Estaba a punto de salir seguido de Luka y Scarlett, cuando Antonella tomo su mano deteniéndola.
-No puedes tener hijos ¿no es así -dijo con tacto, está la miro anonadada-. Lo sé porque yo también tuve esa misma mirada cuando me dijeron que era probablemente que nunca tuviera un hijo mío, estuvimos tantos años intentándolo y que por fin este esperando a mi bebe es un milagro -se llevó una mano a su vientre por inercia-. Nunca pierdas la esperanza al final de todo es lo único que nos queda en momentos donde pensamos que no hay una salida.
Jayde no supo que contestar y Antonella no esperaba alguna respuesta de su parte, le acaricio su hombro tratando de darle ánimos antes de salir por la puerta, en ese momento se juró proteger a ese bebe hasta que naciera. Antonella se excusó ante ellos diciendo que tendría que preparar algunas cosas para la llegada del bebé, pero que en un rato regresaría con ellos, eso dejaría a Jayde pensar en su siguiente movimiento. María les dio un pequeño recorrido por la hacienda mientras platicaba con Scarlett lo emocionada que se sentía por su compromiso, Luka solo asentía en varias cosas, se dio cuenta que Jayde había permanecido todo el trayecto callada, lo cual era raro de ella. Al final María tuvo que despedirse de ellos porque tenía que preparar la cena ahora que iban a ser más invitados con su llegada.
Sus habitaciones eran consecutivas, estaba en el tercer piso, había un ventana que daba acceso directo a la entrada de la hacienda, podían ver quienes entraban, la cuarta habitación le pertenecía a Scarlett, por la mirada nostálgica que tenía al ver solo la puerta que tenía un corazón rosado colgado, se imaginó que esa habitación debía de pertenecerle. A su lado estaba la habitación de Luka y seguida de la de este, estaba Jayde. Se imagino que las doncellas debieron de subir sus cosas cuando ellos estaban tomando el té con Antonella.
-Bien entremos -indico Jayde, para que pasarán a la habitación de Scarlett-. ¿Qué más están esperando?
-Nada -dijo apesadumbrada-. Solamente que hace mucho tiempo que no entro a esta habitación -se calló mirando al suelo abatida-. No desde que mis padres murieron.
-Podemos ir a otra…
-Gracias Luka -acortó amable-. Pero debo de enfrentarme a esto, no puedo huir más de mis demonios.
Respiro profundamente antes de tomar el picaporte de la habitación y girar la manija y entrar a su antigua habitación. Scarlett se quedó pasmada al ver que su habitación seguí siendo la misma desde hace nueve años exactamente desde la partida de sus padres, nunca más se había vuelto atrever a volver a la hacienda o casa de campo, eran los mejores momentos que conservaba de sus padres, ir ahí es como desenterrar todos aquellos preciados recuerdos que solo resguardaba en su mente. Su tía había dejado su habitación intacta y se encargó de dejarla en un buen estado esperando su regreso.
-No toquen nada -les advirtió.
Las paredes eran de color rosa pastel con flores azules pintadas en todas partes, estaban colgadas varias pinturas de oleos de mariposas de diferentes clases y colores en diferentes escenarios, la que más le intereso a Jayde fue el de una mariposa naranjada ardiendo en fuego volando sobre un cielo nocturno estrellado. El suelo era de madera blanca, con cada paso que daba crujía la madera bajo sus pies. En el techo colgaba un pequeño candelabro hecho de plata. Su cama tenía un respaldo hecho de plata, sus sabanas rosadas, a sus lados había un par de mesas hechas de plata, sobre estas había unos libros desgastados, por lo que se acercó Scarlett a verlos. Jayde se acercó a la ventana que había justo al lado de su cama observando el verde paisaje a su alrededor, le recordaba aquel fragmento en el que se encontraba en un campo.
-Jamás me imagine que mantendría esta habitación intacta -murmuro asombrada-. Los recuerdos más felices que tengo de mi vida los tuve en este lugar, por eso mi padre estipulo en su testamento dejarme este lugar solo para mí, como parte de mi dote.
-Al menos tuviste un padre que se preocupara por ti -susurro afligida.
Se alejo de la ventana alejando todos los recuerdos que la atormentaba, saltó hacia la cama con los brazos extendidos, sintiendo el rechinar del colchón al sentir su peso, se sumergió en aquella comodidad que le brindaba. Scarlett al verla sintió que le iba a dar un ataque.
- ¿Qué parte de no toques nada no entendiste? -exclamo horrorizada.
- Toda esa parte si te soy sincera -respondió franca, sentándose sobre la cama-. Bien hablemos sobre lo que nos importa en este caso tus tíos.
-Ya escuchaste a mi tía, mi tío no se encuentra en este momento va tardar al menos dos días en llegar -repuso Scarlett seria-. ¿Qué más podemos hacer?
-Tu tía es una gran mentirosa, me sorprende que sea capaz de mentir en su estado actual -determinó perspicaz-. Todo el tiempo estuvo mintiendo, pero quería hacer que nosotros no nos diéramos cuenta incluso esa doncella robusta -trató de acordarse de su nombre-. María, ella también participo -Luka y Scarlett intercambiaron miradas confusas-. Ellas no estaban sorprendidas por tu llegada en cierta manera sí, pero fue más porque llegamos en un mal momento -se puso pensativa-. ¿Viste su cara cuando llegamos? Era claro que no esperaba vernos a nosotros…
-Obviamente llegamos de improvisto -replico molesta-. Tampoco es que esperaban que llegará a visitarlas.