respondió que yo había terminado con María, me detuve en el último escalón y pude ver como inclino su cabeza hacia un costado y levantando los hombros dijo que venía para
apoyarme, Valeria me vio, al igual que mi hermana, está sorprendida me grito preguntando qué fue lo que había pasado, yo le conteste de afán que ella me
había sido infiel con Carlos, tome a Valeria de la mano y la saque de ahí.
Me dirigía con ella hacia el refugio, ya me había contado que llamo a Castro para poner en marcha nuevamente el plan, con la excepción que solo lo realizaríamos los tres, después de eso estaba callada.
Camilo: Oye no pasa nada, pronto tendrían que saberlo.
Valeria: Esta bien, pero igual lo lamento.
Camilo: Oye, ¿qué le hubieras respondido a mi hermana?
Ella se puso bastante nerviosa, se le notaba en la voz.
Valeria: ¿Sobre qué?
Camilo: Lo que ella te pregunto antes de que yo llegara.
En ese momento ella se detuvo, me miro a los ojos, y note ese brillo de nuevo, antes de su respuesta apareció Carolina.
Carolina: Hola muchachos.
Me preguntaba que, hacia ahí, ella no estaba dentro del plan.
Camilo: Hola, ¿Y qué haces por aquí?
Carolina: Los vi entrando al bosque y supuse que se dirigían al refugio.
Valeria: La verdad estamos poniendo el plan en marcha.
Carolina: ¿Ustedes dos?
Valeria: Castro, nos está esperando.
Carolina: ¿me puedo unir?
Camilo: Que hay de Miguel ¿Sabe que estas aquí?
Carolina: La verdad no, pero, no tiene que enterarse, él y Castro no se llevan.
Camilo: Esta bien, pero, lo haremos rápido.
Nos dirigimos al refugio y al llegar Castro nos estaba esperando, como éramos solo cuatro tuvimos que reducir el plan al mínimo, así que el nuevo plan era:
Carolina ira al súper mercado a contar chismes sobre la hija del alcalde, provocando que la atención de la gente se centre en ese lugar y en Carolina.
Luego los demás nos dirigiremos a la alcaldía, y entraremos, la oficina del alcalde está ubicada en el segundo piso, así que Castro creará una distracción, para que Valeria y yo podamos subir, Castro tendrá que mantener a los demás ocupados, y nosotros tendríamos mínimo siete minutos para hallar algo que nos ayude con la investigación.
Valeria: Me parece bien.
Castro: Yo tengo una duda ¿Qué distracción hare?
Camilo: Algo que llame la atención de todos en ese lugar, pero, más que todo que se concentren en ti.
Carolina: Yo por mi lado tratare de buscar información y como lo hare en mi lugar de trabajo mantendré a Miguel distraído.
Camilo: Muy bien, el plan está listo, vamos.
Valeria: ¿Lo haremos ya?
Camilo: SI, antes de que todo se eche a perder.
Cuando salieron Castro y Carolina, yo detuve a Valeria un momento, la tome de la mano y la mire a los ojos, como Carolina nos había interrumpido ella no pudo
responder mi pregunta.
Camilo: Ahora sí, responde.
Valeria: ¿Qué cosa?
Camilo: Lo que…
Saben, supuse que todo estaba claro, yo le gustaba, pero, ella no era capaz de decírmelo, mi duda era, ¿Hace cuánto tiempo siente algo por mí? Sin saberlo
continúe, sin embargo, al salir por la puerta del refugio, había creado oficialmente el primer arrepentimiento, porque si ella me lo hubiera dicho antes nada de esto hubiera pasado, ya que, aunque era una mujer valiente, era dulce y tímida en el
fondo. Cada uno estaba en posición, así que nos dirigimos a la entrada de la alcaldía, al entrar Castro no nos dio tiempo de ponernos al pie de las escaleras, este empezó a gritar y se lanzó al suelo, tome a Valeria de la mano y empezamos a caminar
rápido, cuando no había nadie mirando corrimos y nos dirigimos a la oficina del alcalde. Con afán y desespero empezamos a abrir cajones y gabinetes buscando archivos, periódicos viejos o algún material que nos sirviera para saber quién era Janna y si en realidad era la hija del alcalde, como teníamos poco tiempo, no podíamos quedarnos a leer, así que, empecé a guardar papeles en mi maletín y
Valeria hizo lo mismo, pero, de repente alguien giro la perilla e iba a entrar por la puerta. Me asuste y le pedí a Valeria que se escondiera, yo no quería que ella se
metiera en problemas si nos llegaban a atrapar, sin embargo, nos llevamos una sorpresa, el que entro por la puerta era el alcalde de ese entonces, nos quedamos callados, el miro alrededor, no se veía sorprendido, al contrario, alzo ambas cejas
y suspiro, luego se sentó en su escritorio y nos pidió que tomáramos asiento.