La maldita fortuna de Carlota de Aragón.

Capítulo 1

El invierno en épocas e julio ya era demsiado inteno, la nieve no paraba de caer y los árboles estaban vacíos de hojas. El camino al trabajo se hacía más largo y pesado, mis botas largas y oscuras rápidamente se llenaban de la inocente nieve, mientras caminaba dejando mi cabello pelirrojo al viento. Al llegar, se sentía la presión y desesperación, algo que no solía ocurrir en cuanto llegaba. Varias personas con sus rostros asustados o preocupados, con papeles en la mano de aquí para allá, caminando. Confundida, me acerqué a mi compañero de trabajo, Josh. El morocho estaba concentrado en la computadora anotando en papel, datos que le aprecían. 

─Josh, ¿qué sucede?  ─dije señalando a las demás personas de la oficina. 

─Amy, al fin llegas. Ha desaparecido Carlota ─dijo preocupado─, Carlota de Aragón. 

Mi mente reaccionó segundos después de localizar el nombre y recordar el rostro de la joven. Era una mujer, hija de padres multimillonarios que al parecer, todo el mundo adoraba. Era conocida por su bondad y su actitud frente a las personas tanto como ella, como una clase más baja. Su cabello era rubio ceniza hasta los hombros, cejas pobladas y oscuras y una pálida y cuidada piel. Admirable para cualquiera. Tenía apenas unos veintisiete años, había conseguido el título de diseñadora profesional hace pocos años y cada tanto, trabajaba de aquello aunque no lo necesitara. 

─¿Cómo es que ha desaparecido? ─pregunté. 

─Su personal no la encuentra por ningún lado. Ya la han llamado y nada. 

─Tal vez sólo se fue sola a hacer algo ─dije sentándome y recordando mis días donde necesitaba despejarme. 

─No es así ella, ha pasado un día ─dijo volviendo a su computadora. 

─Oh, bueno... Mantenme al tanto ─finalicé la conversación. 

Miré mi escritorio y el desorden que se encontraba allí, no sabía que lo había dejado tan desordenado. Lentamente, acomodé las diferentes libretas y diarios. Ser reportera requería de también ser ordenada, tanto aquí como en mi cabeza, lastima que lo segundo no esté cumplido. En la computadora, abrí el archivo reciente que se encontraba en la barra de tareas y supe que ya todos estaban trabajando en la portada, sería una grande portada para la mujer. 

 

Pasadas las horas, el resto del día no supe nada más de Carlota más de lo que se decía tanto en el trabajo o en la radio. Estaba oficialmente desaparecida y no había pistas, hasta ahora, según la policía. Entré a mi departamento y tomé una lata de vodka, lo más conveniente en el momento. Jamás había conocido personalmente a Carlota, no era alguien que me llamaba la atención, pero tampoco me había tocado entrevistarla. Varios compañeros de trabajo la conocían por su belleza, su carisma, sus juegos, sus fiestas o simplemente por ser la heredera de gran cantidad de dinero. Ojalá pudiera obtener ese dinero, pensé. Me libraría del trabajo de reportera y sólo estaría en casa. Pero jamás pasaría porque no era nadie tan importante ni tenía padres que lo fueran. Ellos vivían en una ciudad cercana y solían visitarme una vez al mes para ver cómo iba todo. Luego de mi pasaje por la clínica de rehabilitación, mis padres insistieron en que viva con ellos, pero no quería. No iba a tener treinta y dos años y estar viviendo con mis padres. 

Me dormí a causa de los efectos del alcohol y cuando desperté todo parecía peor. Puse la pava a calentar y luego tomé el control del televisor para prenderlo y encontrarme con la noticia que ya no era tan noticia para mí. 

"Carlota de Aragón, joven de veintisiete años, desaparecida", mostraba. 

La mujer del noticiero decía que al parecer, Carlota había salido en la noche a una fiesta, que aún no se sabía a cual, y había vuelto a casa unos minutos. Luego lentamente había ido caminando al parque de su mansión y desde allí, no se la había visto más. Me quedé atónita y después el ruido de la pava hervida me desconcertó. ¿Había ido a una fiesta y luego volvió a sus casa unos minutos? ¿Qué fue a buscar o a hacer? ¿Por qué eligió caminar al parque de su mansión cuando debía volver? No se me ocurría algo coherente. La imaginaba feliz con sus amistades, con un vestido largo y tacos altos...pero tal vez no era eso, tal vez ella no era así. Tal vez. 

 

 

 



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En el texto hay: misterio y crimen, amor y sufrimiento

Editado: 17.02.2018

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