La Maldicion de la Bruja Roja

Capitulo 12: Historias del Pasado

Luka la tomo sintiéndose confundido por las palabras que le había dicho Urice, esta se esperó hasta verlos marcharse. Comenzaron a caminar marchándose de la tienda, Jayde observó la cajita que le había dado y supo enseguida de lo que se trataba, pero se esperó a preguntar cuando estuvieran lejos de aquella tienda.

- ¿Ya te habías conocido alguna bruja? -preguntó de repente, cuando ya se había asegurado de estar lejos.

-Eres la primera persona que conozco que sea de ese mundo -respondió Lukas desconcertado-. ¿Por qué la pregunta?

-Lo que te acaba de dar esa bruja es un objeto importante y poderoso -le informó-. No cualquier recibe regalos tan valiosos como ese.

- ¿Cómo lo sabes? -preguntó curioso-. ¿Ya antes lo habías visto?

-Puedo sentir el aura poderosa que lo rodea -respondió enigmática-. Tengo una idea de lo que se trata.

-Seguro siente pena por mi -justifico-. Debió de dármelo como un regalo de compensación.

-No lo creo -negó segura-. Es muy importante para habérselo nada a un mortal como tú y muy valioso para darlo como compensación.

- ¿De qué se trata? -inquirió.

-Luego te contare sobre ello -le restó importancia-. Antes necesito hacerte varias preguntas que tendrás…

No pudo contestar cuando sintió como todo su cuerpo se debilitaba cayendo al suelo, impactando su cabeza contra el duro suelo. Luka inmediato arrojo las maletas para socorrer a Jayde que se encontraba tendida en el suelo, la puso sobre su regazo y la miro preocupado.

-Estoy bien -susurro cansada-. No te preocupes niño tonto.

-No estás bien -dijo con firmeza-. Estas pálida, parece como si estuvieras moribunda.

-Solo necesito comer -dijo debilitada-. Me pondré mejor cuando coma, desperdicie mucha energía invocando esas dos dagas.

- ¿Crees poder pararte? -preguntó angustiado-. ¿O necesitas que cargue?

-No me gusta admitirlo, pero en realidad me siento mal -admitió avergonzada-. Necesito tu ayuda.

Se debatió mentalmente lo que debía de hacer en aquel momento, si se iba y l la dejaba sola con las maletas mientras corría dos cuadras hasta llegar a su carruaje que se encontraba en el parque corría el riesgo de que le pasará algo, pero si dejaba las cosas solas lo más probable era que se las robarán y con lo caro que le había salido no pensaba dejar suceder eso. Así que concluyo con lo que tenías que hacer:

-Te voy a subir a mi espalda y voy a llevar las maletas al mismo tiempo -le anunció-. Solo espero que no estés pesada.

Para su sorpresa Jayde pesaba igual de ligera que una pluma, pesaban más las maletas juntas que ella, tal vez eso debía a que Jayde estaba muerta o que estaba tan debilitada que su peso no era normal. Jayde hizo el esfuerzo para agarrarse del cuello de Luka, dudaba que pudiera cargarla a ella al mismo tiempo que las maletas, pero no estaba en condiciones para reprocharle eso, así que se mantuvo callada el resto del trayecto y para su sorpresa Luka era más fuerte de lo que aparentaba. Por fuera se veía delgado, sin masa muscular, pero por dentro era duro. Escucho sus quejidos conforme caminaba lentamente, no le hizo ninguna queja, todo lo contrario, trato de sacar platica con ella, pero en ese punto Jayde estaba tan débil que las palabras no fluían de su boca, así que decidió escucharlo.

- Sabes mi papá siempre creyó que sería un niño enfermizo porque por más que trataba de ponerme en forma para aumentar mi masa muscular seguía igual de flaco -relato tranquilo-. Después comprendió que esa era mi complexión y que no podía hacer nada al respecto, por eso mismo la gente piensa que soy débil y tienden a subestimarme como tú -se puso pensativo-. Aunque no estoy tan flaco, tal vez no entro en los estándares de la sociedad que un hombre debe de ser fuerte y musculoso. Nunca me ha molestado mi cuerpo, aunque claro al igual que todos me dan mis bajones de tristeza, después de todo soy un ser humano y también tengo mis inseguridades -hizo una pausa-. Luego pienso que eso me hace diferente al resto y me alegro porque sé que alguien me va a amar como soy, con todos y mis defectos.

Les faltaba poco para llegar cuando les llego a los dos unos olores deliciosos que hicieron rugir el estómago vacío de Jayde. En aquel momento en que aquellos olores inundaron sus fosas nasales supo cuánto necesitaba de comer.

- ¿Qué tal si paramos a comer aquí? -le propuso Jayde-. Podemos dejar las cosas a un lado de nosotros y no tienes que dar dos vueltas.

A decir verdad, Luka no podía rechazar la tentadora oferta de Jayde, ya que le dolían los brazos y la espalda de estar cargando tantas cosas y aquel delicioso aroma hizo que rugiera su estómago. Aparte le faltaba como dos calles más para llegar hasta el parque, podrían quedarse un rato a comer y después irse nuevamente. El local era rustico estaba hecho de ladrillo, pero se veía elegante, colgaba en la pared un cartel con el nombre de: Trattoria Da Gianna. Afuera había tres mesas hechas de madera color caoba con dos sillas cada una, tenía un mantel de cuadro rojos y blancos con un lindo florero en el centro de la mesa. Enseguida bajo a Jayde y se sentaron en una de las mesas vacías, Lukas puso debajo de la mesa las maletas, no tuvieron que esperar mucho para que una joven chica se les acercará.




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