La Mansión Han

Capítulo 1

Estaba muy mareado, escuchaba voces murmurando, no obstante le era difícil identificarlas. Minho intentó moverse, pero sentía su cuerpo pesado y... algo limitado.

Intentó echar una ojeada, pero la fricción de la tela con sus ojos, le impedía poder mantenerlos abiertos.

Estaba acostado en lo que, intuyó, debía ser el asiento trasero de un vehículo, basándose por los movimientos y las vibraciones que casualmente golpeaban por debajo del asiento. Abrió la boca para pedir explicaciones de lo que sucedía, pero resolvió que no era una buena idea. Aprovechándose de su posición, frotó su cabeza con el asiento repetidamente, hasta que consiguió deslizar parte de la tela que le cubría los ojos.

Vislumbró que efectivamente se encontraba en un vehículo, una furgoneta a juzgar por el tamaño. El se encontraba en lo que parecía ser la última fila de asientos, intentó incorporarse, pero notó que sus manos estaban atadas y que los cordones de sus zapatos estaban anudados entre sí.

-  Que ingenioso, supongo - pensó Minho, sonriendo- pero no lo suficiente.

Empezó a friccionar sus talones con el piso de la furgoneta, hasta quitarse los zapatos. Era verano, así que no había problema en correr descalzo si era necesario.

Su cabeza comenzó a bombardear de preguntas.

¿Me secuestraron?

                          ¿Qué ocurrió con mis padres?

                                                      ¿Y si están heridos de muerte?

                                                                                         ¿Y si-

Se detuvo de golpe cuando una idea lo chocó.

Si se había despertado por unos pasos que intentaban ser discretos ¿Habían ido directo hacia el? Gran parte de él estaba seguro de que si hubiera pasado algo a sus padres, lo habría despertado un alboroto, gritos y cosas golpeando; sobre todo cuando tenían cosas nuevas y un futuro brillante les deparaba.

Comenzó a prestar atención al entorno para saber a qué situación se estaba enfrentando. No había mucho ruido en el vehículo. La música proveniente de la radio estaba a un volumen moderado, suficiente para disfrutarla y estar atento de lo que ocurría alrededor.

No eran muy conversadores los ocupantes del vehículo.

Lo discreto del viaje fue interrumpido cuando el teléfono de uno de los sujetos sonó. Contestó rápidamente con una voz firme. Minho alcanzó a percibir una voz femenina del otro lado del teléfono. Se esforzó en lograr descifrar la conversación.

-  Hiroshi- dijo la mujer

-  ¿A que se debe su llamada? - contestó uno de los hombres, que cargaba varias cicatrices en su mano

-  ¿Está todo bajo control?

-  ¿Por qué pregunta?

-  Me inquieta que pueda provocar inconvenientes -respondió la mujer- Al fin y al cabo, es mi hijo.

Las tres últimas palabras sumergieron a Minho, por primera vez en muchos años, en pánico. No tan solo lo habían secuestrado de su casa, sino que su madre estaba en conocimiento de lo que sucedía y no parecía querer hacer algo para recuperarlo.

- Además la lucha que tuvo con nosotros para defenderse fue difícil. Lo conozco -continuó con arrogancia en su voz- es más que nada para advertirles de que no es tan debilucho como se ve.

Los hombros de Minho se cayeron. Dejó de escuchar a su madre en el teléfono, la música de la radio, los sonidos del exterior y apenas percibía los <ahá> que soltaba cada tanto el hombre. Lo invadió la desilusión.

Minho estaba sentado en silencio cuando la llamada finalizó. A pesar de tener su vista hacia sus pies, supo que los pasajeros frente a él habían volteado a mirarlo tras oír el sonido del chirrido del sillón.

-  Me secuestraron porque mi madre se metió en algo raro ¿Cierto? - preguntó sin apartar la mirada de la alfombra del vehículo- ¿Qué hizo mi madre?

Los hombres se mantuvieron en silencio. Minho levantó la mirada para enfocarse en los ojos de los sujetos que lo observaban.

-  ¿Robo? ¿Apuestas? -su voz comenzó a quebrarse de a poco a la vez que contenía sin éxito el lagrimeo- ¿Soy la garantía hasta que lo resuelvan?

Los hombres tenían un semblante peligroso, tanto por el traje pulcro que vestían como por sus facciones. Lo observaron mientras ablandaban su postura. El de las cicatrices, Hiroshi, se giró por completo hacia Minho. El joven sintió que se hundía en el asiento. No supo identificar si era miedo o desesperanza.

-  No estás secuestrado. No hay apuestas ni robos en este caso. - dijo Hiroshi

-  ¿Y por qué estoy aquí? - contestó agitado- ¿Por qué habían cosas nuevas en mi casa? Mi madre dijo qu-

-  Ya no volverás a esa casa, ni a esa familia. -interrumpió el otro sujeto, con cabello rubio y puntiagudo.

-  Joe -dijo Hiroshi lanzando una mirada severa a su compañero. Miro a Minho y continuó- La señora L. decidió hacer un trato con una buena familia en el distrito. -hizo una pequeña pausa- Ellos recibirán una compensación económica mientras tú trabajas en la casa de esta familia.

-  Tendrás techo, alimento y ropa -añadió Joe- estarás mejor que en tu antigua casa.

-  ¿Compensación económica? - susurró minho confuso- o sea que ¿cada tanto volveré a mi casa? ¿Es como un trabajo por días?

Joe suspiró mientras se pellizcaba un lunar que tenía en el mentón. Su compañero lo miró de manera apacible a la vez que le ponía una mano sobre su hombro mientras asentía.

-  A partir de ahora, vivirás con la Familia Han. Trabajarás para ellos -dijo Hiroshi con voz firme, pero reconfortante a la vez- tus padres ya no estarán. Tu madre recibió una compensación económica a cambio de que estuvieras en esa mansión.

Minho estaba tratando de reprimir el pensamiento que lo acosaba, pero decidió soltar la pregunta cuando volvieron a hablar de dinero:

- Cuando hablas de compensación económica, ¿Quieres decir que... me vendió?



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En el texto hay: drama, kpop, stray kids

Editado: 02.10.2021

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