La Mansión Han

Capítulo 2

Jeongin, paisajista de profesión, visitaba un par de veces la mansión para poder realizar sus labores. Desde cortar el césped hasta cargar con la ornamentación del gran jardín de la mansión. Le encantaba trabajar ahí, habían grandes arbustos con los que se expresaba y daba rienda suelta a su creatividad, ya que el jefe de familia no le ponía límites a sus proyectos.

Lo único que a veces arruinaba sus días laborales, era cuando el hijo único de la familia, Han Jisung, se disponía a darle órdenes. Sin embargo, Jeongin nunca le hacía caso.

-  Usted no es mi jefe, yo hago tratos con su padre. -respondía Jeongin a sus peticiones- Y lo que yo haga en este jardín, lo veo con el Jefe de familia, usted es ajeno a esto.

-  Este niño irrespetuoso -refunfuñaba Jisung mientras se retiraba- no puedo creer que mi padre le siga dando trabajo. 

Usaba el cortacésped, cuando escuchó al susodicho gritar:

-  ¡HEY, NIÑO! -gritó Jisung- ¿NO TIENES UN MEJOR HORARIO PARA CORTAR EL ESTÚPIDO CÉSPED?

-  Ya es mediodía señor -respondió confundido el jardinero, Jeongin.

-  ¿Y ESO QUÉ? ¡ME DESPERTASTE!

-  Lo siento señor, pero es el horario en que trabajo.

-  ¡OLVÍDALO! -finalizó Jisung, mientras cerraba la ventana con brusquedad.

Como hijo único de la familia Han, Jisung contaba con una vida acomodada. Sus padres le habían dado todo lo que necesitaba -y quería- desde que era un infante. Sin embargo, su padre, siendo un importante empresario a nivel nacional en Corea del sur, también era muy exigente con él; Jisung debía comportarse de manera apropiada y cortés en eventos o cualquier situación que implique relaciones públicas, no obstante, dentro de los muros de su propiedad se comportaba como un déspota.

Sus relaciones personales más importantes estaban ligadas con personas del mismo o mayor estatus. Uno de ellos, Seo Changbin, quien se convirtió en su mejor amigo después de conocerse en el TCIS. Fue en esta instancia en la que el Señor Han Padre decidió tomar riendas de su vida

-  ¡Demonios! - se quejó Jisung mientras se pasaba las manos, procesando que no podría volver a dormir.

Mientras sentía que el sonido de la cortadora de césped le taladraba la cabeza, fue a lavarse la cara con la intención de que eso le quitara la resaca.

La noche anterior se había reunido con su novio, Hwang Hyunjin, bebieron un par de copas para celebrar la calificación sobresaliente que había obtenido en su último examen.

Se habían conocido en una ceremonia donde la mayoría de los asistentes eran grandes magnates de Corea del Sur. Los Hwang son líderes en la industria del diseño y la moda, y los mellizos Hwang Hyunjin y Hwang Yeji fueron considerados desde su infancia el futuro rostro de la industria familiar, llevando aún más lejos el alcance y el poder que poseían entonces. Ahora, ambos estudiando carreras afines al negocio familiar, eran muy populares en todos lados.

Hyunjin atrapó la atención de Jisung tanto con su atractivo como por su talento innato para innovar en tendencias de vestuario. A medida que se fueron conociendo, notaron que compartían la mentalidad arrogante y esto los hizo sentir que encajaban como piezas de rompecabezas. Además, Hyunjin se llevaba bien con Changbin, situación que era muy relevante para Jisung a la hora de buscar pareja o relacionarse con otras personas; Changbin era más que su amigo, su hermano, debían respetarlo y ser agradables con el si querían llegar a él.

Mientras el agua caía por su rostro, el dolor de cabeza fue disminuyendo y su expresión de sufrimiento fue sustituida poco a poco por una sutil sonrisa. Jisung se sentía orgulloso de su círculo más cercano, la confianza y la complicidad que tenían lo hacía sentir muy seguro, tanto así que no sentía ansiedad de pensar en el futuro sino que estaba deseoso del poder que alcanzaría con sus influencias.

Los ladritos de los perros y el estruendo del portón abriéndose, lo sacó de su fantasía. Se asomó en la ventana para ver el ingreso de la Van en la que se suele transportar el con sus guardias, generalmente Hiroshi y Joe. No fue sorpresa para el verlos bajar del vehículo, pero si lo desconcertó un poco ver un joven delgado de cabello liso y reflejos castaños. 

Su fantasía fue interrumpida por los ladridos de sus dos canes y el estruendo que produce las puertas de la entrada de vehículos. Se asomó en la ventana para ver el ingreso de la Van en la que se suele transportar el con sus guardias, generalmente Hiroshi y Joe.

No fue sorpresa para el verlos bajar del vehículo, pero si lo desconcertó un poco ver un joven delgado de cabello liso y reflejos castaños. Se vistió rápidamente, se humedeció las manos para peinar su cabello hacia atrás, se aplicó uno de sus perfumes favoritos y se dispuso a bajar.

La distancia entre su habitación y la escalera hacia el vestíbulo, hizo apresurar levemente su paso, al menos para alcanzar la escalera justo en el momento en que las puertas se abrían.

Los guardias estaban conversando algo que el no alcanzaba a oír, pero en cuanto notaron su presencia, se giraron hacia él.

-  Buenas tardes señor Jisung - saludó sonriente Hiroshi al momento que realizaba una reverencia.

-  Buenas tardes joven - dijo Joe, serio como siempre. ¿Alguna vez sonríe este tipo?, pensó Jisung.

-  Señor Jisung, le presento al joven Minho -introdujo Hiroshi- se incorporará a las labores de servicio en la mansión a partir de hoy.

Jisung lo observó con detenimiento a la vez que asentía con la cabeza. Era un joven vestido de manera medio andrajosa, a pesar de tener un cabello precioso, se notaba que estaba un poco deshidratado y le faltaba más cuidado. Tenía una pequeña y sutil cicatriz en la ceja, que se ocultaba -no lo suficientemente- detrás del flequillo de Minho.

-   Por cierto ¿Ha visto a la ama de llaves? -preguntó Hiroshi.



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En el texto hay: drama, kpop, stray kids

Editado: 02.10.2021

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