Thiago camina por los pasillos del colegio con la esperanza de encontrarse de casualidad con Karen, luego de tanto andar termina en el patio, mira a su alrededor, aún teniendo esas ganas puestas en juego y la encuentra sentada abajo de un árbol. Al verla se emociona y se llena de nervios, su cabeza se llenaba de preguntas, se acerca decidido a hablarle, en su mente preparaba un discurso, tenía los temas para que no haya silencio.
—Hola, buenos días.
Karen deja el libro que estaba leyendo para prestarle atención.
—¿Buenos días? Son las dos de la tarde.
—¿Entonces como se dice? ¿Buenas tardes?.
—Exacto, solo tenias que pensar.
—No me hagas pensar, me pasé toda la mañana matándome la cabeza. ¿Pasaste de año?.
—Si, ya pasé.
—¡Wow! Qué bueno, ¿A qué especialidad te piensas anotar?.
—Aun nosé muy bien, tengo dos en mente.
—Deberias pensar rápido y anotarte en Diciembre, porque después quedan las más aburridas, como sociales o economía, ahí van los cerebritos.
—Entonces no me preocupo, a una de esas me gustaría entrar.
—Perdon, creo que metí la pata, no quería llamarte cerebritos, ni nada por el estilo, solo intentaba ser gracioso.
—No entiendo tu humor.
—Si, ya me di cuenta.
Él se sienta a su lado, respetando la distancia entre ambos para no ponerla incómoda, solo quería pasar un buen rato con ella.
—Ya se vienen las vacaciones de verano, ¿No estás emocionada?.
—¿Emocionada por no poder dormir en las noches por el calor o los mosquitos? ¿Para que las moscas molesten? ¿Para transpirar como hiena? No podré ni siquiera tomar té, No, aún no me preparo psicologícaménte.
—Si que tienes una visión de las cosas muy rara.
—Estaba siendo graciosa.
—Parece que tenemos un humor diferente.
—No hace falta que entiendas mis chistes.
—¿Te vas a ir de vacaciones?.
—No, a ningún lado.
—¡Genial, ¿Quieres que nos juntemos en vacaciones a tomar un helado y transpirar juntos?.
—No, paso, que asco.
—Era una broma lo de transpirar, ¿A tomar una bebida?.
—No.
—¿Al cine?.
—No, gracias.
—Vamos hacer algo, quiero verte en verano.
—¿Tienes teléfono?.
—Si, te paso mi...-.
—¿Me lo puedés prestar?.
—Si.
Él le entrega su celular y aprovecha inconscientemente a rozar su mano con la de ella.
—Ah ya se, ¿Vas a anotar tu número, no?. ¿Eh?. ¿Qué haces?.
Ella le tapa la cara con su campera y se saca rápido una foto con su celular, luego se lo devuelve sin que él pueda sospechar.
—¿Querias verme en verano? Te dejo una foto.
—A esto no me refería.
Él intenta ver la foto pero inmediatamente ella le tapa la pantalla con ambas manos.
—Hey, déjame verla, es mi celular.
—Dijiste que querías verme en verano, mírala en esa fecha entonces.
—Pero...-.
—Prometelo.
—¿Entonces tengo que verla el veintiuno?.
—Dije que en verano.
—El veintiuno comienza verano.
—Entonces si.
Ella despega las manos de la pantalla.
—¡No mires!.
—¿Que?.
—Que no mires.
Le tapa los ojos con una mano para usar la faltante para tomar su campera y tirarla encima de él, luego de unos cortos segundos le entrega su celular mientras se destapa.
—Listo.
—¿Que hiciste con mi celular?.
—Nada que te importe, hiciste una promesa.
—Esta bien, la voy a ver el veintiuno, que lindo, nuestra primera promesa.
—Cállate.
Ella se sonroja al escuchar sus palabras y prosesarlas en su cabeza, le daba diferentes significados, no sabía muy bien que responder, estaba poseída por los nervios, solo se quedaba mirando el suelo mientras conversaba con ella misma.
—¿Por que no me puedo levantar? Siempre fue fácil correr a la gente que me hablara, ¿Por que me cuesta tanto hacerlo con él? Me siento cómoda con su presencia, tengo ganas de sonreír, pero no quiero hacerlo, no quiero empezar algo que se que va a terminar mal, tengo que seguir con mi posición aunque me cueste, tengo que ser fuerte, muchas personas salieron heridas por mi culpa.
Joel entra a un supermercado junto a Jessica para buscar las cosas necesarias para preparar la cena.
—Bien, vamos a necesitar ravioles, carne molida, un puré de tomate, queso, manteca y verduras.
—Solo compra, no me digas, yo no sé cocinar.
—Esta bien, solo quería que sepas que si sé cocinar Joy.
—No me digas así.
Comienzan a pasearse por todos los estantes, ella se distraía con cualquier cosa que veía, todo le llamaba la atención, mientras caminaban el carrito se llenaba, se la veía muy madura mientras hablaba con los vendedores, su personalidad era estable mientras compraba, luego de terminar sus compras salen del local.
Joel llevaba las bolsas en la mano mientras Jessica luchaba con él para que la deje ayudar, pero no había caso, él estaba seguro de su decisión.
Comienzan su rumbo hacia la casa de Joel, Jessica estaba muy contenta, no deja de verlo y sonreír como una niña entusiasmada.
—¿Por que sonríes tanto?.
—No sé, estoy muy feliz.
Jessica se frena al recordar algo y vuelve corriendo al supermercado.
—¿Que pasó?.
Jessica se aleja, él intentó frenarla pero no pudo, no tenía otra opción que esperarla, luego de varios minutos volvía de nuevo, estaba agitada, levantaba una bolsa como si fuera su trofeo, su recompensa.
—Faltaba el helado.
—¿Solo por eso volviste?.
—Es el postre, es muy, pero muy importante.
—Bien, ¿Cuanto salía?.
Le decía mientras despegaba su mirada de ella para encontrar su bolsillo y sacar su billetera.