La marca de Naran

IV

Caminamos en dirección norte, a medida que avanzabamos hacía cada vez más frío.

Erick se paro en seco.

- A partir de aquí, no te se pares de mi lado, ya que esta zona podría ser peligrosa —comento Erick— .

- Vale —respondí firme—.

Me acerque a él y trate de seguir su ritmo.

Una hora más tarde.

Los árboles siniestros a mi alrededor me hacían sentir intimidada, pero a la vez tenía la extraña sensación de haber estado por aquí.

- ¿Podemos parar un momento? —pregunto Erick sacandome de mis pensamientos—.

- Vale —murmure—.

Él saco agua de su mochila, mientras me observaba de reojo.

- Espero que no pienses que hago esto por ayudarte —comento Erick mirándome con cierta arrogancia—.

Pero antes de poder responder, sentí una ráfaga de aire caliente. Me gire y vi una luz débil a lo lejos.

- ¿Ves eso?  —pregunte a Erick señalando en dirección a aquella luz—.

Él lo vio y empezamos a caminar hasta una pequeña colina, nos miramos al ver que lo habíamos encontrado.

Cuando llegamos hasta el árbol, se abrió un agujero en el centro, dejando ver la piedra amarilla.

Al sacarla una brisa cálida nos rodeó hasta que se cerró.

- Y ya está, así de fácil —se queja Erick, y añade— oye tú, no te quedes hay vámonos.

- Vale —respondí mientras lo miraba de reojo—.

«A veces no entiendo como puede ser así», pensé.

Cuando regresamos al lago, y saqué la piedra amarilla de mi bolsillo.

- Toma, cuídala bien —le dije antes de salir corriendo— .

Entretanto, estuve pensando en la actitud tan contradictoria de Érick, ya que en pocas ocasiones he podido ver su lado amable.

En ese mismo instante escuche un ruido que provenía de detrás de mí, trague saliva y me gire. Había un gran lobo sacandome los dientes, sentí un escalofrío por todo el cuerpo y me quedé congelada.

Pero cuando se abalanzo sobre mí apareció otro de la nada que lo embistió contra un árbol. En ese momento, empecé a correr por el bosque aprovechando que los lobos estaban atacando.

Cuando llegue a casa, subí a mi cuarto sigilosamente y recoste en la cama, trate de pensar en lo que había ocurrido y de la suerte que tenía de estar viva.

Una semana después

- Naran, Naran, me estás escuchando —clama Serena— .

- Eh, si dime —respondí aturdida—.

- Estamos hablando sobre el baile de Halloween —declara animada Camila—.

- ¿Ya sabes con quien irás? —me intorraga Bianca mirándome fijamente—.

- Bianca, para satisfacer tu curiosidad, no tengo a nadie en mente —respondí fríamente—.

«Nunca me han interesado las fiestas o eventos del instituto y no se como he acabado decidiendo que si», pensé mientras las observaba tan ilusionadas.

- Pues yo voy a ir con Ryan —nos confiesa Camila sonrojada—.

Bianca y Serena sonrieron provocando que se tapase la cara.

- ¿Y vosotras dos? —pregunté rápidamente a Serena y Bianca—.

- Con Cassian –me responde Bianca casi de inmediato—.

- Pues yo iré con mi querida Naran —me contesta Serena soriente—.

- Será un honor, pero, ¿Damián no te pidió ir con él? —pregunté pensativa a Serena— .

En ese momento todas nos que quedamos mirando a Serena hasta que hablo.

- Si, pero no quiero dejarte sola —me confeso Serena en un tono triste— .

Le sonreí y la abracé fuerte.

- No te preocupes por mí —le susurro a Serena—.

Cuando terminamos de hablar sobre la fiesta y los disfraces que nos pondríamos, nos despedimos de Bianca y nos fuimos a cada cual a su respectiva casa.

Cuando estaba a unos pocos metros de casa, vi a Erick junto a su moto esperando al lado de mi puerta.

Cuando me vio se dirigió hacia donde me encontraba, y sin mediar palabra me abrazó de la nada.

- ¿Que te ocurre? ¿Estas bien? —pregunte a Erick preocupada—.

No me respondió, pero aún así sentí la necesidad de abrazarlo con fuerza.

«En verdad, no entiendo su actitud tan bipolar», pensaba mientras le daba palmaditas en la espalda.

Pasaron aproximadamente más de cinco minutos, y en ese mismo momento vi aparecer a Tayra a lo lejos.

Aparte a Erick apresuradamente mientras miraba la expresión de Tayra.

- Hola Erick —saluda a Tayra a Erick  mientras me miraba con despreció—.

Erick permaneció observando me sin decir nada hasta que rompí ese silencio tan incómodo.

- Bueno los dejo conversar —comenté antes de salir corriendo— .

Entré sin mirar atrás, vi a Ryan entrando en la cocina y lo seguí.

- Hola Ryan —salude a Ryan y añado—,¿hoy has quedado con Erick?

- No, ¿porque? —me pregunta Ryan pensativo— .

- No, por nada —respondí confusa a Ryan—.

Cogí una manzana y antes de salir de la cocina apareció Marie-Anne.

- Hola chicos, mañana regresa su tía a casa —nos informa Marie-Anne sonriente y añade—. Por cierto, ya he preparado la cena.

Ryan y yo asentimos, cenamos juntos los espaguetis a la carbonara que preparó Marie-Anne.

Cuando me dirigía a mi habitación ví a Tayra apoyada en mi puerta.

- Te lo advierto, no te acerques a Erick —me amenazó Tayra—.

Me empujo y bajo las escaleras.

Entré a mi cuarto y salí al balcón a despejarme. El cielo estaba vestido de estrellas brillantes, la noche era fría y la brisa se sentía refrescante.

De pronto vi algo moverse entre el bosque y decidí entrar dentro. Me senté a leer un libro hasta que me entró el sueño y me fui a lavar los dientes para irme a dormir.

Al día siguiente
 


 

- Naran, ¿que tal te fue en el exámen? —me preguntó Damián—.
 


 

- Normal, saque un diez —respondí contenta a Damián—.
 


 

- Cambiame el exámen, yo suspendí con un tres y medio —nos confeso Damián cabizbajo y añadió—. ¿Y tu Serena? 
 



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En el texto hay: aventura, romance y fantasia

Editado: 09.10.2020

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