Mía:
Estoy sola en la habitación, Andrew no llego a dormir. No entiendo el porque de su comportamiento, cierro mis tratando de consiliar el sueño pero nada hasta que siento su aroma cada vez más cerca. Cierro los ojos para fingir que estoy dormida, lo escucho adentrarse y caminar.
Unos minutos después lo siento hundiéndose a mi lado de la cama, su brazo pasa alrededor de mi cintura y se pega a mi, siento como acerca su cabeza a mi cuello y se embriaga de mi aroma.
— Se que estás despierta Mía — Susurra.
— ¿Cómo te diste cuenta? — Susurro con los ojos aún cerrados.
— Tu respiración es más pesada cuando duermes y normalmente estás acostada al lado donde me encuentro — Me está empezando a conocer.
— ¿Dónde andabas? — No puedo evitar preguntar.
— Estaba en la oficina — Miente.
No respondo se que me miente porque yo estuve en su oficina buscándolo y no estaba ahí en ningún momento.
— Mia — Me llama.
No le hago caso, detesto las mentiras y se supone que para que una pareja funcione debe de haber confianza. Cuando dije que quería encontrar a mi mate era porque me imaginaba un mundo lleno de fantasías donde nos dejábamos llevar por nuestra naturaleza y el me bajaria la luna y las estrellas, que equivocada estaba.
Mi unión con Andrew exige la marca e intimidad normalmente los mates tienen intimidad el mismo día, pero me considero una loba fuerte que no se a dejado llevar por las hormonas y he pensado con el cerebro.
[...]
— ¿Sigues molesta? — Susurra Andrew a la mañana siguiente.
— Nunca dije que estuviera molesta — Me defiendo.
— Estas molesta — No es una pregunta es una afirmación.
— Claro que lo estoy Andrew, ayer no estuviste en tu oficina porque yo estuve ahí esperando a que llegaras a resolver los asuntos de la manada — Confieso.
— Mía todo tiene una explicación — Trata de excusarse.
— ¿Eres el hijo de Cohen? — Me doy la vuelta para ver sus ojos y saber si miente o no.
— Mía... — Su tono es de advertencia.
— Mía nada, ¿Eres el hijo de Cohen? — Vuelvo a preguntar.
— No te importa, nadie te está pidiendo que averigües cosas dónde no tienes que meter la nariz — Esta furioso pero yo también.
— ¿Sabes algo? Me hubiera gustado un mate que sea sincero conmigo y no me oculte cosas como lo haces tú — Reprocho enojada.
Me levanto de la cama para alejarme lo más que puedo de el, si Andrew no me da respuestas Cohen lo hará. El palacio está a un par de horas pero sólo se ingresa si le pido a una bruja que me tele-transporte a el palacio por suerte se dónde hay una.
Ni siquiera me baño simplemente me cambió delante de Andrew, si importarme aumentar el deseo porque lo siento.
— ¿A dónde vas? — Interroga.
— No te importa — Respondo igual que él.
— Si me importa — Lo escucho levantarse.
— Bien, si tu no me das respuestas Cohen me las dará y ni siquiera se te ocurra detener-me porque soy capaz de rechazar-te por mentiroso — Claro que no soy capaz solo lo estoy amenazando.
— Tu no puedes irte y menos a preguntar cosas absurdas — Reprocha.
— Si puedo y no son cosas absurdas si se trata de tu vida Andrew — Defiendo mi opinión.
Busco mis botas y me las coloco, mi nido de pelo lo hago en un desordenado moño pero se ve muy bien. Busco una mochila donde hecho dinero y mi celular, Andrew está sentado en la cama viendo a un punto fijo. Me da igual y me encamino a la puerta.
— Si soy hijo de Cohen — Suelta frustrado.
Holaaa.
Espero les guste un beso. 💋