Desde que recuerda, Oliver ha sido un chico agradable, siempre amable con todos y con una sonrisa en los labios. Pero la vida ha sabido quitarla poco a poco, hasta que ya no queda nada de ese chico ingenuo. Sus experiencias han sido duras y su mirada gacha para evitar más golpes.
Un día en especial decide que ya no más. Ya no será ese chico introvertido que teme que las personas se le acerquen. Ya no será aquel al que todos ignoran, ahora todos van a voltear sus cabezas cada vez que el pasa para obtener un vistazo de él. Su mirada nunca estará más por los suelos, sus ojos siempre van a estar al frente con valentía y desafío.
Oliver ya no será nunca más el mismo.