Después de salir del hospital nos mudamos con nuestra tía Nicole. La casa a simple vista se veía grande y su jardín tenía flores exóticas.
Mi tía nos instalo en la tercera planta, donde había dos cuartos, uno enfrente del otro y un baño.
Cuando entre a mi cuarto me gusto la pintura de color celeste de las paredes, los muebles de roble, lo grande que era la cama.
Había un escritorio con algunos libros y una nota que decía: "Se que te gusta leer, espero que te gusten. -Nicole."
Los días pasaron y se acercaba el final de las vacaciones de verano, lo cual significa regresar al instituto. Me preocupa tener que empezar de cero y no creo que me sea fácil.
Terminé de guardar mis cosas de la última caja que me quedaba. Tome el picaporte de la puerta pero antes de poder abrirla sentí la extraña sensación de ser observada.
«Deja tus absurdos pensamiento, ¿Quién te iba a vigilar? No hay casas detrás, solo hay un bosque» pensé detenidamente.
«Toc-Toc», llame a la puerta de Ryan, abre la puerta y me invita a pasar.
- ¿Que querías saber?—preguta Ryan sentado en su escritorio—.
- ¿En que trabaja?¿Y su marido?¿Como se llaman nuestros primos?— lo bombardee a preguntas—.
- Es empresaria, trabaja en publicidad; su marido murió hace catorce años y nuestros primos se llaman Kevin y Danielle que son los gemelos y el pequeño es Charlie.
- ¿Algo más que deba saber?—añadi—.
- No, recuerda que más tarde tenemos una reunión con la tía.
Dos horas después bajé las escaleras y me dirigí al despacho de mi tía, entre y cerré la puerta, mire a Ryan y a mi tía que me estaban esperando.
-Como le comentaba a Ryan, pronto empezarán las clases, y les quería comunicar que irán al mismo instituto que sus primos . Ya me encargue de sus libros y uniformes, y posibles materiales que podrían necesitar -añadió-. Por cierto, mañana serán las fiestas de la zona, pensé que les podía gustar salir conmigo y sus primos para que se distraigan un poco.
-Sera bueno para nosotros, ¿no crees Naran? -dijo con una sonrisa forzada, mientras ponía su mano en mi hombro-.
Sé que mi hermano no quería que la tía Nicole se preocupase por nosotros, así que no me quedaba otra opción.
- ¿Porque no? -dije-.
Después de la pequeña reunión cenamos pizza, encargada por la tía Nicole, a su vez veíamos una película en una televisión gigantesca.
Cuando se acabo la película me despedí de todos y me dirigí a mi cuarto, me coloque los auriculares y me puse a observar el techo mientras escuchaba "Billie Jeans" de Michael Jackson uno de mis cantantes favoritos.
... ... ...
-Naran, Naran ¿puedes oírme? -sonó una voz aguda que me era desconocida-.
Al abrir los ojos me sorprendí al ver que me encontraba en medio de la carretera con árboles a ambos lados, que era lo poco que me permitía ver la espesa capa de niebla que envolvía el alrededor.
Note una presencia detrás de mí, me recorrió un escalofrío en todo el cuerpo pero decidí mirar atrás. Pude ver una persona alta, vestida con una túnica con capucha de color negro, lo cual ocultaba su cuerpo y su rostro.
-Has despertado por fin, Naran -dijo con voz ronca-.
Por su voz parecía ser una mujer.
-¿Quién es y porque sabe mi nombre? -grite alterada-.
-Aun no estás preparada para saber quién soy, pero si te diré una cosa ... -se paro en seco mientras hablaba.
-¿Que le pasa?¿Porque se detiene? -murmure-.
Empezaron a escucharse sonidos extraños que parecían dirigirse hacia donde nos encontrábamos, a lo que la mujer se giró.
-Deberías irte, no deben encontrarte por ahora, podría ser peligroso. Huye Naran, huye -añadio antes de desaparecer entre la niebla-.
Cuando los ruidos se volvían más próximos vi una extraña figura a lo lejos que me hizo obedecer al comentario de la mujer, empezando a correr como si mi vida dependiera de ello. Los ruidos se volvían a su vez más próximos, haciéndome estremecer. Cuando mire hacia atrás me detuve intentando inhalar aire y cuando quise volver a correr, caí por un precipicio que parecía marcar el final de la carretera.
... ... ...
Desperté bañada en sudor, el sol que se colaba entre las cortinas. Coloque mi mano a la altura de mis ojos, protegiéndolos así del sol. Me dí cuenta de que me había quedado dormida, miré la hora mi teléfono y marcaba las 9:57 a.m. .