La Mia Metá

capitulo 5

Sarah

Me encerré en la habitación que huéspedes que tienen Pedro y Juana en su casa. En este momento no quería ver a nadie.

¿Quién iba a pensar que mi fantasía se volvería realidad? Y con semejante bombón

Esto debe ser una locura, una maldita broma ¿O no?

¿Será que lo que estoy deseando se está haciendo realidad?

Cierro los ojos.

Deseo Un millón de dólares. Abro los ojos y no encuentro nada de dinero. Resoplo y escucho unos toques en la puerta.

—Pase— Susurro y veo una mujer que acompañaba al bombón hace un momento.

—Hola ¿Puedo pasar?— Asiento con mi cabeza y ella entra sonriendo.

Es una hermosa mujer, se ve que tiene dinero pero en su mirada puedo detallar que es buena persona.

—¿Puedo hacerte una pregunta?— Asiento en silencio y ella se sienta a mi lado en mi cama —¿Alguna vez has escuchado sobre La mía Metá?—

—Sí, pero tengo entendido que es una simple leyenda— La señora me sonríe.

—Pues yo no diría una simple leyenda— Dice —La Mía Meta es real y lo puedo decir por experiencia propia— Abro los ojos y me levanto nerviosa de la cama.

—Eso no puede ser cierto— La miro — Esas cosas no pasan— La señora se levanta y se acerca hasta donde estoy acaricia mi mejilla.

—Créelo cariño que hay cosas que podemos creer que no son verdad pero lo son—

—¿Los hombres lobos existen?— Pregunto y ella suelta una carcajada.

—No para nada.

—¿Vampiros, hadas?— Niega.

—Digamos que esas cosas de fantasía no existe pero sí que todos tenemos un alma gemela en algún lado lo hay— Dice y saca una tarjeta y me la entrega — Quiero que te calmes y empieces asimilar lo que está pasando y cuando quieras saber las repuestas ven a mí y yo calmare tus dudas— Asiento y miro su tarjeta.

—Gracias— Susurro y la veo caminar hacia la puerta. En ese momento se detiene y me mira sobre su hombro.

—Solo te puedo asegurar una cosa— Dice —La mujer que este al lado de mis hijos van a ser realmente felices— Susurra con orgullo — He criado grandes hombres para que estén con grandes mujeres— Guiñe su ojo —No temas en ser feliz— Dice esto último y sale de la habitación.

Me quedo pensando un rato. La verdad es que tengo mucho miedo y no sé cómo manejar esta situación.

No sé cuánto tiempo pasa para que logre salir, todo se escucha en silencio y asumo que se han marchado. Suspiro sintiendo un alivio y voy a la cocina donde están Pedro y Juana.

—Hola— Digo y entro a la cocina. Pedro está sentado en un asiento del pequeño comedor que hay en la cocina y me sonríe.

—Hola pequeña ¿Cómo estás?— Pregunta.

—No lo sé— Encojo mis hombros —Me parece absurdo todo esto— Suspiro — Pero no puedo evitar en sentir emoción— Pedro palmea al lado de su asiento, me acerco y me siento. Juana se acerca con mis galletas favoritas, besa mi frente y sale dejándome sola con Pedro.

—Sabes que no debes temer— Dice y toma mi manos sobre la mesa — Conozco a esa familia desde que llegue a este país y puedo decirte que son buenas personas—

—Se ven que lo son— Digo — O eso creo— Meto una galleta a mi boca y la saboreo —Por cierto ¿Dónde está mi hermana?— Hablo con la boca llena y Pedro sonríe negando con la cabeza.

—Ella también desapareció cuando tú lo hiciste— Dice y se levanta —Me iré a descansar un rato, hemos tenido suficientes emociones por un día— Besa mi frente y sale de la cocina dejándome sola.

Me como un par de galletas más y salgo de la casa de Pedro. Debo meditar con mi almohada en saber qué decisión tomar, lo que sí puedo asegurar es a la que no le va a gustar nada de esto va a ser a Laura que seguro pegara el grito al cielo.

Me detengo en el andén y empiezo a buscar mi motocicleta. LA ansiedad empieza a crecer cuando no la veo por ningún lado.

—¡Ey!— Le grito al vecino chismoso que está al frente de la casa de Pedro. Si hay algo que deseas saber pregúntaselo a el —¿Sabes que paso con mi moto?— El viejo me mira mal y se da la vuelta, ruedo los ojos y busco con mi mirada alguna persona que me pueda dar información.

¿Se habrán robado a mi bebe?

Mis ojos se humedecen, no puede ser posible. Mi pequeño es una pequeña chatarra y nadie más que yo se atrevería manejarla.

—Toma— EL viejo metiche me pasa una tarjeta — Un hombre que estaba en esa casa se la llevo— Dice de mala gana y yo abro mis ojos.

¡Maldito! Ojala no sea quien creo que es.

Observo la tarjeta y esta su número de celular y el de su empresa. También el logo de ella y dirección. Decido que es hora en hacerle una visita a ese cretino y dejarle los puntos claro de quien manda en esta relación.

¿Dije relación? ¡Mierda! Debo dejar de leer novelas en Wattpad.

Hace mucho que no acostumbro abordar el autobús y cuando llego a mi destino suspiro de alivio. Como extraño a mi bebe, siempre refresca mi rostro aunque me haga comer algunos insectos.



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En el texto hay: almasgemelas, destinos, hilorojo

Editado: 06.09.2024

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