Estoy empezando a recuperar el concimiento, no se muy bien donde estoy pero no pardo de percibir un olor de tierra mojada, al apretar la mano contra el suelo para poder levantarme me doy cuenta de que es blando. Empiezo ha habrir los ojos poco a poco, hay un sol muy intenso y entre la resaca y el dolor muscular por el impacto solo de abrir un poquito los ojos siento que me queman y la cabeza empieza a darme mil y un pinchazos. Cuando por fin logro incorporarme con la hayuda de una gran piedra que hay me doy cuenta de que sigo con mi vestido, tengo los tacones y mi pelo parece que esta intacto. Empiezo a caminar tambalendome un poco, no se ni donde estoy ni como he llegado. Lo único que me queda es encontrar una carretera a ver si hay alguien que esta dipuesto a hayudarme.
Llevo una hora dando vueltas, tengo la garganta seca y aun no se donde estoy, ni tampoco parece que vaya a encontrar alguna aldea o carretera como minimo, el sol ya se esta empezando a poner y lo único que tengo es mi cartera con el movil que no me funciona y una erramienta que no se ni de donde salio. Caundo el sol se pone decido encender una pequeña ogera para auyentar a los animales que pueda haber alrededor.
Un golpe me despierta, cuando alzo la vista me encuentro a un hombre de mediano edad mirandome fijamente. Tiene el pelo rubio con algunas canas poco notables, sus ojos son saltones y de un color miel muy claros, su cuerpo es fornido y esta cubierto con piel de animal. El hombre me obsera con fascinacion, cuando termina me agarra del brazo y me levanta. Sin inmutar palabra me lleva hasta donde hay un grupo de gente viviendo y hablando, me da un camison largo y me hace ponermelo. Como puedo me escondo los tacones, el bolso y el bestido devajo del camison, caundo he terminado me agarra y me hat de manos y pies metiedome en un tipo de carruaje mal hecho.
Hay estamos toda la noche, prefiero no decir nada por si acaso. Si algo aprendi de mi vida secreta es que siempre tienes que analizar bien a los enemigos para saber como actuar. Por la mañana el carruaje empezo a tirar hasta una aldea, alli la gente nos miraba y nos insultaban. El carruaje paro delante de una choza enorme con unas puertas dobles gigantes con dibujos hechos de oro. Al entrar me percate de unas enormes estatuas hechas con maderas, no es que supiese mucho del asunto pero sabia que se trataban de figuras de los dioses viquingos. En el sitio donde estabamos hera una habitazion enorme con un trono en medio, en cima del trona habia un sibujo esculpido de un un paraiso, debajo se apreciaba la palabra Valhalla. Nos hicieron arrodillarnos cuando un hombre de mediana edad entro a la habitacion acompañado de tres mujeres. La primera debia de tener la misma edad de el hombre, ella tiene el pelo negro, sus ojos son de un verde muy claro, es delgada y alta. La segunda debe de rondar los 30, ella en cambio de la primera es peliroja y teine muchas pecas, sus ojos son de un color azúl cielo muy hermosos, ella es bajita y muy delgada. La última debe de tener 16 años o un poco mas, tiene el pelo azabache, unos ojos saltones de color marron y no es ni muy alta ni muy baja, es un poco mas grande que las demas en forma fisica, parece que este embrazada. El hombre es alto, teiene el pelo rubio y los ojos rojos como la sangre, su cuerpo es musculoso y lleba una armadura.
- Hermano.- El hombre que me ha capturado empieza a hablar haciendo un lebe gesto con la cabeza. - Le he traido a unas esclabas, usted puede eleguir la que mas le guste y se la doy.-
- Bien. - Se levanta y hace pasar a un chico que tiene sus mismos rasgos y color de ojos, en lo único que cambian es en el color de pelo, es cataño. - Aren hijo elgue a tu nueva sirbienta personal.-
- Como ordene padre.- El se hacerca a todas y cada una de nosotras, yo soy la última de todas. Cuando se hacerca a mi agacho la cabeza de forma que no me pueda ver los ojos ni la cara. - Levanta la cara.- Me ladra autoritario, prefiero no hacerle caso y eso parece hacerlo enfadar. Me toma el menton y me lo lebanta bruscamente, al hacer eso mi primera reaccion es cerrar los ojos de golpe. - Abra los ojos. !YA!- Me espeta furioso. Al habrir los ojos veo como me determina, me mira de arriba a abajo y despues se fija en mis ojos, siento que ese color rojo sangre me han ipnotizado por unos instantes. Se aleja de mi dando grande cancada.
- Y bien a cual eligues?- Los dos hombres nos miran a todas y cada una de nosotras hasta que el chico se decide.
- Quiero a esa.- Me señala con el dedo. Al instante le pagan al hombre que me trajo hasta aqui en contra de mi voluntad y el me suelta. Cuando todo el mundo sale el hombre que estaba sentado en el trono le ordena a unas sirvientas que me duchasen y me trajesen ropa adecuada.
Al terminar de todo, me llebaron hasta la misma habitacion. Esta vez habia mucha mas gente, parecia que estaban celebrando algo, la gente bebia, bailaban, cantaban y hablaban a vozes.
- Toma tienes que quedarte todo el rato al lado del principe.- Una mujer me señalo donde estaba ese tal Aren y me dio una jarra llena de cerbeza. Asenti con la cabeza y me diriji hacia donde estaba.
El chico esta rodeado de muchachos de mi misma edad, todos son muy bellos pero muy ordinarios a la vez. Cuando me hacerque todos se quedaron mirandome con un poco de extrañeza, lo único que hice fue sonreir e inclinar un poco la cabeza.
- Aren ¿quien es?- Pregunta un chico con el melo naranja.
- Es mi sirvienta personal.- Todos se quedan impactados.
- Yo tambien quiero una sirvienta tan hermosa.- Dice uno de los chico hacercandose a mi para tocarme.
- Ivar para.- El tal Aren se interpone y el otro se tira hacia detras.
- No hace falta que me defienda.- Digo en un tono de voz con la que el circulo pueda escucharme bien. Todos me miran algo sorprendidos y decido acutuar rapido. Pienso un nombre para decirles, es mejor tener aliados que estar sola. - Mucho gusto. - Pongo una sonrisa radiante antes de cotinuar. - Mi nombre es Astrid. ¿Cuales son vuestros nombres?- Pregunto relajada, al ver que nadie me responde decido hacerme un poco la victima. - Lo lamento.- Agacho la cabeza.