Jayde la miro intentando descifrarla, debía de ser María especial para ella, si le había mentido solo para mantenerla tranquila, sabiendo que era odiada por su tía que incluso la echo a la calle sin piedad. Scarlett sonrió de oreja a oreja tratando que no se mostrarán sus nervios, para su suerte María dejo de mirarla y se enfocó en los dos invitados que estaban a su lado, estaba tan emocionada por verla que no se había percatado de su presencia hasta ahora que ya se había calmado. Regreso su mirada a esta, estaba a punto de preguntarle quienes eran, cuando se percató el anillo que tenía Scarlett en su mano, entonces se imaginó cual había sido el motivo de su visita. Se quedó paralizada, sin poder decir nada, sus ojos se engrandecieron de la sorpresa, estaba a punto de hablar cuando otra voz femenina hablo detrás de ella, su voz era melodiosa y familiar para Jayde, se puso a lado de Luka para observarla.
- ¿Quién es María? -le preguntó curiosa-. ¿A caso es la invitada que estamos…?
La mujer ya había llegado a lado de María, se quedó sin habla al ver a Scarlett, ni siquiera se había fijado en ellos, para ella eran invisibles, la única que tenía en sus ojos era su sobrina. Scarlett y Jayde se quedaron congeladas ante la presencia de su tía y de su vieja amiga. Pilar no había cambiad mucho, seguía teniendo esa sonrisa tan dulce y esos ojos marrones que tanto la han caracterizado, lo único que había en ella es que su piel se había vuelto más blanca y su cabello era de un rubio oscuro y tenía un flequillo cuadrado, y ahora era diez años más grande que ella y estaba embarazada. Scarlett no podía creer que su tía estuviera embaraza, se sentía engañada y por la mirada de incredulidad de Antonella sabía que suponía eso.
-Scarlett -susurro incrédula-. ¿Qué haces aquí?
-Es mi hacienda ¿lo olvido? -dijo fría-. Esto fue lo único que me heredo mi padre al morir ¿acaso piensa echarme de mi propia casa?
-Claro que no cariño -dijo rápidamente-. Solo que estoy muy sorprendida de verte, recuerdo que expresaste claramente que querías cortar todos los lazos que nos conectaban.
-Supongo que eso te hizo feliz -repuso hiriente-. Saber que yo no me voy a interponer entre ti y la fortuna de mi familia.
Jayde y Luka se miraron sorprendidos, en los días que llevaban conociendo a Scarlett nunca la vieron a tan cruel e hiriente, ni siquiera con Jayde quien siempre buscaba cualquier excusa para insultarla, y eso les aterraba.
-Scarlett no le hables así a la señora Antonella -le reprendió María, lo cual sorprendió a esta, la miro incrédula sintiéndose traicionada-. Al menos compadézcase de su estado, le faltan un par de meses para dar a luz, es en esta etapa en la cual debe de cuidarse más por su bebe.
-No hace falta María -replico amable-. Sabemos que no importan las palabras que le digas nunca la harás cambiar de opinión sobre mí.
Scarlett desvió la mirada exasperada.
- ¿Cuándo me lo pensabas decir? -preguntó molesta-. ¿Cuándo ya supiera caminar tu bendición?
-No pensé que te fuera a interesar -respondió sincera-. No es que muestres tu interés sobre nosotros, añadiendo que mencionaste específicamente que no querías saber ninguna noticia de nosotros que no fuera sobre nuestro funeral.
Scarlett se rio al recordar aquel momento.
-Ahora vas a tener una criatura -dijo sin emoción-. ¿Debería felicitarte?
-Eso espero -contestó nerviosa, acariciando su vientre-. Pensábamos avisarte la semana entrante querida sobrina, por si querías asistir en el parto -se removió su cabello nerviosa, Jayde sonrió al verla, al parecer aquella maña aún no había desaparecido tras varias vidas-. Quería que estuvieras en mi lado…
-Tal vez -murmuro entre dientes, sin mirarlas-. Me lo piense.
Por la mirada esperanzada e iluminada de Antonella supo que no esperaba aquella respuesta, María incluso se veía sorprendida, seguramente esperaban algún comentario hiriente.
-Para eso he venido -mencionó petulante-. Quiero hacer las paces con ustedes, después de todo somos familia, eso no va a cambiar por más que yo quiera, así que creo que sería bueno convivir más entre nosotros -Antonella la miro ilusionada-. También he venido porque quería presentarles a alguien -les mostró su anillo, dejándola asombrada-. Después de todo tú no eres la única con secretos, estoy comprometida-. Tomó la mano de Luka y la entrelazo con la suya-. Él es mi prometido Luka barón del Trentino y ella es su hermana -la señalo-. Lady…
-Lady Isabel de Altenburger -se presentó, haciéndole una reverencia a Antonella-. Marquesa es un placer conocerla.
Antonella ni sabía cómo reaccionar, no se había percatado de su presencia hasta el instante en el que Scarlett los comenzó a presentar. Primero poso su mirada en Luka sonriendo dulcemente al verlo, después poso su mirada en Jayde, quien temía que pudiera reconocerla, no exactamente ella, sino que su vida anterior siendo Pilar le tuviera tanta rencor que lo manifestará en esta nueva vida, pero fue el efecto contrario que pensó que generaría su presencia. En cuanto miro a Jayde se puso completamente pálida, peor cuando había visto a Scarlett, sin motivo comenzó a llorar, no podía evitarlo, las lágrimas comenzaron a resbalarse sobre sus mejillas, se quedó sin aliento quedándose en shock.
Jayde se quedó en el mismo estado que ella, esperaba que la mirará con rencor, que le gritará e incluso que tuviera ganas de golpearla, pero no se esperaba que comenzará a llorar de la nada. Eso solo podía significar una cosa y solo hacía que el corazón de esta se sintiera más pesado, significaba que el alma de su vida pasada sentía tanta pena y tristeza que al momento de verla lo manifestaba. Sintió las miradas penetrantes de Scarlett y Luka posarse sobre ella, pero le resto relevancia, solo tenía ojos para una persona. Pilar no había cambiado ni siquiera con la atrocidad que le había hecho. María al ver como su señora estaba en tal estado, la removió suavemente trayéndola nuevamente a la realidad, Antonella inmediatamente se repuso, María le paso un pañuelo blanco para que pudiera limpiarse.