Al contemplar el cielo cubierto de nubes naranjas recordé las palabras de mi padre. No es que no lo entendiera, es solo que no podía evitar sentirme decepcionada. Realmente, quería ver a mi nana, pero por lo visto iba a ser imposible.
Recogí una flor de jazmín, la miré por algunos segundos antes de llevármela a la boca. No era comestible, pero me ayudaba a calmar mis sentimientos.
— Ya es tarde, ¿qué estás haciendo aquí comiéndote mis flores? — cuestionó una voz a mis espaldas. — ¿Acaso no te dan de comer en tu casa?
Era Asther, aún llevaba puesto el uniforme de la academia, en su mano sostenía un libro, parecía que había venido a leer. Lo miré por un momento antes de acercarme a su lado.
— Vine a pensar. No interrumpas mis pensamientos — me quejé. — ¿Y tú? ¿Qué haces aquí?
— No sabía qué podías pensar — dijo de manera burlona —Recuerda que este es mi jardín, puedo venir a la hora que quiera — respondió Asther de manera concisa.
Solté una carcajada al escuchar sus palabras, luego le hice un par de señas para qué se sentará a mi lado.
Asther se acercó a mí con pasos pausados, la forma en la que caminaba se me hizo similar a la de un gato, había cierto aire perezoso en sus pasos.
— Este lugar es tan fragante — susurré mientras recogía otra flor de jazmín y me la llevaba a la boca. Sin embargo, Asther me detuvo antes de que me la pudiera comer.
— No te la comas, no creo que sea bueno comer flores. No es como si fueras una mariposa.
Torcí los ojos haciendo caso omiso a las palabras de Asther. Luego sujeté un puñado de flores y me las llevé a la boca. Asther solo torció los ojos, sonreí con picardía mientras agarraba otra flor y se la ofrecía, para luego comérmela.
— Tampoco quiero comerlas, pero no me puedo detener. Estoy pasando por una pequeña crisis de ansiedad — le dije recostando mi cabeza sobre su hombro. — Como quisiera que mi vida no fuera tan complicada.
Tras decir esto, cerré los ojos mientras inhalaba el aroma de las flores. A mí alrededor solo se escuchaba el sonido de los pájaros junto con el retumbar de mi corazón. Por un momento pensé que Asther y yo éramos las únicas personas en el mundo. Dentro de este lugar de ensueño era muy fácil olvidar las preocupaciones. Al final, ¿quién tiene el tiempo de pensar en algo más cuando el paisaje es tan hermoso?
— ¿La situación en la frontera es tan mala? — pregunté luego de unos minutos — ¿Es cierto que se puede desatar una guerra?
No quería que eso sucediera. A lo largo de la historia de la humanidad, las guerras nunca dejaron nada bueno, en las guerras no había un lado ganador, después de todo, no se podía obtener una victoria pisoteando la vida de cientos de miles de personas. Las guerras solo traen consigo caos, destrucción y muerte.
Asther no respondió por un tiempo, como si estuviera buscando las palabras para explicarme lo que estaba pasando realmente a las afueras del reino de Norden.
— Sí — dijo con voz pesada — Se ha desatado una ola de ataques sin precedente alguno en la frontera. Las personas que fueron a investigar dedujeron que los vampiros están detrás de este caos. Pronto se hará un comunicado sobre este tema. Sin embargo, no pensé que estarías preocupada por la situación del reino, eso es un poco extraño en ti. Eres Mia, ¿cierto?
Asther me miró de manera sospechosa, abrió y cerró la boca por un momento.
— ¿No estarás pensando en abandonar el reino? Si eso quieres hacer de una vez te digo que estarías entrando a tu propia muerte. Esto no lo sabe nadie, pero hace unos días se informó que un avión con setenta personas desapareció a las afueras — dijo con seriedad.
Me sorprendió escuchar aquello, así que el asunto era serio. Contemplé los destellos anaranjados en el cielo mientras pensaba en las cosas terribles que iban a pasar si se desataba una guerra. En lo que me iba a pasar.
¡Dios, no quiero morir sin antes ver a mi nana, no es justo!
— ¿Estás pensando en irte? —. Asther preguntó de nuevo, su tono era serio, cargado de un sentimiento protector.
— No quiero escapar, es que… es que quería ver a mi nana. Ella estaba planeando venir a visitarme — confesé — Pero ahora veo que es imposible en este momento que ella me visite. No quiero que se encuentre en peligro por mi deseo egoísta, por lo que esperaré como una buena niña hasta que todo se resuelva.
Abrí los ojos y me alejé de Asther mientras recogía otra flor de jazmín.
¿Por qué eran tan adictivas?
— Así que era eso. Por la seguridad de tu nana es mejor que no venga en estos momentos.
— Lo entiendo — le dije sonriente.
Después de decir aquello me levanté del suelo y empecé a estirar mis músculos, ya que el trayecto hasta la mansión era un poco largo. Luego de hacer esto saqué mi celular con la intención de tomar algunas fotos de las flores para subirlas a mis redes sociales.
— Me dan ganas de quedarme aquí para siempre. Creo que nunca me cansaré de admirar esta vista — susurré. — ¡Son tan hermosas y fragantes! ¡Las amo!
— Algún día te aburrirás de verlas— replicó Asther con una sonrisa imperceptible en sus labios. — Pareces el tipo de persona que cambia de opinión fácilmente.
— No soy así, cuando decido algo es para toda la vida — refute — Nunca me rindo cuando tomo una decisión, siempre voy hasta el final.
— Incluso si sólo te romperá el corazón.
— Sí, incluso si mi corazón se rompe en mil pedazos nunca me arrepiento de mis decisiones. Deberías saber que en este mundo no hay medicina para el arrepentimiento.
Espera… estamos hablando de las flores, ¿cierto?, ¡¿cierto?!
Asther se levantó del suelo, una sonrisa imperceptible adornaba su rostro. Mientras pensaba en nuestro intercambio, vi con absoluta fascinación como la máscara que ocultaba el lado izquierdo de su rostro se caía al suelo. Él se mostró sorprendido ante este tipo de acontecimiento, miró confundido hacia abajo antes de que sus ojos se fijaran en mí, pude ver el pánico en sus ojos cuando se encontraron con los míos. Asther instintivamente se llevó una mano a su mejilla para cubrirla, pero era demasiado tarde, ya había visto cada detalle de su rostro.
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Editado: 17.11.2024