Max
Desde que se llevaron a Josh a la comisaría, mi primer movimiento fue alcanzarlos allá. No pude seguir la patrulla, pero supuse que irían al lugar de siempre. Así que había tomado un taxi esperando no llegar tan tarde.
Marqué a Kennedy, pidiendo ayuda y él me había dicho que iría con un abogado lo más pronto posible. Eso me tranquilizó hasta que llegué a la comisaría y todo se vino abajo.
Cuando fui directo a preguntar con Pablo, él me dijo que desconocía de esa denuncia y que nadie había llegado a la comisaría con Joshua Lyle. Ni lo entendía, no tenía nada de lógica. Intenté contactar con otros departamentos de policía pero el único lugar al que debía venir era a este.
Pablo intentó contactar con su colegas, no había información de su detención nada. Pero yo había visto a esos hombres vestidos de policías llevándose a Josh. Comencé a temblar, al darme cuenta de que toda aquella escena había sido un engaño.
Esos hombres no eran policías, no. Eran unos secuestradores. Kennedy ya había llegado con el abogado y entonces le conté todo.
—No sé que pasó, pero eran unos hombres disfrazados de policía incluso tenían una patrulla ¿cómo es eso posible?
Kennedy se pasó una mano por su cabello perfectamente peinado.
—Alguien debió contratarlos. Él me llamó justo después de que tú me contactaste, me pidió lo mismo un abogado. Supongo que le hicieron creer que estaba en la comisaría.
—¿Te dijo algo más? ¿Algún dato importante o su ubicación?
Él negó.
Pablo se acercó a nosotros.
—¿Recuerdas el número de placas de la supuesta patrulla dónde se lo llevaron?
Estaba demasiado conmocionada para ver algo importante, pero recordé un par de números. El número marcado en el cristal de la ventana trasera: 2539
—No, pero si el número de patrulla: 2539.
Él asintió.
—Lo investigaré —nos miró a ambos —Por el momento, es demasiado pronto para denunciar un secuestro ya que ni siquiera han pasado 24 horas, pero estaré investigando desde antes. Haré lo posible por meter la denuncia lo más pronto posible.
Apreté mis manos contra mi vestido, sintiendo que me ahogaba. ¿Y si le hacían daño? ¿Y si lo mataban por haberse metido con una empresa grande?
Me sentí mareada de repente.
Esto era mi culpa, yo nunca debí instalarlo a investigar en su trabajo. Si yo no hubiera aparecido, él estaría bien. No en peligro.
Kennedy notó como casi me caía y me sostuvo al instante. Me llevó a una banca para sentarme. Solo entonces me permití llorar.
—Es mi culpa, Kennedy. Nunca debí obligarlo a investigar —sollocé.
Las lágrimas comenzaron a caer por mis mejillas. Si nunca me hubiera conocido las cosas serian diferentes. Kennedy puso una mano en mi hombro y me dio una palmada amable.
—No es su culpa señorita Max, él fue quien tomó la decisión de seguirle el juego.
—No lo entiendes, yo lo amenacé con difamar y él tuvo que hacerlo.
Kennedy negó.
—Si algo sé de mi jefe es que nunca lo pueden obligar a hacer algo que no quiere. Si tomó la decisión de investigar debió ser porque en el fondo él sintió que algo andaba mal. Si la aceptó a usted en la empresa, fue por eso. Una amenaza de prensa era lo de menos y no sería la primera vez que lo amenazaban con eso.
Lo miré sorprendida.
—¿Estás diciendo que él siguió mi juego aún cuando nunca representé una amenaza real para él?
Él se alzó de hombros.
—Es curioso, pero hacía un mes que un grupo de protestantes lo amenazó con denunciar sobre unos casos sobre incremento de precios en los productos un caso muy similar a como pasó con usted. El señor Lyle se rió en sus caras y les dijo que lo intentaran. Lo hicieron, pero él acabó con sus intentos. Entonces, ¿por qué decidiría hacerle caso a usted si fácilmente pudo desestimarla? ¿por qué tomaría la decisión de proponer un trato?
Me quedé en absoluto silencio, sin entender nada. Si Josh siempre pudo ignorarme, ¿por qué no lo hizo?
¿Había sospechado de la empresa desde antes de conocerme?
—¿Por qué haría todo esto? —fue lo único que pude preguntar.
—No lo sé señorita, pero tengo una teoría.
Lo miré, esperando escucharlo.
—¿Cuál es esa teoría?
—El señor Lyle siempre ha sido un joven muy solitario. Ermitaño. Obsesionado con su trabajo, pero creo que cuando llegó usted a amenazarlo algo debió calar en él. Algo de usted llamó su atención lo suficiente para que decidiera salir de esas cuatro paredes y mirarla. Como si lo hubiera hecho despertar de un largo sueño.
***
Al día siguiente había regresado a comisaría con la esperanza de saber algo del paradero de Josh, sin embargo, no hubo avances. Pablo hizo lo que pudo para ayudarnos, pero la falta de información seguía sin ayudar. Intentó rastrear el número desde el cual Josh había contactado a Kennedy sin mucho éxito.
Alex y Oliver habían tratado de animarme, diciendo que esos hombres regresarían a Josh vivo porque lo necesitaban para inculparlo. Pero yo no estaba tan segura. Desesperada, reuní las pocas pruebas que conseguí por fuera como mi entrevista con aquella ex empleada del doctor Williams. Ella fue tan amable que me dejó grabarlo todo y me dio toda la información que sabía.
No era suficiente, necesitaba algo incriminatorio. Así que terminé a las afueras de los laboratorios de Williams. Si lograba ingresar y encontrar los papeles, podía llamar a la policía y lograr que lo detuvieran.
Recibí una llamada de mi teléfono. Era Alex.
—Hermanita, más te vale que no estés haciendo una locura. Ya te dijimos que fueras paciente.
—Estoy bien, Alex. Algo cansada, te llamo luego.
—¿Qué es ese ruido? ¿No estás en casa?
El estúpido viento de aquella tarde no ayudó.
—Es una película que estoy viendo. Ya sabes, esas que me gusta ver, desastres naturales.