La Muerte

Atrapada

Todo podría haber salido bien, pero en ese momento llegó Baris, quien antes de la selección había sido mi mejor amiga, ahora era mi enemiga.

-¡¡Quédate donde estas!!- gritó ella

Vi lo que tenía, era el arma, la que se des hacía de toda la muerte, si liberaba a lo que había dentro sería mi fin.

Cuando el arma es liberada, solo ay una manera de detenerla: matando al ser vivo que la liberó, solo se podía usar si el consejo lo permitía, eso quería decir que ella no había obtenido el permiso.

-¿Qué piensas hacer con eso?- pregunté riéndome.

-¿Piensas que me asusta?-

Vi con satisfacción como componía una mueca, al darse cuenta de que no me había asustado.

-Si libero esto, será tu fin- dijo ella 

-Pero no inmediatamente, pueden pasar meses, incluso un año- exclamé calmada mente y con una sonrisa en mis rostro. Me hacía gracia que pensara que eso me afectaría, si lo liberaba, podría matarla ahí mismo, y no sería problema.

-Lo voy a hacer, si no les dices a todos que se detengan-

-¿Y por qué lo haría?- dije fríamente.

-Porque si no, el consejo te llevará al vacío-

En ese momento actué como si nada, pero el vacío era una prisión, donde como el nombre lo dice no había nada, podías estar siglos allí, ya que en ese lugar no necesitabas dormir, ni comer, no tenías ninguna necesidad, estabas solo, y a oscuras, la mayoría prefería morir a estar en ese lugar.

-Créeme, no quieres hacer eso ¿o si Emma?-

-¿Te acuerdas de mi nombre?-

-Claro que si, eres mi mejor amiga- hice énfasis en eres, y lo dije fingiendo felicidad.

Ella sonrió, siempre había sido fácil de manipular, nunca había tenido carácter, y eso sería su perdición, se preocupaba por los demás, así que era débil.

-Pero...- dijo ella

-¿Qué?, no quieres que sea tu mejor amiga- me acercaba a ella lentamente, para quitarle el arma.

-Hace mucho tiempo que ni nos hablamos- dijo

-Eso se puede arreglar- estaba escuchando voces y pasos, tenía que darme prisa o me atraparían.

-Ahora dame el arma Emma-

-¡¡No!!- gritó ella, y acto seguido la liberó, salió un humo negro, y no tuve más opción.

Saqué mi guadaña (la guadaña es el arma que usa la parca, o la muerte), me dirigí hacia ella, y ví como se reflejaba el horror en sus ojos, y eso me gustaba, que me teman. La corté por la mitad.

-Pensé que éramos amigas- dijo debilmente

-¿Amigas?, eres el ser más despreciable que conozco- dije con asco.

Ella asintió y se quedó ahí. Me di la vuelta decidida a irme, pero me di cuenta de que estaba rodeada, y alguien me tomó por el brazo con fuerza.

-¡Suelta la guadaña!- dijo Omur

-Te queda bien el ojo con sangre- dije y solté la guadaña.

-También te quedaría un parche- dije sarcásticamente y sonreí con malicia.

Sentí como me golpeaban en el estómago, con tanta fuerza que hicieron que me doblara.

-¿Enserio en el estómago?- pregunté calmada mente.

En ese momento me inmovilizaron y me llevaron ante el consejo, seguramente iba a pasar mucho tiempo en el vacío. 

Me di vuelta y vi el cuerpo de Baris (Emma), y sonreí.

-Le sienta bien estar cortada en dos- dije eso y me reí, mientras los demás se alejaban por miedo a que tomara represalias.

 



#16115 en Fantasía
#34477 en Novela romántica

En el texto hay: guerra venganza amor

Editado: 13.09.2020

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.